"Fuera de temporada"

La web oficial.

El argumento: Mathieu vive en París, Alice en un pequeño balneario del oeste de Francia. Él es un actor famoso, a punto de cumplir cincuenta años. Ella es una profesora de piano cuarentona. Se enamoraron hace quince años y se separaron. El tiempo ha pasado. Cada uno siguió su camino y poco a poco se fueron curando. Cuando Mathieu va a intentar superar su melancolía en un balneario termal, tropieza con Alice.

Conviene ver: “Fuera de temporada” de Stéphane Brizé es un drama sobre las oportunidades perdidas que está protagonizado por Guillaume Canet y Alba Rohrwacher. La historia gira en torno a un actor de éxito en el cine que entra en pánico antes de debutar en el teatro, algo que le hará huir de París y encontrar refugio en un balneario en donde coincidirá con un antiguo amor que también lidia con la insatisfacción y que es cuidadora en un centro de ancianos costero. “Fuera de temporada” se comenzó a escribir durante la pandemia que fue un momento de parón forzado que hizo que muchos hicieran un balance de sus vidas. Nos presenta a unos personajes atacados por la melancolía y que se han dado cuenta de que no tienen las vidas que habían soñado. Un retrato veraz de unos personajes que aparentemente lo tienen todo pero que van como vacas sin cencerro con unas entregadas y contenidas interpretaciones de Canet y Rohrwacher cuya química es magnífica sabiendo transmitir la complicidad e intimidad que compartieron años atrás y que ahora resurge en ese refugio que les hace escapar por un tiempo en un mundo en “stand by” de las consecuencias de sus propias decisiones teniendo la oportunidad de poder decirse las cosas que no se habían dicho hasta ahora tanto entre ellos como hacia ellos mismos. Austeridad y sensibilidad sobre una de esas historias románticas maduras, sólidas y sutiles abordadas con elegancia y honestidad que, alejándose de los convencionalismos y los finales almibaradamente románticos, hablan con franqueza de lo que es el paso del tiempo, la necesidad de amar y ver la vida desde el retrovisor (con lo que pudo ser y no fue) en uno de esos puntos de inflexión que lleva a preguntar que es lo que ha fallado y que es lo que necesitamos realmente a la hora de afrontar el futuro quedando la opción de seguir a la deriva o dar un paso adelante tirando de principios y valentía en eterna dualidad entre corazón y cabeza. Un reencuentro durante unos días de invierno que podría ser el inicio de algo pero también el fin definitivo para poder cerrar las heridas del pasado.

Stéphane Brizé no abandona el carácter comprometido de sus últimos trabajos ya que, a pesar de que aborda de nuevo las relaciones personales y existenciales y la crítica social es más sutil, pone de nuevo el foco en personajes que están en un momento vital de parón marcado por la decepción en búsqueda de comprender el mundo en el que se vive sirviéndole el escenario de este balneario para confrontar dos estilos de vida entre los que trabajan allí explotados y los que disfrutan de las comodidades que se pueden permitir y que provocan que, a pesar del dinero y la fama, no puedan evitar sentirse solos y angustiados ante la celeridad de la vida, las decisiones que se han tomado y el peso de la fama entre “selfies” y autógrafos que no impide sentirse más perdido que nunca. Una apuesta sobre la desilusión y sobre el hecho de plantearse si ocupamos el lugar correcto en el mundo y que va dirigida a un público maduro y vivido, dejándose llevar por la cadencia y la reflexión, que habla del amor con luces y sombras y de dejar atrás los miedos cuestionándose, con delicadeza, discreción y sobriedad, las relaciones del siglo XXI marcadas por las redes sociales o el auge de la soledad y la frustración vital que en cierta manera recupera y actualiza la esencia del clásico “Un hombre y una mujer” (1966). La química que destilan los protagonistas y la sensibilidad humanista del director y guionista eleva una cinta de conmovedora sencillez sobre las brasas de un amor de juventud y la necesidad de pedir perdón que sin hacer ruido enriquece, cala, duele, reconforta y reflexiona con suavidad pero con contundencia.

Conviene saber: A competición en el Festival de Venecia 2023.

La crítica le da un SIETE