"En el Adamant"

"En el Adamant"

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La web oficial.

El argumento: El Adamant es un centro único. Una estructura flotante ubicada en el Sena en el corazón de París, acoge a adultos que padecen trastornos mentales, ofreciéndoles el tipo de atención que les ancla en el tiempo y el espacio y les ayuda a recuperarse o mantener el ánimo. El equipo que lo dirige trata de resistir lo mejor que puede al deterioro y la deshumanización de la psiquiatría. 

Conviene ver: El francés Nicolas Philibert ha defendido el documental “En el Adamant”, una coproducción franco-japonesa, en torno a el Adamant, un centro parisino de día en una embarcación flotante en el Sena que acoge a personas que padecen trastornos mentales. El cineasta sigue al equipo que ofrece a los usuarios una atención personalizada, luchando contra la deshumanización de la psiquiatría. Seguimos los testimonios de quienes asisten a las diferentes terapias, conocemos sus inquietudes y también su manera de afrontar sus desvelos. Philibert observa lo que sucede en el centro, no de manera aséptica, y eso es lo más destacado del documental que se rodó en plena pandemia, en un momento especialmente complicado para quienes sufren cualquier problema mental, pero se echa en falta que tenga una estructura porque resulta demasiado caótico e incluso repetitivo. El objetivo de Philibert, sin invadir su intimidad pero sí dedicándose a escuchar y observar, es mostrar a estas personas de manera empática favoreciendo su integración en la sociedad y no recluidos en edificios desolados con el fin de fomentar su inteligencia emocional y su papel integrador en la sociedad mientras disfrutan de las vistas y de ese enclave tan especial en pleno corazón turístico de una de las ciudades más admiradas del mundo. Para el director esto es cosa de todos y es por ello que no existen estructuras entre enfermos, médicos y voluntarios sino que todos forman parte de un todo en el que la mirada del director está oculta pretendiendo que todo emerja de manera espontánea y orgánica como ya llevó a cabo en su celebrado documental “Ser y tener” (2002) sobre la enseñanza en las poblaciones agrarias.

Una cotidianidad en conversaciones, charlas, juegos, talleres y sesiones paseando por ese edificio flotante y con el fin de sentirse estimulados por el paisaje y por las múltiples actividades alejándose de todo cliché a la hora de mirar a unas personas vulnerables y frágiles pero que no suponen un peligro para la sociedad sino más para ellos mismos en el caso de que no se les preste cuidados, respetos y acogimiento y se ahonde en ellos la sensación de que son mercancía defectuosa. Un trabajo que remite a “L’atalante” (1934) y que muestra más una labor social que el fin de ordenar un poso narrativo ya que su valor es la defensa de la comprensión y la empatía a la hora de mirar al otro poniendo en cuestión lo que se entiende como locura y restándole toda vertiente reprobatoria o maniquea. La fugacidad de esos instantes que tiene la vida, con sus risas y sus amarguras, mirando a esas personas con delicadeza y ternura como punto de encuentro en un ejercicio inmersivo que favoreciendo la reflexión y la unión frente al rechazo en lo que es una loa, sin dogmatismos y de manera muy natural, a la importancia de la sanidad pública de la que forma parte este proyecto con la que un país puede sacar pecho como herramienta de compromiso con sus ciudadanos con el fin de que estas personas, alejadas de sus familiares y amigos, encuentren en esta convivencia en forma de respeto y cariño la libertad de la que parecían privados ante la mirada condescendiente o condenatoria de los demás y la luz que combata a la oscuridad que les lleva su enfermedad y el prejuicio de los demás reinventando de esta manera el papel de la psiquiatría como contribución en la sociedad de hoy en día abriendo más espacios como éste en el que la poesía y la humanidad pueda hacernos mejores más allá del odio, la crispación y el enjuiciamiento. No hay idealismo ilusorio ni intención de embellecer la realidad o de denunciar y tildar a los malos de esta situación sino disfrutar de la vida bien sea cantando, bailando, conversando, pintando, tomando café o intentando contestar las preguntas claves de las que el ser humano lleva intentando dar respuesta desde el principio de los tiempos incluso llevándolo a ese terreno religioso ajeno a la diferencia que lleva a determinar que todos somos hijos de Dios.

Conviene saber: Oso de Oro a la mejor película en el Festival de Berlín 2023 y nominada a mejor documental en los premios del cine europeo 2023 y en los César 2024.

La crítica le da un SIETE

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