"Una joven prometedora"
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El argumento: Cassie tenía un brillante futuro por delante hasta que un desagradable incidente truncó su carrera. Ahora nada en su vida es lo que parece: es inteligente, audaz y vive una doble vida de noche. Cassie tiene la oportunidad de enmendar todo lo que no salió bien en su pasado... vengándose de los culpables.
Conviene ver: "Una joven prometedora" es una película difícil de recomendar y, sobre todo, de clasificar ya que su mezcla de géneros es algo pocas veces visto y puede dejar a más de un espectador fuera de la misma pensando que o bien transgrede demasiado o no se sabe si retrata a una justiciera de nuestro tiempo o a una psicópata que se apoya en la venganza para desbordar sus frustraciones. En todo caso quién entre en su juego se encontrará con una sátira feroz que pervierte géneros y que es muy pertinente en unos tiempos en los que la sociedad, en aspectos como el #MeToo, ha dicho que basta ya y que no está dispuesta a seguir soportando los desmanes y abusos de un sistema patriarcal que se ha permitido en basar el poder que le ha dado el dogma imperante a lo largo de muchos años para su uso y disfrute tirando de cosificación y sentimientos de posesión en las relaciones entre hombres y mujeres derivando incluso en la violación. Es un trabajo muy valiente que puede levantar ampollas entre los que no les guste verse reflejados en el espejo y que será jaleado por una sociedad cada vez más abierta, diversa y contestataria. “Una joven prometedora” llega a incomodar al cruzar determinadas líneas en su transgresión y en sus posicionamientos morales a la hora de repartir culpas, además de tener un montaje y una puesta en escena que esconde la oscuridad en tonos pastel que acrecienta la sensación de cierto desquicie, pero no desbarra y se mantiene firme ante los matices de una protagonista que no pretende ser una heroína pero que sí que es compleja e imperfecta como somos todos en el que es un retrato mucho más certero de lo que es la sociedad de hoy en día, así como las relaciones entre hombres y mujeres, que el concepto de idealismo de pareja que se estiró en el cine de los 90. Una comedia negra con mucha mala baba en su matiz romántico y con apuesta por un thriller que te mantiene en vilo y que lleva a qué nunca sepas por dónde va a virar la historia y quién es el que termina dando la última carcajada, algo que provoca que supere cualquier atisbo de previsibilidad llevándonos por donde quiere. Retorcida, feminista e inteligente es junto a series como “Podría destruirte” o películas como “The assistant” un perfecto retrato de cómo la sociedad ha tardado pero finalmente ha salido del letargo en el que se ha mirado a otro lado siendo muchos cómplices de todo ello a través de la cultura del silencio y sin decidirse a tomar una conducta activa, incluso etiquetando a base de prejuicios (tanto consciente como involuntariamente) y rumores pensando que si a alguien le pasa algo malo en lo referente al sexo es porque se lo ha buscado. Una propuesta imposible de entender en el cine de hace unos años y que ahora se erige como retrato de un tiempo al que muchos todavía intentan adaptarse y entender. Un subgénero de venganzas en femenino cada vez más amplio con ejemplos como "Carrie" (1976), "Kill Bill" (2003), "Jennifer's body" (2009) o "Revenge" (2017).
Carey Mulligan demuestra que es mucho más que la actriz de rostro candoroso, una mezcla entre Audrey Hepburn y Jean Simmons, con la que se le ha querido etiquetar en un mundo de moldes y encasillamientos. Su Cassie tiene un punto de desquicie revelador que le hace lamer sus heridas de un pasado del que piensa que no estuvo a la altura y, en cierta manera, llevar a cabo el exorcismo de un trauma arrastrado durante mucho tiempo y que ha convivido con ella sin que nadie le tendiera la mano para ayudarla o comprenderla, siendo en parte causa de una vida que no ha elegido y de la cual se ha dejado llevar quedando anclada en el tiempo tras lo sucedido en sus años de universidad trabajando precariamente como camarera, viviendo todavía con sus padres y disfrutando de noches de juerga y desenfreno con un fin que poco a poco se irá desvelando y que ha impedido vivir por ella misma y seguir el camino del futuro brillante al que iba encaminada. Lo que sería una chica desinhibida y “fácil” que se presenta como "cebo" para muchos hombres, mucho más jóvenes, atractivos y "normales" que la imagen de gordo sudoroso que se ha tenido del acosador, decisión inteligente a la hora de mostrar lo muy enraizado que está en nuestro entorno desmontando el cliché de la serie de televisión juvenil que ha calado en la cultura popular, encerrando la protagonista un aguijón que basa en su dominio de la situación su control en su viaje por el dolor y el duelo. Un personaje con aristas en el guión y que la actriz británica matiza de manera sobresaliente en su interpretación logrando que la violencia y el dolor sea más un vehículo para la reflexión que algo que quede plasmado de manera subrayada. La directora pretende desde su alabado prólogo la participación y la conciencia de un espectador que asiste atónito ante lo que se nos presenta como un juego macabro pero que encierra una desolación de un mundo con muchos grises en el que no sólo estamos perdidos sino que la experiencia y los golpes de la vida impiden construir relaciones sanas y de plena confianza con los demás, temerosos como estamos de recibir un golpe que nos deje tocados por siempre, algo que se ve en esa relación entre ella y el personaje de Bo Burnham, un antiguo compañero de universidad.
Una banda sonora tan desconcertante y libre de ataduras como la película, con mucha referencia a la música pop, a la estética kitsch y a esa versión de Toxic al violoncello que corona una playlist que es uno de los regalos del año como retrato emocional de su protagonista, redondea una película provocadora, atípica, diferente, cruel y rodada con mucha personalidad que, a lomos de un corcel indomable, no descabalga sino que corre melena al viento para que en parte con los actos del presente se enmienden los actos que tanto dolor han dejado a su paso. Atención a la analogía que propone la directora con algunos encuadres que nos dejan a una protagonista casi como una mártir con alas haciendo referencias a signos religiosos. Eso sí, el final levantará ampollas por todo lo que tiene de impacto catártico por un lado pero también de extraño cierre teniendo en cuenta cómo se ha cuestionado a lo largo de la cinta el papel de las instituciones y la justicia para garantizar la seguridad de las víctimas. Una propuesta magnética y funambulista que lleva al espectador por donde quiere haciendo que su irregularidad sea su mejor baza, e incluso se convierta en virtud ante los cambios de tono que podrían hacerla naufragar, con giros imprevisibles que voltean emocionalmente al espectador para dejarlo a merced de su ética e integridad a la hora de decidir desde qué prisma ver la vida y el futuro que queremos para la sociedad en la que vivimos.
Conviene saber: 5 nominaciones a los Oscar 2021 (película, dirección, actriz, guión original y montaje) para el debut en la dirección de Emerald Fennell.
La crítica le da un OCHO