"El baño del diablo"
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El argumento: Austria, siglo XVIII. Pueblos rodeados de profundos bosques. En lo alto de una colina, una mujer ha sido ejecutada y expuesta a la vista de todos tras matar a un bebé. Como prueba. Como advertencia. ¿Cómo un presagio? Agnes, profundamente religiosa y muy sensible, se casa con su amado Wolf y se prepara cándidamente para una vida de esposa. Poco después, su cabeza y su corazón empiezan a sentirse pesados. Día tras día, se ve cada vez más atrapada en un camino turbio y solitario que la conduce a malos pensamientos. Quizá, no sólo pensamientos.
Conviene ver: Los directores Severin Fiala y Veronika Franz han definido a “El baño del diablo” como una propuesta de horror interior y quieren exponer a las mujeres que fueron aterrorizadas en el mundo rural a través de los dogmas religiosos y los tabúes. Inspirada en hechos reales, la acción transcurre en la Austria del siglo XVIII y nos presenta a Agnes, una joven recién casada que descubre que su vida poco tiene que ver con lo que en su día soñó. Eso le conduce a un estado cada vez más melancólico porque ni se entiende con su marido, ni encaja en la sociedad, ni nadie se interesa por su estado, y llega a plantearse cometer un disparate para liberarse de la cárcel en la que vive. Un "folk horror" con crítica hacia los dogmatismos religiosos y las imposiciones sociales basadas en hechos reales que se cuecen a fuego lento y que, conforme va pasando el metraje, construyen una atmósfera más sórdida y depresiva ante la caída a los infiernos de su estupenda protagonista en un relato descarnado de la depresión en tiempos de incomprensión, desprecio y autoritarismo. “El baño del diablo” no apuesta por el terror explícito sino por el drama humano auspiciado por un perfeccionismo que lleva a la sensación de fracaso constante de la joven frente a lo que esperan de ella y, sobre todo, la condena social de un entorno que es capaz de arrasar cualquier estado mental sino se encaja en la moral imperante cumpliendo en las obligaciones conyugales y domésticas. En este caso la sumisión para una generación de mujeres supeditadas a los cuidados del marido y a cumplir como amas de casa y como reproductoras de niños como salvaguarda en una sociedad patriarcal que, en caso contrario, llevaba al rechazo y a la miseria.
Una cinta de gran poder visual ante la frustración y desesperación de una mujer atrapada por su comunidad al no ser que lo ésta espera de ella. Una valiosa fotografía pictórica que juega entre las sombras como la negritud de la deriva psicológica fruto de la culpabilidad que se acuña por la transgresión de las normas sociales impuestas. Anja Plaschg está estupenda representando a esas mujeres que, lejos de los años en los que se ha puesto en boga la salud mental, eran despreciadas siendo calificadas como histéricas o poseídas por el maligno en vez de entender esa frustración derivada en depresión que llevó a propagar en la Europa de la época (frente al denostado carácter con el que la religión veía el suicidio propagándolo como causa de condena eterna para las almas atormentadas) los casos de infanticidios como fruto de la desesperación y como vía de escape del yugo padecido prefiriendo la condena por ajusticiamiento debido a esos actos, y viéndolo como algo liberador ante la posibilidad de recibir clemencia antes de la ejecución, frente al hecho de sentirse enterradas en vida en caso de no hacer nada. Los directores vuelven a explorar en su cine los recovecos de la psique humana poniendo sobre la palestra el denostado drama de la depresión como yugo en un valiente y sólido ejercicio de drama psicológico demoledor que encuentra el terror precisamente en cómo la existencia se convierte en un infierno por el actuar de la sociedad como causante y acicate de todo ello.
Conviene saber: Mejor fotografía en el Festival de Berlín 2024, mejor película en el Festival de Sitges 2024, mejor vestuario en los premios del cine europeo 2024 y representante de Austria para el Oscar 2025 a la mejor película internacional.
La crítica le da un SIETE