"Un paso adelante"
La web oficial.
El argumento: Élise, de 26 años, es una gran bailarina clásica. Sufre una lesión durante una función y le informan que tendrá que dejar de bailar. A partir de ese momento, su vida da un vuelco y Élise tendrá que aprender a reconstruirse...
Conviene ver: El mundo del ballet ha dado mucho juego en el cine con películas como “Billy Elliot” (2000), “The company” (2003) o “Cisne negro” (2010) pero siempre sacando a la luz ese aspecto de sacrificio, perfeccionismo y obsesión. “Un paso adelante” se centra en una joven bailarina clásica que durante una representación sufre una lesión que trunca su prometedora carrera, coincidiendo con el hecho de enterarse de que su nuevo amor le estaba siendo infiel. Tras el shock inicial que le llevará a hundirse entre conversaciones con su fisioterapeuta, sus amigas o sus hermanas, la vida le llevará a tener que mantener su pasión pero de otra manera, teniendo que reconstruirse, lo que le llevará a introducirse en una residencia juvenil para artistas regentada por una mecenas apasionada de la gente que hace arte en la que se combina el ballet clásico y la danza contemporánea sintiéndose parte de un lugar que fomenta el espíritu colectivo a través de la emoción, el humor, el amor y sobre todo la pasión común. La manera de reconducir su vocación a la nueva vida que se abre hacia ella y verlo como una oportunidad y como una manera de seguir acercando el arte al público a través de ella rodeándose de gente que le comprende y que comparte sus sentimientos y sus motivaciones, frente a un padre incapaz de decir "te quiero" que siempre ha pensado que lo que hace su hija no es más que una distracción y no es un instrumento de provecho como si hubiera estudiado para ser abogada como él. Una película que habla de artes como el baile o la cocina a la hora de alimentar nuestro espíritu y también ser vías de salvación que son capaces de llevar a lo más alto al abrazarlas a pesar de que se haya tocado fondo.
Una cinta que da buen rollo y ganas de vivir a pesar de las adversidades con un mensaje positivo que acaba iluminando la cinta más allá de la premisa inicial gracias al buen hacer de su protagonista, la también bailarina en la vida real Marion Barbeau, que encabeza un reparto equilibrado, definido, natural y carismático en una propuesta que transmite buen rollo y energía juvenil sazonado por unas coreografías estupendas tanto en lo estético como en lo musical que se erigen como una reivindicación del arte desde el punto de vista más rebelde, libre y pasional. Una plasmación casi primaria de lo que el cuerpo es capaz de hacer como vehículo de transmisión captando esa electricidad que genera el baile y que sólo puede entender el que lo vive en primera persona o el que es capaz de apreciar su belleza y significado. El director Cédric Klapisch (“Una casa de locos”, “Tan cerca, tan lejos”) sigue teniendo esa habilidad para hacer de lo cotidiano único y universal retratando como pocos los miedos e inseguridades de los jóvenes, bien sea los de hace 20 años o los de ahora, centrándose en la camaradería colectiva pero también esa insatisfacción y desorientación tan habitual tanto en lo personal como en lo profesional ante la fugacidad y vaivenes por los que nos lleva la vida en forma de desamores, caprichos del destino o giros del destino. Un director interesante que, sin terminar de brillar con una película incontestable, ofrece un cine honesto y con la precisión quirúrgica de un sociólogo en una cinta que alienta con encanto y complicidad la necesidad de reinventarse y de seguir adelante y, si es dejándose ayudar por los demás, mejor por toda la fuerza que da para el espíritu formar parte de un colectivo con el que se está en sintonía y que nos refuerza, alienta, empuja y apoya hacia el siguiente paso.
Conviene saber: 9 nominaciones a los premios César 2023.
La crítica le da un SIETE