In Memoriam: 75 años de Bela Drácula Lugosi
Querido diario:
Casi todas las biografías sobre Bela Lugosi comienzan recordando sus presuntas últimas palabras ("Yo soy el conde Drácula, el rey de los vampiros, soy inmortal"
Bela Blasko fue el enfermo drogadicto, patético, y acabado que recordó Martin Landau en Ed Wood, pero eso sólo fue el final. Bela no tuvo la suerte de César, al que le dieron la muerte inesperada que había dicho preferir, pero no se equivocó mucho al creer en su locura final que había alcanzado la inmortalidad… de celuloide, cinta o digital, pero un buen cacho de inmortalidad. De hecho va a quedar siempre más de Bela que de César, je, je, je…
El sex appeal del húngaro tuteaba en sus años de esplendor (desde el 31 al 36) al de figurines como Clark Gable o Errol Flynn.
El sueño de Lugosi no fue el conde transilvano, ya que odió ser encasillado como Drácula, quería crear una productora con los criterios de su formación teatral adquirida en los escenarios de Budapest. Ser un actor "serio", respetable. No pudo porque era un manirroto compulsivo que gastaba antes de ganarlo, y tuvo que refugiarse en la morfina y en un contrato draconiano con la productora Monogram, culpable en buena parte de que su estrella se apagase definitivamente durante los años cuarenta. Al final, se vio obligado a arrastrar penosamente la capa de Drácula por night clubs y cabarets de baja estofa, llegándose a alienar con su otro yo hasta límites nunca aclarados del todo.
Le he pedido a mi tío que me contara algo y me lo ha contado....
Aquí tienes un buen mp3 sobre Bela....