"Anora"
La web oficial.
El argumento: Anora, una joven prostituta de Brooklyn, tiene la oportunidad de vivir una historia a lo Cenicienta cuando conoce e impulsivamente se casa con el hijo de un oligarca ruso. Cuando la noticia llega a Rusia, su cuento de hadas se ve amenazado, ya que los padres parten hacia Nueva York para intentar conseguir la anulación del matrimonio.
Conviene ver: "Anora" supone el título de consagración para Sean Baker que a lo largo de su todavía corta filmografía se ha especializado en retratar las miserias y resiliencia de la clase obrera usamericana, usualmente llamada “white trash”, y que en su cine es capaz de encontrar voz, respaldo y algo de esperanza bien sean prostitutas transexuales, madres solteras sin oficio ni beneficio, niños abandonados a su suerte o actores porno en paro. Sean Baker lleva a cabo su película más divertida y juguetona pero no por ello le quita un ápice a su mirada analítica y descorazonadora.
En su nuevo trabajo se centra en Anora, una joven de 22 años trabajadora sexual en Brooklyn, despierta y descarada, que se intuye que es hija de inmigrantes y que tiene la oportunidad de vivir una historia digna de Cenicienta cuando conoce a un joven desnortado e inconsciente, que tiene más ego que luces y como respaldo la fortuna procedente de una rica familia rusa lo que le permite vivir una vida llena de drogas, sexo, alcohol y videojuegos, que empieza siendo un cliente más pero con el que pasa cada vez más tiempo y se acaba casando de manera impulsiva en Las Vegas pasando entonces a afrontar una nueva vida en la que si bien Anora encontrará dinero y estabilidad para el joven Ivan surge la posibilidad de ser ciudadano usamericano y huir de la presión de esos padres que son los únicos a los que rinde cuentas. Todo ello será una especie de oasis para lo que parecía un futuro condenado al ostracismo. Una boda que hará que la familia del caprichoso vástago, próspera por sus negocios turbios (tras la ineficacia de los torpes guardaespaldas o más bien “niñeros”), viaje a Nueva York con el fin de anular el matrimonio.
Sean Baker ya llevaba a cabo su particular homenaje a un Disney tenebroso en “The Florida Project” y esta cinta sigue esa senda en un cuento de hadas entre Nueva York y Las Vegas que se mueve en un ritmo acelerado y que parte de la fábula a un reverso oscuro en un retrato nuevamente audaz de esos “outsiders” guardados bajo la alfombra sobre los que Sean Baker pone el foco transitando hacia un gozoso histerismo de fresca incorrección y lucidez meridiana en un carrusel de géneros en el que lo que se respira es clarividencia y naturalidad como un artista inquieto lejos del aborregamiento y con mucho que decir.
Una comedia romántica audaz, cañera y distinta en la que Mikey Madison (vista en “Érase una vez en… Hollywood”, la quinta entrega de “Scream” o en la serie “Better things”) encuentra uno de esos papeles que impulsan una carrera y que demuestra la buena mano del director con sus intérpretes, bien sean profesionales o no. Una “Pretty woman” más terrenal con la intensidad de “Diamantes en bruto” y abrazando por momentos a los Coen o a Tarantino, así como el ingenio de Woody Allen en los diálogos y a la hora de presentar personajes secundarios tan excéntricos como entrañables, abandonando el director los colores, tonos y escenarios habituales de su cine, menos saturado y mucho más sugerente y elegante detrás de la cámara, retratando los cuerpos como esa ilusión amorosa sazonada de rebeldía abrazando la estética rompedora del vertiginoso lenguaje audiovisual actual con el sello de autor de un nombre siempre lúcido, interesante y auténtico que explora los márgenes sin aleccionamientos ni sensiblerías.
Todo ello sin perder la mirada de clase desde la perspectiva de la joven que nunca se hubiera imaginado estar entre jets, casinos, joyas, fiestas y mansiones pero que en realidad tiene sentimientos mucho más puros que los que piensa una familia política que sólo quiere quitársela de encima porque no es vista más que como una buscona aprovechada. Una locura en clave de farsa trepidante divertida, cautivadora y conmovedora que vuelta alto gracias a la fuerza y determinación de esa Anora, a la que es imposible olvidar cuando se le conoce, y que no está dispuesta a que le arrebaten la oportunidad que se le ha presentado sacando las garras y toda su rabia acumulada como si quisiera forzar el aquí infructuoso “happy end” propio del que nos han acostumbrado las películas románticas pero que en la vida real no sucede.
