"Los niños de Winton"
La web oficial.
El argumento: Un joven corredor de bolsa británico, Nicholas "Nicky" Winton, ayudó a rescatar a cientos de niños de los nazis en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, con la ayuda de su madre. Un acto de compasión casi olvidado durante 50 años, y del que Nicky vive atormentado por los fantasmas de los niños a los que no pudo rescatar, culpándose por no haber hecho más.
Conviene ver: "Los niños de Winton" es la historia que parte de un popular vídeo de YouTube en el que un anciano llamado Nicholas Winton era sorprendido en un programa de televisión de la BBC al que asistía como espectador estando rodeado de los niños judíos a los que salvó tras la ocupación nazi de Praga en 1938 poco antes del comienzo de la II Guerra Mundial. Winton, durante una visita a la ciudad, decidió abandonar su trabajo como corredor de bolsa en Londres y dedicar todos sus esfuerzos en rescatar a niños judíos que vagaban como refugiados en la capital checa a merced de Hitler con el único futuro de la hambruna o la muerte en un campo de concentración en un momento de avance expansivo de las tropas alemanas. Su operativo, tirando del esfuerzo de jóvenes voluntarios e interesados en una causa en favor de la humanidad, consistió en enviarlos en tren a Reino Unido, donde convenció a las autoridades del país para que los dejasen entrar agilizando protocolos y pese a no tener todos sus documentos en regla. Una vez allí, y con la ayuda de su madre, consiguió un grupo de familias que le darían albergue a los niños. Gracias a sus acciones, 669 niños sobrevivieron al Holocausto a través de ocho trenes que formaron parte del sucesivo despliegue aunque a Winton siempre le quedara la espina de un noveno tren (el más cuantioso) que fue abortado por los nazis en la propia estación devolviendo a esos niños a sus familias evitando que escaparan de su cruel destino. La historia de un héroe anónimo, valiente y modesto que no quería focos ni gloria hasta que su mujer descubrió tras 40 años de matrimonio una proeza que le hizo contactar con la televisión y que, tras un arduo trabajo de investigación y la desbordante gratitud de los que fueron niños en su día, propició ese tributo tan emotivo en 1988.
La historia de este filántropo de ascendencia judía, conocido como el Oskar Schindler británico, que murió en 2015 a los 106 años de edad, parte de la biografía escrita por su hija Barbara encontrando ahora la inmortalidad en el cine en una película pulcra y de claridad expositiva en la que es imposible no derramar lágrimas aunando y combinando dos épocas; la parte histórica, más convencional pero necesaria, con la lucha y empeño del joven poniendo en peligro todo su bienestar, y organizando ese operativo, con el fin de conseguir ese objetivo frente a trabas burocráticas y la sombra del nazismo, y el caldo emocional que deriva en su merecido homenaje en la vejez cuando a ese hombre sólo un maletín, un álbum lleno de recortes y fotografías y los recuerdos parecen emerger como testigos de que lo llevado a cabo por este héroe anónimo fue real. Un personaje honesto, entregado y enriquecedor que hace reconciliarnos con la vida y el espíritu de equipo por un bien común ante un compromiso tan poco habitual pero todavía tan necesario tristemente en los tiempos que corren, y que, a pesar de todo su logro, también convivió con el dolor y la culpa que le atormentaba por no haber podido a salvar muchos más de su triste destino, niños a los que conoció y que siempre quedaron en su recuerdo. Una película humana y conmovedora que, a pesar de su convencional academicismo con ese sello británico tan característico, es sumamente efectiva y accesible en su desarrollo arrebatando por el poso de la historia y por un portentoso Anthony Hopkins (que con muy poco desarma por el reconfortante orgullo que destila su personaje cuando es reconocido) y un no menos apreciable Johnny Flynn dando vida a este héroe a reivindicar condecorado por la reina Isabel II pero, sobre todo, responsable no sólo de salvar a esos niños sino, por extensión, de los descendientes de éstos. Los dos actores se complementan en los diferentes tiempos en los que se desarrolla la cinta secundados con solvencia por Helena Bonham Carter, Lena Olin, Romola Garai, Alex Sharp, Marthe Keller y Jonathan Pryce. Una película clásica y conmovedora enormemente efectiva a pesar de su previsibilidad, que va de menos a más por el alcance emocional que va construyendo, pone luz sobre una historia emocionante que tenía que ser contada, y desafía nuestro lagrimal a la vez que alberga esperanza sobre la condición humana frente al horror en un rotundo tributo a la humanidad.
Conviene saber: James Hawes dirige una cinta que se pudo ver en el Festival de Toronto 2023.
La crítica le da un SIETE