"Suro"
La web oficial.
El argumento: Helena e Iván se proponen construir una nueva vida en los bosques de alcornoques, pero sus diferentes puntos de vista sobre cómo vivir en la tierra emergen, desafiando su futuro como pareja.
Conviene ver: “Suro” es una valiosa ópera prima que se adentra en el contraste con la vida rural, algo que ha estado muy presente en esta temporada de cine español. En este caso una pareja de arquitectos de Barcelona (Pol López y Vicky Luengo) que deciden iniciar una nueva vida reformando una casa en ruinas una zona rural rodeada de alcornoques y en la que es habitual la recogida del corcho a través de la corteza de los árboles. A través de la relación con un grupo de jornaleros, y el paso de las seis semanas de recolección, se pondrán a prueba las prioridades de una pareja en un momento de inflexión ante la próxima llegada de su primer hijo y el hecho de tener que revisitar sus concepciones del mundo con el racismo y el clasismo como protagonistas y el hecho de afrontar un nuevo entorno en el que hay mucho de postureo por darse el gusto de moda y no tanto de convicción al desmontarse de raíz la vida de dos urbanitas de manual. Un hecho que se pondrá de manifiesto cuando él, a pesar de ser visto como el patrón, pretende ser uno más uniéndose al grupo de temporeros desde cierta posición de condescendía moral y la presencia de unos inmigrantes (y sus desconocidas condiciones de trabajo) harán que la estabilidad de la pareja se vea dinamitada más cuando el prejuicio y el odio prende como un polvorín como reflejo de una sociedad que vive en la diferencia, el miedo y la inseguridad frente al otro.
Un thriller en el que se va generando tensión frente a la calma aparente de la rutina de largas jornadas de campo en el que el sonido del hacha desmembrando la corteza va abriendo en canal también una relación en la que se han callado muchas cosas y en la que, sólo ante una situación extrema, van brotando a la superficie para poder ser verbalizadas y enfrentadas si se pretende asentar los cimentos de lo que pueda venir en el futuro. Una pareja que tiene su propio lenguaje aunque ellos mismos no sepan interpretarlo. Todo en una sociedad que intenta etiquetar a cada uno y en el que prima aquello que se pretende ser frente a los demás aunque eso no suponga más que engañarse a uno mismo. Es lo que ocurre con una solidaridad de boquilla que, a la hora de la verdad, no se traduce en hechos pero sí en palabras huecas. Una cinta bien armada y con un guión complejo y con capas que presenta a un personaje femenino de altura, difícil de entender y precisamente por ello rico y auténtico en el que las conversaciones, discusiones y los distintos puntos en los que está cada uno, tanto por conflictos previos como por forma de ser, mantiene una tensión latente por evidentes diferencias. Es por ello que Vicky Luengo está estupenda en un personaje que puede ser hermético y antipático para también destilar ternura y humanidad pero siempre ofreciendo el rol de una mujer fuerte que, a pesar de que tenga muchas dudas sobre los terrenos que pisa, es capaz de gritar, rebelarse, vivir y sentir como muestra un baile final desaforado y, sobre todo, libre al ser precisamente eso lo que pretendían encontrar allí y que sus propios convencionalismos están impidiendo.
Conviene saber: A competición en el Festival de San Sebastián 2022 y 2 nominaciones a los Goya 2023 en las categorías de actriz y dirección novel.
La crítica le da un SIETE