"Apples"
La web oficial.
El argumento: Tras una pandemia global, todos pierden de repente la memoria. Aris, un hombre de mediana edad, se incorpora a un programa para crearse una nueva identidad...
Conviene ver: “Apples” es el debut en la dirección de Christos Nikou, director de segunda unidad de cintas como “Canino” (2009) o “Antes del anochecer” (2013). El sello de la nueva ola del cine griego queda presente en esta propuesta en la que se aborda como una extraña pandemia está provocando episodios de amnesia en un grupo de personas que les hace perder la realidad de quiénes son. Algo que desde las autoridades sanitarias les lleva a crear un programa de creación de nueva identidad para todos aquellos que no se sabe quiénes son y que, además, nadie les reclama. Es el caso de un hombre de mediana edad, Aris, que una noche se encuentra perdido en un autobús y sin documentación, siendo el mayor rasgo de su personalidad su querencia por las manzanas.
“Apples” es un retrato seco, sobrio y reflexivo no sólo sobre la soledad de nuestro tiempo, que nos lleva a ser desconocidos tanto para nosotros como para los demás siendo habitantes de unas ciudades en las que todo el mundo sigue su día a día sin interesarse por el otro, sino también por cómo la mente es caprichosa a la hora de enterrar el dolor, incluso agarrándonos como humanos a no querer recordar para no afrontar el duelo, la pérdida y, en definitiva, la verdad, tejiendo una realidad alternativa. En la película vemos al protagonista en una serie de situaciones cotidianas, tan cercanas como surrealistas, que serán pequeños retos para ir asumiendo una nueva personalidad y retratar los avances a través de fotografías.
Lo será redescubriendo algo que nunca se olvida como el ir en bicicleta, participando en una fiesta de disfraces, nadando en una piscina, frecuentando un club nocturno, viendo una película de terror en el cine como “La matanza de Texas”, o en una discoteca con el fin de bailar y pasar la noche con alguien tras tener sexo en el baño. Una evolución que no pretende ser más que un comportamiento alienado en base a protocolos grabados en cintas de cassette más que sentimientos, lo que le llevará a que sea precisamente en lo espontáneo en lo que encuentre la salida de su drama.
Una ópera prima sencilla pero muy inteligente y profunda, haciendo virtud con lo mínimo y tan desoladora como tierna en la que hay mucho de lirismo filosófico sin que en ningún momento sea pedante o excluyente para el espectador a pesar de su vena de autor. Siendo una apuesta de ritmo reposado y planos largos y estáticos, se aborda con solidez, con recursos simbólicos y también con banda sonora diegética, que va desde la música sacra como el Ave Maria, un tema de David Bowie o el más conocido twist de Chubby Checker, que nos lleva a ese mundo que vuelve a abrirse de nuevo para un tipo que sufre no sólo su soledad sino el hecho de perderse en un doble juego de identidades buscando un refugio que, quizás, sólo puede encontrar siendo él mismo más que queriendo ser otra persona.
Toda una sorpresa que se antoja, a pesar de su premisa tan genuina y heredera del primer Yorgos Lanthimos, muy propia de nuestro tiempo generando a pesar de cierta aspereza un alto valor empático en momentos tan simples como cuando pasa un examen en el que tiene que relacionar varias canciones con una serie de imágenes o cuando deja de lado unas manzanas que ha puesto en la bolsa de la compra por si eso puede suponer que recupere una memoria a la que su mente no tiene fuerzas de volver, empezando la película con el protagonista dándose cabezazos en la pared huyendo de algo que a lo largo de la cinta descubriremos que es. Una ópera prima fascinante que deja poso reflexionando sobre la condición humana.
Conviene saber: Christos Nikou debuta en la dirección con una cinta que pudo verse en el Festival de Toronto 2020.
La crítica le da un OCHO