"El pequeño Nicolás"
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El argumento: Inclinados sobre un gran folio en blanco en algún lugar entre Montmartre y Saint-Germain-des-Prés, Jean-Jacques Sempé y René Goscinny dan vida a "El pequeño Nicolás", un niño risueño y travieso. La suya es una infancia alegre, llena de juegos, diversión, bromas, aprendizaje, complicidad, peleas y castigos. Las aventuras de Nicolás le llevan al estudio de sus creadores, donde habla con ellos de forma distendida. Sempé y Goscinny le cuentan cómo se conocieron y se hicieron amigos, y también responden a preguntas sobre su carrera, su infancia y sus ambiciones.
Conviene ver: “El pequeño Nicolás” es un canto nostálgico a una de las historias más leídas por el público infantil en las últimas décadas a través de una animación de acuarela y trazo sencillo, coloreando tímidamente el característico blanco y negro, que logra conmover y estar dotada de un indudable encanto a través de 150.000 dibujos creados a mano que se presentan en pantalla a 12 fotogramas por segundo. Un cuento sobre la creación artística a través del imaginario del ilustrador Jean-Jacques Sempé y el guionista René Goscinny dando vida a su obra magna encontrando en ella esa infancia añorada que no pudieron vivir bien por el Holocausto que vivió uno y la violencia familiar que padeció el otro. Criatura y autores se dan la mano en este viaje que ayuda a conocer mejor a ambas partes y que se apoya en su belleza plástica y que por su trazo elegante y carga de sensibilidad y nostalgia conectará más con los adultos que con los niños a pesar de que, en realidad, esté contando tanto sobre esa época de inocencia, sueños, juegos, peleas e interacciones con otros niños que tan poco se ve en un cine actual desbordado por el CGI que pretende excitar más que acompañar y respaldar. En definitiva, un despertar a la vida universal visto desde la mirada de la infancia a través del personaje y la amistad y colaboración que dio vida a todo un tesoro para la literatura didáctica y de entretenimiento del país galo.
Amandine Fredon y Benjamin Massoubre han llevado a cabo una ardua labor de investigación de todas las historias de "El pequeño Nicolás" buceando en los archivos de sus autores, haciendo emerger la pureza de las mismas, creando un poema animado que abraza la realidad y la ficción, los autores y el personaje, en un retrato de amistad que reivindica el valor de las pequeñas cosas frente a un mundo acelerado en estímulos constantes. Una conversación, un paseo, compartir juegos infantiles y travesuras, descubrimientos vitales, un café en una terraza parisina, o el tecleo inspirado en una máquina de escribir concebidos como esos momentos que realmente nos acercan a esa felicidad tan deseada y a la que a veces se pretende llegar tomando demasiadas curvas. El mundo ha cambiado mucho desde entonces pero no tanto los intereses vitales y preocupaciones de los críos aquí reflejadas en un niño de 8 años que prefiere jugar con sus amigos que ir a clase, hacer travesuras y convivir con sus padres y abuelos en la Francia más academicista y característica de los años de la posguerra. “El pequeño Nicolás” es patrimonio cultural francés y eso se plasma en una cinta para un público familiar que sepa valorar el preciosismo y la humanidad que desprende y que no renuncia a la emoción y al humor y que, indirectamente, homenajea a otros tótems de la cultura audiovisual como Jacques Tati o François Truffaut.
Conviene saber: Proyección especial en el Festival de Cannes 2022 y nominada como mejor película de animación en los premios del cine europeo 2022.
La crítica le da un SIETE