"Almas en pena de Inisherin"

"Almas en pena de Inisherin"

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El argumento: Ambientada en una isla remota frente a la costa oeste de Irlanda, “Almas en pena de Inisherin” cuenta la historia de dos amigos de toda la vida, Pádraic y Colm, quienes se encuentran en un callejón sin salida cuando Colm pone fin a su amistad de un modo abrupto. Un Pádraic atónito, ayudado por su hermana Siobhán y por Dominic (un joven con problemas), se esfuerza por reconstruir la relación, negándose a aceptar las negativas de su amigo de siempre. Cuando Colm le plantea a Pádraic un ultimátum desesperado, los acontecimientos se precipitan y provocan consecuencias traumáticas

Conviene ver: "Almas en pena de Inisherin" es el regreso cinco años después de Martin McDonagh, uno de los directores y guionistas más lúcidos de los últimos años que además ha demostrado sobradamente su buena mano con los actores. Todo ello se da cita de nuevo en una cinta que nos lleva a una pequeña comunidad rural irlandesa en el que, en su día a día, conviven una serie de perdedores congénitos que aun así intentan salir adelante como pueden. El núcleo emocional de la historia se sostiene en el trabajo de Colin Farrell y Brendan Gleeson, un par de amigos de toda la vida cuya relación se va a pique cuando uno de ellos, el personaje encarnado por Gleeson, decide romper la amistad y el otro (con la ayuda de unos aliados como su hermana, el considerado tonto del pueblo y una burra) tratará de recuperar la complicidad que tenían. Una tragicomedia austera y cuidada desde el punto de vista estético que se convierte en un canto a la amistad y que en las manos equivocadas podría resultar cursi pero que McDonagh lo convierte en una reflexión llena de elegancia cargada de ironía, melancolía y amargura sobre el peso del legado, el valor de la cultura, las metas por cubrir o los sinsabores de una generación perdida en la que sobresale un Colin Farrell que jamás ha estado tan portentoso como haciendo de un pueblerino gris e inocente que no entiende por qué su mejor amigo ya no quiere saber más de él y enamorando por la ternura que desprende su fragilidad.

“Almas en pena de Inisherin” es el regreso a los orígenes vitales del director en una mezcla de géneros con cierto aire de western ambientándose en los hermosos paisajes de la Irlanda rural, con una fotografía llena de simbolismo, fuerza y poesía que rememora a John Ford o David Lean, que terminan influyendo con su atmósfera tanto al carácter como a la vida de los personajes que allí viven en un conjunto que se sostiene en un sólido guión que navega en las aguas tragicómicas y que no hace más que mostrar que las relaciones humanas están llenas de sinsabores, momentos de alegría y esperanza combinados con otros de pesar y desilusión. Uno de los aciertos de McDonagh es cincelar toda una vida a través de la definición de cada personaje (por muy escueta que sea su presencia en pantalla) mostrando que cada uno tiene una historia que contar aunque en este caso sea la del atribulado Pádraic la que sobresalga en su peregrinaje para entender lo que ha pasado frente a un amigo que, ante el ocaso, cambia su orden de prioridades al pensar que ha echado a perder su vida. Una desazón por una amistad perdida que se valora más cuando ya no se tiene echando de menos las conversaciones, paseos o las pintas compartidas en la taberna. En un momento en el que, frente a una cotidianidad concreta, resuenan los ecos de la Guerra Civil en forma de cañonazos que empañan el ambiente de vientos que soplan fatalidad.

“Almas en pena de Inisherin” habla en clave alegórica de la soledad, del drama que hay detrás de cada ruptura y de una sociedad que cada vez se entiende menos y que se lamenta por ello representado en el título de la película que hace referencia a una figura fantasmal legendaria de la mitología irlandesa que lloraba por la noche para presagiar que la muerte iba a llegar pronto a ese lugar. Mientras el amigo perdido y deprimido por el tiempo que se le va de las manos quiere centrarse en la composición como un arte que está por encima de toda banalidad que es prescindible para él (incluso la amistad más sincera que le da alguien que ahora le parece un tipo aburrido) llevándole a decir que a alguien imperdurable como Mozart se le recuerda por su talento y no por ser buena persona, en el caso de un Pádraic la desesperación y el dolor le lleva a comportamientos y decisiones extremas que nunca hubiera imaginado fruto de su obstinación. McDonagh vuelve a brillar en un guión de sutil surrealismo y honda emoción en el que confirma su talento para llenar de vida, luz, oscuridad y humanidad a sus historias con una habilidad que convierte la risa en desesperación y el llanto en liberación conectando con emociones muy humanas y universales que van desde el amor al duelo convirtiendo lo más insustancial y cotidiano en lo más profundo y auténtico.

“Almas en pena de Inisherin” es una película rica con un existencialismo que desarma y que parte de una anécdota en una isla ficticia para hablar de la condición humana y de lo que definen nuestros actos cuando allí se junta lo añorado y el hecho de no ser consecuente para saber cuando hay que dejar marchar a algo. Todo en una patina de humor negro que crea un universo que suena tan real como fabulado rodeado de unos paisajes que alternan claroscuros entre la luminosidad del amplio paisaje volteado por las ventiscas y acariciado por las olas y la oscuridad impresionista de unos interiores que encierran a sus personajes en sí mismos ante la fragilidad de la vida y la imprevisibilidad de lo que está por venir en un país en pleno conflicto a pesar de su aparente calma. En el caso de McDonagh, una vez más, se basa en su ingenio habitual para, a pesar de lo sombrío, ser capaz de, a través de la empatía y de diálogos y situaciones entre lo divertido y lo patético, con la vía del humor negro mostrarnos ante el espejo de lo que somos como personas y de lo que somos capaces de hacer definiéndonos como personas y haciendo salir a la luz unos condicionantes en los que la rutina, la necesidad de afecto, la atracción del arte, la guerra como erosionante, el peso del catolicismo, el alcohol como revulsivo y la sombra de la muerte definen los altibajos de la experiencia de vivir y de sentir aunque el camino sea también un valle de lágrimas lleno de preguntas, incertezas y desilusiones que van en el peaje de ser esa alma errante por la vida a la que cada uno le ha tocado transitar y en el que, quien más quien menos, se intenta manejar como se puede al no tener manual de instrucciones para ello.

Conviene saber: Mejor actor y mejor guión en el Festival de Venecia 2022 y 9 nominaciones en los Oscar 2023 (película, dirección, actor, actor de reparto (x2), actriz de reparto, guión original, montaje, música).

La crítica le da un OCHO

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