"El maestro jardinero"
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El argumento: Narvel Roth es el meticuloso horticultor de Gracewood Gardens. Está tan dedicado a cuidar los jardines de esta maravillosa e histórica finca como a complacer a su jefa, la rica viuda Sra. Havernhill. Pero el caos se apodera de la ordenada existencia de Narvel cuando la Sra. Haverhill le exige que tome como aprendiz a su rebelde y problemática sobrina nieta Maya. Esta nueva situación va a sacar a la luz oscuros secretos de un pasado violento que también es una amenaza para todos.
Conviene ver: Paul Schrader ha completado su trilogía sobre la tortuosidad de la condición humana formada por “El reverendo” (2018), "El contador de cartas" (2021) y "El maestro jardinero" (2023) a través de personajes masculinos perdidos en busca de respuestas y que enfrentan sus dilemas cuando entran en sus vidas personas más jóvenes que les hacen replantearse sus convicciones. Ya ocurría con la Jodie Foster de “Taxi driver” (1976) y en las citadas películas son la viuda de un activista medioambiental, el hijo de un compañero del ejército y la sobrina-nieta mestiza de la dueña de la casa en la que traba el protagonista como jardinero. Protagonizada por Joel Edgerton, Sigourney Weaver y Quintessa Swindell la película vuelve a tratar sobre la redención, el peso del pasado, el odio, el perdón y el supremacismo blanco en torno a un jardinero que ha canalizado su angustia en la jardinería desde un punto minimalista, metódico y repetitivo y que trabaja con una adinerada viuda que le encomendará que le enseñe el oficio a una sobrina porque no hay manera de meterla en vereda, algo que le hará conectar con su pasado. Un trabajo más filosófico que violento para un director y guionista que explora de nuevo los temas que han marcado su filmografía aunque sin la contundencia de antaño ya que es un título disperso abigarrado que se pierde en su reflexión sobre la USA de hoy en día a la que, no obstante, radiografía de manera lúcida pero poco profunda con sencillez narrativa y sólo con tres personajes, en principio tan esquemáticos como definitorios. Hay nervio, intriga y ambigüedad en un título que tanto en forma como en fondo está impregnado de melancolía y clasicismo en el choque cultural, generacional y étnico que promueve y con el que Paul Schrader no brilla y apasiona pero sí que, casi sin darnos cuenta, golpea y remueve logrando con esa metáfora entre flores dejar atrás cierta desesperanza y gravedad confiando aún en algún atisbo de humanidad en la condición humana siempre que se esté dispuesto a mirar al otro, corregir errores y ser mejor persona dejando que el amor venza al odio y permitiéndose seguir a sus maestros de referencias como Bresson, Ozu o Dreyer.
Conviene saber: Fuera de concurso en el Festival de Venecia 2022 y proyectada en el Festival de Nueva York 2022 y en el Festival Cineuropa 2022.
La crítica le da un SIETE