Recordando clásicos: “Raquel, Raquel” (1968), prometedor debut de Paul Newman en la dirección
Querido primo Teo:
Paul Newman sorprende en su debut como realizador con una valiosa obra que emana sensibilidad, intimidad y honestidad. La vida de una treintañera que, 14 años después de morir su padre, se encuentra atrapada en un pueblo sureño, con una desesperada búsqueda de afecto. Su tediosa vida se resume en dar clases en un colegio y volver a casa a cuidar a su madre. En el fondo, como persona, sigue siendo una niña, con un atroz miedo al contacto humano, muy introvertida, inocente y por momentos, casi al borde de una depresión.