"No se admiten perros ni italianos"

"No se admiten perros ni italianos"

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La web oficial.

El argumento: Principios del siglo XX, en el pueblo natal de la familia Ughetto, Ughettera, norte de Italia. La vida en la región se había vuelto muy difícil y los Ughettos soñaban con una vida mejor en el extranjero. Cuenta la leyenda que Luigi Ughetto cruzó los Alpes y comenzó una nueva vida en Francia, cambiando así el destino de su amada familia para siempre. Su nieto vuelve sobre su historia.

Conviene ver: “No se admiten perros ni italianos” es una película en stop motion sobre la historia generacional de unos inmigrantes italianos en Francia. Un cuento con estética naif pero poso adulto que no le hace ser propuesta para el público infantil y que tira de la experiencia personal de la familia paterna de su director, Alain Ughetto, sirviéndole para hablar de temas como la inmigración, la xenofobia y el rechazo al diferente. Una historia de sacrificio que sirve de homenaje a unas generaciones que viajaron por Europa en busca de un futuro mejor en los albores del siglo XX mientras las enfermedades, las guerras y la precariedad hacían mella fracturando familias y rompiendo sueños partiendo tanto de las desventuras de los Ughetto como los hechos sociológicos e históricos que tanto les condicionaron obligándoles incluso a la nacionalización en 1939 de los emigrados italianos en Francia como resistencia frente a la ocupación alemana en los prolegómenos de la II Guerra Mundial. Aun así la cinta no renuncia a la luminosidad y a la ternura aprovechándose también del humor físico y de la crítica social poniendo el foco en como Europa se ha ido forjando por el trabajo precario de muchos aprovechándose de que se procedía de lugares con circunstancias todavía menos halagüeñas.

“No se admiten perros ni italianos” es una loa al esfuerzo y a la superación personal así como a la familia y a una infancia que es más patria que la nación a la que se pertenece por las hondas raíces que supone pertenecer a un algo definido por las experiencias vividas en el pasado. Y es que a través de la familia de los Ughetto, representada en muñecos de plastilina, asistimos a una buena parte de la radiografía de la Europa del siglo XX asumiendo ser ciudadanos de segunda en una Europa que convive con el racismo congénito. El propio director Alain Ughetto narra la historia desde la perspectiva del niño obligado a emigrar cada cuatro años por el trabajo profesión del padre como albañil junto a la voz de su abuela Cesira acompañados de la banda sonora de Nicola Piovani que recoge populares canciones tradicionales italianas y francesas. No se cargan tintas y se desarrolla de manera didáctica y ágil conforme va avanzando la trama frente a la persistencia de una familia que lucha por seguir unida. Humor y ternura pero también dolor y tragedia en una cinta meritoria dedicada a todas las familias que debieron exiliarse para sobrevivir en un elogiable ejercicio artístico a través de la memoria que reivindica a aquellos que a través de su sufrimiento fueron capaces de dar una vida mejor a los suyos.

Conviene saber: Mejor película de animación en los premios del cine europeo 2022.

La crítica le da un SIETE

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