"Tenéis que venir a verla"
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El argumento: Dos parejas de amigos se reencuentran. Escuchan música, hablan, leen, comen, pasean, juegan al ping-pong... Puede parecer poco para una película, por eso “Tenéis que venir a verla”.
Conviene ver: “Tenéis que venir a verla” es un nuevo proyecto experimental de Jonás Trueba que ahora ofrece un trabajo de una hora de duración que pretende ser una reivindicación de la experiencia del cine en salas frente al abuso de las plataformas acelerado por la pandemia. Volviendo a ese concepto de compañía teatral a la hora de rodar con sus intérpretes, Itsaso Arana, Vito Sanz, Francesco Carril e Irene Escolar forman las dos parejas que se ponen frente a frente mientras cuestionan sobre la vida, el arte y la situación emocional y económica en la que nos ha dejado todo lo que hemos vivido. Un nuevo retrato por parte del director de unos jóvenes urbanitas y cultos, quizá demasiado idealizados y literarios en sus diálogos, pero muy terrenales en los problemas de hoy en día, desorientados todos y noqueados muchos. Un trabajo en el que sobrevuela el desánimo generalizado tras la pandemia (sobrevolando a pesar de que no se expresa) y la cercana crisis de los 40 a la que se asoman estos personajes, antes jóvenes ilusionados y pasionales y ahora adultos aburridos y confusos arrollados por las circunstancias de una vida a través de su reflejo en el arte.
También estamos ante el contraste de una Madrid cada vez más impersonal y sucia y un campo libre aparentemente pero dependiente de la gran urbe así como de las inquietudes artísticas e intelectuales de unos y las más pragmáticas y mundanas de otros en el que unos hablan de su dieta mientras otros les dirigen una reflexión filosófica. Cine conversacional en forma de ensayo existencial rodeados de la literatura de Peter Sloterdijk, música jazz, comida, sueños y paseos reveladores y, ante todo, el poder de la amistad, todavía hoy y la necesidad de la conexión emocional con los demás, captando esos momentos de la vida tan sencillos como inolvidables de cara al futuro en los que personas diferentes necesitan recalar entre ellos aunque sea sólo durante una jornada para a partir de ahí volver a tomar impulso frente al oleaje de la vida. Una pieza de cámara deliciosa que cuenta tanto con tan poco y que demuestra la lucidez de un director cada vez más libre y maduro que con su cine combate frente al desencanto generacional alentando a que precisamente, por ser este hecho compartido, eso es suficiente para encontrar el apoyo y la comprensión entre los que nos quieren (y también lo sufren) para no tomarnos como algo personal que la vida la haya tomado con nosotros.
Conviene saber: Jonás Trueba sigue asentándose cada vez más en el cine español con un sello personal y característico tras el éxito crítico tanto nacional como internacional de "La virgen de agosto" (2019) y “Quién lo impide” (2021).
La crítica le da un SIETE