“La luz que imaginamos”
La web oficial.
El argumento: En Mumbai, la rutina de la enfermera Prabha se ve alterada cuando recibe un regalo inesperado de su marido, quien trabaja en Alemania. Su compañera de piso Anu, más joven, intenta en vano encontrar un lugar en la ciudad para intimar con su novio. Un viaje a una ciudad costera les permite encontrar un espacio para que sus deseos se manifiesten.
Conviene ver: “La luz que imaginamos”, segundo largometraje de Payal Kapadia, es una película que retrata con delicadeza y valentía la vida y relaciones de mujeres en Mumbai, explorando sus inquietudes e inseguridades. La historia se centra en Prabha y Anu, cuyas vidas se ven marcadas por el amor no correspondido y las limitaciones sociales, especialmente en un entorno cosmopolita que opaca sus deseos de libertad y paz y que sobre la vistosidad del ambiente y los aires de modernidad de boquilla sigue anclada en la tradición y en el clasismo que condiciona sus relaciones con los hombres. La narrativa, aunque sencilla, cautiva por su sinceridad y la tensión entre la inmensidad de una ciudad multicultural y la intimidad de las protagonistas que intentan que no se apague la llama de su voz propia. Dos compañeras de piso y de trabajo que, a pesar de ser de generaciones diferentes y partir de orígenes distintos, se apoyan y se comprenden frente un mundo marcado por un patriarcado que condena toda relación que no está amparada por el matrimonio aunque ello lleve a situaciones surrealistas o en las que el amor brilla por su ausencia. El viaje al pueblo costero se convierte en un refugio para ellas, donde pueden encontrar la tranquilidad que la ciudad, tan vistosa y fascinante como caótica e impersonal, les niega y aspirar a ser ellas mismas. Prabha se ha dejado llevar por el pragmatismo y lucha con la ausencia de un marido al que apenas conoce y del que sólo recibe regalos trabajando como está en Alemania, mientras que Anu se enfrenta a la presión de un matrimonio arreglado por su familia y su amor secreto por Shiaz, un joven atento y tierno que le hace sentir la pureza de un amor idealista pero que pertenece a una casta diferente. La presencia de Parvaty, cocinera en el hospital en el que ambas trabajan como enfermeras y que se encuentra al borde del desahucio, subraya la vulnerabilidad social de las mujeres creando una alianza que conmueve por el desinterés y la empatía que desprende y el oasis de libertad que genera en un territorio áspero y opresivo.
La fotografía de Ranabir Das es excepcional con un tono azul evocador, transmitiendo las emociones de las protagonistas sin necesidad de palabras, capturando a través de confesiones o silencios sentimientos como la soledad, nostalgia, frustración y amor en unas calles que palpitan y que la directora conoce bien poniendo el foco en cómo viven, trabajan, esperan el autobús, van a comprar o transitan por escenarios como hospitales, universidades o cines sin que nadie repare en ellas camufladas entre la multitud, lidiando con sus dudas e inquietudes, buscando una oportunidad mientras sortean los prejuicios y la falta de recursos. La película se apoya en la cotidianidad y en los detalles pero también reflexiona sobre la influencia de la vida urbana, subrayando la importancia de tomarse un respiro para cuidar de uno mismo frente al ruido y a la rutina a la que el mundo se aboca y que lleva a la alienación de hacer lo que esperan de nosotros más que lo que queremos realmente. Una película que bebe mucho del cine de Satyajit Ray por su sensibilidad y por su capacidad de generar esperanza a pesar de la dureza de algunos de los temas de los que trata. Un trabajo honesto y valiente que incluso se atreve con una realista escena de sexo abordada con sumo respeto y belleza pero que supone todo una declaración de intenciones frente una representación poco habitual en una industria india pacata y condicionada por la religión. “La luz que imaginamos” es una obra emocionalmente potente, que aunque no tiene una gran carga dramática, logra atrapar al espectador con su espíritu poético, atmósfera sensitiva y su cuidadoso enfoque lleno de naturalidad, belleza y sensualidad, gracias a la dedicación de Kapadia y su equipo rodando con elegancia y serenidad llevando a cabo un sincero y sentido canto de sororidad que, a pesar de ser una película muy autóctona, logra convertirse en un retrato universal de las mujeres en el entorno contemporáneo frente al bullicio y el machismo dejando claro que el amor y la amistad como red colectiva de protección es lo que nos dignifica y da fuerza para alzar la voz y poder mover el mundo.
Conviene saber: Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes 2024 y presente en los festivales de Toronto, Telluride, San Sebastián y Nueva York. 2 nominaciones a los Globos de Oro 2025 y nominada a mejor película de habla no inglesa en los Critics'Choice 2025.
La crítica le da un SIETE