"El hombre del norte"
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El argumento: En Islandia, en pleno siglo X, un príncipe nórdico busca vengar a toda costa la muerte de su padre.
Conviene ver: Robert Eggers ha tenido a su disposición un presupuesto de 70 millones de dólares en el que es su tercer trabajo, el más ambicioso hasta la fecha, y lo primero que se puede decir es que "El hombre del norte" luce de manera exquisita. Una odisea vikinga intensa y salvaje en la que no se busca complacer al público sino en llevarlo al extremo de una manera evocadora, furiosa y rotunda con unas escenas de combates prodigiosas y unas imágenes que bailan entre la poesía y la rotundidad, sacando partido al fuego, el agua, la sangre, el barro y las sombras. Robert Eggers lleva a cabo su particular “Apocalypse Now” con el que no busca agradar, sino incluso repeler a un espectador convencional y extasiar a aquel que puede quedarse fascinado por lo que se propone. Es verdad que la historia no aguanta la duración frente al derroche visual, funcionando mejor por partes que en conjunto, pero desde luego es una de esas películas que todavía gana más ante la experiencia de la pantalla grande contando, además, con un buen número de estrellas como Alexander Skarsgård (proyecto que él mismo ha impulsado y producido), Anya Taylor-Joy, Nicole Kidman (su monólogo ya es uno de los momentos cumbre de su carrera), Ethan Hawke, Claes Bang, Willem Dafoe y Björk.
“El hombre del norte” está cuidada al detalle creando una atmósfera tan sugerente como perniciosa, a lo que contribuye la fotografía de Jarin Blaschke, maestría entre las sombras de la oscuridad como reflejo de un protagonista corrompido por su sed de venganza, que eleva a una cinta que supone todo un recital detrás de las cámaras y en planificación con un reparto entregado a la causa en esta actualización vikinga del mito de “Hamlet” cogiendo también muchos matices de la exitosa serie “Juego de tronos”, aprovechándose de los rituales y simbología de la cultura folk y siendo lo que fue para el péplum el revisionismo que propuso “Gladiator”. La cinta arrambla con todo y apuesta por el virtuosismo perturbador entre violencia, sangre, misticismo e instintos primarios sobre una naturaleza salvaje poblada por miedos, ambición y espíritus presentada en planos secuencia y un montaje vigoroso orquestando su propia ópera de Wagner logrando que lo íntimo no desentone con lo grandilocuente y que tanto su belleza como su suciedad se den la mano hacía el clímax final en la batalla en el volcán. Un espectáculo que demuestra que otro cine es posible entre el cine minoritario y las sagas de superhéroes, cine espectáculo en clave coreográfica y testosterónica pero con sello de autor. Una buena noticia para las salas que se reivindican con películas como ésta frente al mercado de las plataformas quedando ver si el público responde y confirmando, eso sí, que Robert Eggers ha llegado para quedarse.
Conviene saber: Tercer trabajo del director de "La bruja" (2015) y "El faro" (2019).
La crítica le da un SIETE