"La tutoría"

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El argumento: Armand, un niño de 6 años es acusado de traspasar ciertos límites con su amigo y compañero de clase Jon. Nadie sabe exactamente lo que ha ocurrido, así que la dirección del colegio convoca a los padres para discutir el tema, desencadenando un agitado conflicto que pondrá sobre la mesa cuestiones como la sexualidad en la infancia, la culpabilidad o la complejidad de las zonas grises que existen entre la violencia y el juego.

Conviene ver: “La tutoría” cuenta con Renate Reinsve en el que es el debut en la dirección de Halfdan Ullmann Tøndel, nieto de Ingmar Bergman y Liv Ullmann. Un drama perturbador que nos lleva a un hecho entre dos niños que lleva a que la madre de uno de ellos, actriz, sea convocada en el colegio para abordar en el colegio quedando evidente el estupor y la falta de recursos para lidiar con una situación que desborda al colegio y que coloca en el primer plano a una madre que tiene que tomar cartas en el asunto después de tiempo más preocupada por ella misma que por su vástago. Una espiral claustrofóbica entre los pasillos y las clases que tiene golpetazos de humor negro y también un recurso onírico que da valor añadido a una de esas cintas que intentan ofrecer algo distinto más allá del habitual y efectivo subgénero de cine en las aulas aportando incluso momentos de surrealismo performativo para subrayar la inestabilidad emocional de unos personajes que no se tienen ni en pie ellos mismos, entre los vaivenes que llevan de la razón a la locura, y que por ello resulta todavía más descorazonador que puedan sacar provecho de sus vástagos.

Un trabajo inmersivo en el que hay reproches, prejuicios, frustración y culpa aprovechándose de la experiencia del director como profesor en una escuela de primria y del recital de una estupenda Renate Reinsve que sufre sobre ella la tormenta emocional de la historia cuando vemos que su fachada de suficiencia se ve lastrada al verse desbordada por una situación inconcebible para ella desde su atalaya y brotando debido a ello el dolor y desesperación fruto de sus propios fantasmas. Una película que presenta a unos adultos que proyectan sus traumas en sus hijos emergiendo ante el conflicto y un niño de seis años que dentro de la mascarada de un juego ofrece un comportamiento perturbador que hace preguntarse si había habido señales de alerta previas y qué paso para que no se hicieran caso a las mismas. Una cinta en la que hay mucho de incomodidad y miedo por parte de una sociedad para tratar según qué temas prefiriendo en muchas ocasiones mirar hacia otro lado. Una película ingente en diálogo y que se apoya en una textura sonora que acrecienta esa sensación de desasosiego continuo ya que no es un film complaciente u obvio sino que crea sus propios límites tirando de intensidad teatral para impactar, angustiar, remover y desconcertar a través de los conflictos de poder que se plantean. Una propuesta quizá no muy original pero que se magnifica por su afilada y sugerente puesta en escena, su conseguida atmósfera y un trabajo interpretativo mayúsculo a la hora de explorar las líneas de cuando un comportamiento para a convertirse en abuso y en indagar en cómo unos padres se ven reflejados en sus hijos y en cómo la sociedad ve en unos niños el reflejo de sus padres.

Conviene saber: Cámara de Oro a la mejor ópera prima en el Festival de Cannes 2024, 3 nominaciones en los premios del cine europeo 2024 y representante de Noruega para el Oscar 2025 a la mejor película internacional.

La crítica le da un SIETE