"Misión imposible: Sentencia mortal. Parte 1"
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El argumento: Ethan Hunt y su equipo del FMI se embarcan en su misión más peligrosa hasta la fecha: Localizar, antes de que caiga en las manos equivocadas, una nueva y terrorífica arma que amenaza a toda la humanidad. En esta tesitura, y con unas fuerzas oscuras del pasado de Ethan acechando, comienza una carrera mortal alrededor del mundo en la que está en juego el control del futuro y el destino del planeta. Enfrentado a un enemigo misterioso y todopoderoso, Ethan se ve obligado a considerar que nada puede anteponerse a su misión, ni siquiera las vidas de aquellos que más le importan.
Conviene ver: “Misión imposible: Sentencia mortal. Parte 1” es la demostración de que Tom Cruise está en un momento dulce de su carrera como héroe de acción y reclamo de taquilla así como siendo el último símbolo de un Hollywood en vías de extinción. 27 años después de una primera entrega que ha ido evolucionando con el sino de los tiempos, la nueva aventura internacional del agente Ethan Hunt es un modélico ejercicio de acción, adrenalina y thriller de conspiraciones en el que pasa de todo a lo largo de unos 163 minutos que aun así no han sido suficientes para evitar que el año que viene llegue la segunda parte de la película. Una entrega que hace lo más difícil todavía sorprendiendo en sus escenas y con Tom Cruise teniendo una única vocación, la de atraer al público en un momento el que las salas lo necesita más que nunca.
De un estilo hitchcockiano y elegante, el que imprimió Brian De Palma en la película de 1996, ahora pasamos a una cinta disfrutona y espectacular que tiene a un Tom Cruise de 61 años encarando una de las escenas más peligrosas de toda su filmografía, la de un salto en motocross hacía el vacío de unas montañas noruegas. Una cinta que, a pesar de disfrutar toda la tecnología a su alcance, es un homenaje a un estilo de cine que ya no se hace (engullido por la parafernalia Marvel existencialista) y que, aunque argumentalmente flaquee, da todo lo que promete habiéndose asentado también a nivel de personajes ya que, aunque Tom Cruise sea la estrella, Christopher McQuarrie le ha dado una continuidad a un equipo que cuenta, entre otros, con Simon Pegg (desde la tercera entrega) y Ving Rhames (presente desde la primera) y que en tiempos de #MeToo da mayor profundidad a personajes como el de Hayley Atwell, una ladrona con la que se alía y que supone la concesión romántica, o los de Rebecca Ferguson (su impagable Ilsa Faust es uno de los mejores personajes de la saga) y la traficante de armas que interpreta Vanessa Kirby y que repiten respecto la película anterior.
“Misión imposible: Sentencia mortal. Parte 1” no sólo es un espectáculo de primera magnitud con una estrella entregada y con un estilo de humor desengrasante bien integrado (jugando con las siglas de la organización que comanda el protagonista, el FMI), así como un marchamo que da empaque aprovechándose de las impresionantes localizaciones escenario de persecuciones que parten de un submarino en el Mar de Bering a un tren a toda velocidad en los Alpes austriacos pasando por Ámsterdam, Washington, Abu Dabi, Roma y Venecia, sino que también tiene su tono de pertinencia al ser el leitmotiv de la cinta la lucha frente a la inteligencia artificial (ya autónoma y voraz), representada en un arma (una llave en dos mitades) que controla los datos de toda la humanidad, provocando efectos devastadores si se le da un mal uso poniendo en jaque a estamentos económicos y políticos. Y es que ahora es la tecnología, y el uso fraudulento de datos que dan alas a las “fake news” y a la desinformación utilizándose como arma arrojadiza frente al contrario con el fin de ganarle y conseguir poder, el que sustituye a los enemigos característicos de este tipo de películas desde la época de la Guerra Fría. “Misión imposible: Sentencia mortal. Parte 1” cumple a todos los niveles como bastión de un cine que no quiere dejar de respirar y que combina la tradición con lo moderno sin olvidarse de lo más importante y combatiendo a los caprichos del logaritmo, el entretener con personajes de carne y hueso y conseguir que la visita al cine sea toda una experiencia.
Conviene saber: Es la tercera película consecutiva que rueda Christopher McQuarrie para la saga de “Misión imposible” y la cuarta con Tom Cruise desde que ambos trabajaran como director y actor en "Jack Reacher" (2012).
La crítica le da un SIETE