“El cazador de recompensas”

La web oficial.

El argumento: Texas, 1892. El soldado desertor Elijah Jones parece haber secuestrado y retenido en México a Rachel Price, una elegante mujer de buena familia. Su esposo contrata al legendario cazarrecompensas Max Borland para traerla de regreso a Texas. Al mismo tiempo, el peligroso pistolero Joe Cribbens sale de prisión buscando venganza contra quienes lo enviaron entre rejas, uno de los cuales fue Max.

Conviene ver: “El cazador de recompensas” supone el regreso de Walter Hill al género del western, terreno en el que se ha movido con comodidad en títulos como "Forajidos de leyenda" (1980), "Gerónimo, una leyenda" (1983), "Wild Bill" (1985) o series como "Deadwood" (2004) o "Los protectores" (2006) pero siendo sólo una pequeña parte de una carrera en la que ha demostrado no tener miedo a ningún género y resolverlo siempre de manera más que notable. Cuenta con el aliciente de ver en la gran pantalla a dos actores de gran talento como son Willem Dafoe y Christoph Waltz en una propuesta clásica y sólida que da pulso a un género siempre agradecido cuando se hace bien y que, aunque casi toda la película llevan acciones en paralelo, da gusto verlos juntos en pantalla. Un pistolero busca vengarse de quienes le metieron en la cárcel, entre ellos un legendario cazarrecompensas que ha sido contratado para rescatar a la mujer de un adinerado y déspota hombre que ha sido secuestrada (o no) por un soldado negro desertor. Hill nos habla de personajes que se han acostumbrado a la violencia para lograr sobrevivir en un terreno tremendamente hostil y que en el fondo quieren hallar la redención aunque el propio devenir de la vida se lo impide entre partidas de cartas, malhechores y pueblos abandonados dejados de la mano de Dios en los que los funcionarios de la ley son meros objetos decorativos frente al villano de turno.

"El cazador de recompensas" evita caer en los recursos del género para profundizar en la psicología de sus personajes y explicar los motivos de sus acciones desarrolladas en la frontera mexicana dominada por un terrateniente sanguinario llamado Tiberio Vargas. Se preocupa en construir una historia que justifique las decisiones tomadas y eso demuestra que hay detrás un director con oficio y con cosas que ofrecer que no se acomoda y que construye una película fresca y con chispa sabiendo mantener el interés entre el werstern clásico y el pastiche tarantiniano. Su puesta en escena es sencilla, alternando el color del presente con el blanco y negro de las escenas pertenecientes al pasado, posee un ritmo bien llevado gracias a una buena construcción de la tensión y se ha sabido sacar lo mejor de su reparto, en el que también figuran Rachel Brosnahan, Hamish Linklater y Benjamin Bratt. Es un western crepuscular, deudor de la serie B del género, con personajes que quieren aferrarse a la esperanza y que reflexiona sobre los valores sobre los que se cimenta la sociedad estadounidense pero que no se olvida también de bordear un humor lleno de mala leche. Una propuesta de aroma clásico que con austeridad sabe muy bien lo que quiere contar resolviéndolo con acierto y no olvidándose, incluso, de entretener sobremanera y emocionar ante el camino de un hombre íntegro que aunque trabaje a sueldo de otro mantiene intactos sus principios cuando se siente engañado o utilizado en medio de alguna injusticia.

Conviene saber: Nuevo trabajo como director de Walter Hill tras “Dulce venganza” (2016) que estuvo fuera de concurso en la sección oficial del Festival de Venecia 2022.

La crítica le da un SIETE