"Seis días corrientes"
La web oficial.
El argumento: Relata una semana en la vida de Valero, Moha y Pep, trabajadores de una pequeña empresa de fontanería y electricidad de las afueras de Barcelona. Formada por seis capítulos que narran las situaciones que surgen cuando los protagonistas se enfrentan a una reparación. Cada capítulo corresponde a un día de su semana laboral y se construye alrededor de la relación que se establece entre los protagonistas y los clientes que han solicitado sus servicios.
Conviene ver: “Seis días corrientes” bordea la ficción y el documental contando el día a día, tan costumbrista como cotidiano, de tres trabajadores de una empresa de fontanería y electricidad y los distintos clientes con los que se encuentran durante una semana en cada una de las jornadas mientras van de casa a casa arreglando averías entre bromas, enfados y un momento de cambio para ellos ya que si bien uno se jubila, después de tantos años y hastiado de ver como las nuevas generaciones no trabajan con el cuidado y la profesionalidad de antes, otro es inmigrante y está en su semana de prueba necesitando ese trabajo para regularizar su situación en España. Hay ternura y mucha verdad en esas visitas domiciliarias, en las conversaciones entre ellos, interacciones con los clientes (tan excéntricos como poco implicados con esas visitas y que van desde un centenario que explica su secreto de longevidad, un adolescente y sus hermanas pequeñas malcriadas, una fotógrafa que utiliza a uno de ellos como modelo o la casa multiconectada de un psicólogo que les hace verbalizar lo que nunca han hecho) y la muestra de una gran ciudad en su vertiente más obrera, en la que hay dificultades para llegar a fin de mes, confesiones en la barra de bar y se padece el drama de la falta de oportunidades, un sector poco valorado y el desarraigo de la inmigración intentando hacerse hueco en la gran ciudad mientras se comparte piso.
Se hace con el público gracias a su modestia, humanidad y el carisma de sus actores (Valero Escolar, Mohamed Mellali y Pep Sarrà), los cuales no son profesionales pero terminan inundando la pantalla habiendo encontrado la directora Neús Ballús un filón en su casting, a los que ha sabido poner en situación captando su sorpresa y reacciones, sobre una improvisación calculada por parte de la directora a la hora de mostrar aquello que vemos todos los días a nuestro alrededor y que no nos paramos a ver dentro de la celeridad de la rutina siendo un fresco tan reconocible como surrealista. Logran un carisma que conecta y que es muy natural reflejando más ese costumbrismo muy autóctono en el que las personas están por encimad e toda denuncia. Cine social que, a pesar de su vertiente dramática, inspira por su inocencia, encanto y calidez siendo también un canto a la convivencia y al desprejuicio necesario tanto de raza, estudios y clase social porque, al final, todos estamos en el mismo barco.
Conviene saber: Espiga de Plata y Premio del Público en el Festival de Valladolid 2021, mejores actores en el Festival de Locarno 2021 y nominada como mejor película de comedia en los Feroz 2022.
La crítica le da un SIETE