"La abuela"
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El argumento: Susana tiene que dejar su vida en París trabajando como modelo para regresar a Madrid. Su abuela Pilar acaba de sufrir un derrame cerebral. Años atrás, cuando los padres de Susana murieron, su abuela la crió como si fuese su propia hija. Susana necesita encontrar a alguien que cuide de Pilar, pero lo que deberían ser solo unos días con su abuela, se acabarán convirtiendo en una terrorífica pesadilla.
Conviene ver: "La abuela" es la representante de más tronío dentro del género de terror de la cosecha de cine español este año. El nuevo trabajo de Paco Plaza se centra en una joven que trabaja en París como modelo y que vuelve a pleno centro de Madrid para hacerse cargo de su abuela, con la cual siempre ha tenido una conexión especial y que ahora sufre las consecuencias de la vejez y de un ataque cerebral que la tiene prácticamente inerte. Mientras busca la ayuda de alguien para que se haga cargo de su abuela, y así ella poder volver a recuperar su ritmo de vida, la convivencia esos días se irá haciendo cada vez más perturbadora jugando una gran importancia el espacio asfixiante que juega ese domicilio, una casa antigua en la que hay madera que cruje, muchos recuerdos y una oscuridad que no se queda en lo metafórico.
Almudena Amor (la becaria de “El buen patrón”) completa un año de revelación en una cinta en la que pasa del cinismo de la película de Fernando León de Aranoa a representar a esa joven que con mejor voluntad que otra cosa intentará hacer las cosas bien y que su abuela pueda estar cuidada en esa fase final de su vida a pesar de que nadie le ha preparado para ello. Una película rodada con eficacia, virtuosismo y en la que se nota no sólo la habilidad de Pablo Plaza para crear universos cotidianos y atrayentes sino la mano de un Carlos Vermut en el guión reservándose una escena en la que no se esconde el homenaje a una de sus películas más reconocidas. Es precisamente ese uno de los aciertos de la cinta ya que a la consabida demostración de Plaza por construir atmósferas, además de su mimo por el detalle y el simbolismo de las imágenes uniendo el cuerpo avejentado de una mujer con un reloj que inexorablemente marca el paso del tiempo, se une ahora el hecho de contar con el poso de la escritora de Vermut que profundiza en temas como lo efímero de la juventud y el miedo social a afrontar la vejez, la deconstrucción de la identidad, las relaciones reprimidas y las dificultades de la sociedad para dar la asistencia a los mayores, arrinconándolos más que dándoles el valor que se han ganado por experiencia y sacrificio, a pesar de que todos (y esa es la mejor señal) deberíamos de ser conscientes de que vamos a llegar allí.
Entretenida, terrorífica y con algunas de las escenas más potentes del cine patrio reciente en un conjunto que alterna algunos sustos planificados y dosificados con una tensión latente que tira de costumbrismo pasando después al drama de la vejez y de una desconexión generacional que lleva a ser una carga para los familiares y allegados de uno aunque no estén dispuesto a admitirlo. Una relación que sin necesidad de interactuar demasiado entre ellas construye la relación de esa abuela y esa nieta en la que reina la ambigüedad y el miedo a ver como la vida, sueños, esperanzas y futuros de uno se escapa entre las manos. Todo con recursos mínimos y bien resueltos, dejando al espectador descolocado, derivando en el “giallo” y siendo efectiva en estética, desarrollo y metáfora contando con un buen trabajo de Almudena Amor y Vera Valdez, modelo brasileña que trabajó en su juventud para firmas como Chanel o Dior. Una propuesta a fuego lento cercana sobre todo al cine de los 70 y que a pesar de sus bajones genera toda una experiencia durante el visionado mientras sientes un escalofrío en el espinazo que te impide apartar los ojos de la pantalla.
Conviene saber: A competición en el Festival de San Sebastián 2021.
La crítica le da un SIETE