"Argentina, 1985"
La web oficial.
El argumento: "Argentina, 1985" está inspirada en la historia real de Julio Strassera, Luis Moreno Ocampo y su joven equipo jurídico que se atrevieron a acusar, contra viento y marea, a contrarreloj y bajo constante amenaza, a la más sangrienta dictadura militar argentina. Una batalla de David contra Goliat, con los héroes menos esperados.
Conviene ver: “Argentina, 1985” es todo un evento cinematográfico que confirma el buen tino del cine argentino a la hora de recuperar parte de su Historia, revelarla en fotogramas por segundo y presentarla de una manera sólida, rigurosa, accesible y emocional en un grito de memoria y justicia. Santiago Mitre lleva a cabo la obra magna de una carrera en sentido ascendente conformando un nuevo capítulo en el que la realidad histórica de un país y el poder de evocación y de denuncia que provoca el cine van de mano siguiendo los pasos de “La historia oficial” (1985) y “El secreto de sus ojos” (2019), cintas que terminarían alzándose con el Oscar.
“Argentina, 1985” encierra un gran poder no sólo a la hora de ser capaz de crear una historia que duele, indigna y conmueve sino generando un sentimiento de empatía universal a lo que allí se cuenta e incluso de cierta envidia por parte de los países que no han sabido hacer justicia con las víctimas. La cinta se adentra en la lucha del fiscal Strassera encabezando un equipo de jóvenes abogados e investigadores con el fin de recopilar las pruebas necesarias para demostrar las barbaries del régimen de la dictadura de Videla, el cual junto a altos miembros del régimen se sentó en el banquillo en el llamado Juicio a las Juntas con el que una incipiente democracia no quería hacer borrón y cuenta nueva sino primero de todo dar algo de paz y respaldo a las familias de los muertos y desaparecidos.
“Argentina, 1985” es una producción modélica que no carga tintas pero que sí que se posiciona en un terreno y en un contexto en el que es imposible la equidistancia. Todo abordado con solidez y con un sorprendente humor convertido en ironía (fruto de la inteligencia y solidez del guión) que sorprende para bien en una historia en la que funciona tanto en la vertiente judicial como en la relación y dinámica del fiscal tanto con su equipo como con especialmente su familia representada por una mujer firme y cómplice y un hijo precoz que admira a su padre ante la responsabilidad recibida y que es el germen de esos hombres que encuentran su razón de ser en contribuir a construir un mundo mejor.
No puede haber más halagos para un Ricardo Darín que, año a año, película a película, gana en maestría y presencia siendo (si no lo era ya) no sólo uno de los mejores intérpretes de su cinematográfica sino también del panorama mundial. Un tipo que representa el carisma, la honestidad y el hecho de saber lo que es justo, imperfecto ante vulnerabilidades, miedos y presiones del poder, pero clarividente a la hora de saber distinguir entre el bien y el mal y, sobre todo, lo que corresponde a hacer en cada momento si uno aspira a mirarse en el espejo todas las mañanas y sentirse un buen ciudadano y un ejemplo para los suyos.
“Argentina, 1985” está dirigida a un público amplio y universal, haciéndose con algunos recursos propiamente hollywoodienses (recordando al cine judicial con ejemplos ilustres como “¿Vencedores o vencidos?” o “Veredicto final”) pero no priva al espectador de lo cruento de las historias, creando un caldo de cultivo emocional que (seas argentino o no) conecta con lo más dentro de uno, con los fantasmas de las etapas oscuras de cada país llenas de historias truncadas y víctimas de dictaduras y genocidios.
Es por ello que el trabajo de Julio Strassera y de su ayudante, el Luis Moreno Ocampo interpretado por Peter Lanzani, sirven como testigos, conciencias y hacedores cimentando las bases de una incipiente democracia que basa sus cimientos en que la memoria se anteponga al olvido y la justicia a la tortura en una empresa quijotesca que puede ser la última oportunidad para poder seguir adelante con la conciencia tranquila y la sensación de deber cumplido utilizando la memoria histórica como bálsamo. Un consuelo que al menos contribuya a que el hecho de no poder corregir el pasado sí que ayude a evitar los mismos males en el futuro, no escurriendo el bulto y sí llamando a las cosas por su nombre como acto colectivo de ciudadanía, políticos y medios de comunicación a la hora de no justificar lo injustificable moviéndose en intereses partidistas cuando es el bien común y los derechos fundamentales los que están por encima de todo.
En una historia en el que hay un país nuevo que nace frente a un sistema caduco, una generación que no está dispuesta a consentir y poner la otra mejilla ante los vestigios de fachos y recontrafachos, la película se erige como una guía y una esperanza en el que el coraje, la honestidad y el ser capaz de hacer concesiones para perdonar pero no para olvidar se antoja como el bien para poder sobrevivir con la cabeza alta. Cine como alegato de lo que es la conciencia desde el punto de vista más humano, la depuración del dolor e indignación y la lucha colectiva en el que un ruego de "nunca más" en forma de grito ahogado de rabia se traduzca en uno de esos milagros en los que una película trasciende el mero hecho de lo que se ve en pantalla ante lágrimas y aplausos del público. La esencia del cine que muchas cintas intentan y muy pocas elegidas consiguen y que hace a “Argentina, 1985” triunfar a base de calidad, dignidad y emoción a raudales.
Conviene saber: A competición en el Festival de Venecia 2022, Premio del Público en el Festival de San Sebastián 2022 y representante de Argentina para el Oscar 2023 a la mejor película internacional.
La crítica le da un NUEVE
Una de las grandes candidatas al Oscar a mejor película internacional. Me gustó mucho más que la coreana Decision to Leave.