Sean Baker es uno de los nombres clave del cine independiente usamericano de los últimos años alejándose de impostura, clichés y fórmulas repetidas por aquellos que han abrazado este tipo de películas. Es por ello que primero con A24 y ahora con NEON ha encontrado el respaldo para ofrecer un cine libre que sabe denunciar las condiciones de aquellos marginados del sueño americano, al que sólo podrán intuir desde la distancia, pero también ofreciendo la esperanza y el calor humano que hace que sus personajes conecten de manera evidente y efectiva con el público. Es lo que ocurre con una cinta especialmente inspirada y sostenida no sólo en la interpretación de Mikey Madison (que ya es una de las incontestables revelaciones del año) sino en esos personajes que, a pesar de estar en el otro bando, están más cerca de su mundo y por ello la comprenden frente a la percepción de parásito que tiene la familia oligarca destacando la conexión que la joven establece con el silente y sobrio Igor que encarna Yura Borisov o con el robaescenas Toros por un Karren Karagulian con algunas de las mejores frases de la cinta.
“Anora” es la historia de una Cenicienta de extrarradio que se toma en serio su trabajo, por muy cuestionado que sea, y que no quiere despertarse de una ilusión que parece que va a hacer cambiar su vida y llenarla de lujo y glamur en una huida hacia delante y contrarreloj frente un sueño usamericano que se prepara para dar la bofetada de realidad teniendo por ello que ir asumiendo poco a poco este hecho para que la caída sea lo más dura posible encontrando quizá a la persona menos esperada como amortiguador en una espiral que llevara a la joven de vuelta a un “status quo” del que parece condenada a no salir, primero por clase y segundo por el hecho de una juventud en ese momento desbordante pero que no durará para siempre.
“Anora” revierte las claves de la mirada con la que se ha afrontado este tipo de historias en la que ya no hay un príncipe azul en forma de caballero andante, pigmalión o millonario con el dinero por castigo para sacar a una joven de las calles, sino siendo ella la que toma las riendas de su cuerpo y de su vida defendiéndose con uñas y dientes alejándose de todo victimismo. Una película que de su carácter festivo y erótico inicial, entre luces de neón y ritmo videoclipero, se transforma en un thriller alocado que abraza la comedia de humor negro a lo "Jo, ¡qué noche!" y deriva en un epílogo tan desolador como conmovedor en el que sobre todo hay respeto y autenticidad bajo el vacío existencial salpicado de frío y nieve en el que tras la fachada hedonista de despreocupación quedan heridas en el alma y la dignidad sobre las cuales se tendrá que recomponer el orgullo y volver a poner la cabeza alta aunque más que futuro lo que se presente no sea más que seguir girando sobre la rueda a la que por condición social está condenada. Uno de los títulos más estimulantes, auténticos y divertidos de la temporada que incluso es capaz de superar un metraje algo alargado y cierta reiteración en algunos momentos.
“Anora” es una de esas películas que quedan y que, sobre todo, ayudan a consolidar a un cineasta que ha hecho de la causa de su cine virtud y necesario alegato para aquellos ocultos por la sociedad pero con mucho que contar y, por supuesto, con derecho como cualquier otro a aspirar a encontrar la felicidad aunque las cartas vengan marcadas y muchas veces sólo quede la fuerza de la resiliencia y el convencimiento de la resignación para unos personajes que, más que rebelarse sobre su suerte, sólo pueden seguir braceando ante los oleajes de una vida que les dará muestras de manera persistente del lugar que la misma tiene reservados para ello encontrando la felicidad en asumirlo dejando de lado delirios de grandeza o promesas vacías del poderoso caprichoso.
Conviene saber: Palma de Oro en el Festival de Cannes 2024, proyectada en el Festival de Telluride 2024, segunda finalista en el Festival de Toronto 2024, una de las Perlas del Festival de San Sebastián 2024, vista en el Festival de Nueva York 2024 y 4 nominaciones en los premios Gotham.
La crítica le da un OCHO