"Aisha"

La web oficial.

El argumento: Una joven nigeriana busca asilo internacional en Irlanda. Atrapada en el limbo durante años en el sistema de inmigración irlandés, Aisha Osagie desarrolla una amistad con el ex prisionero Conor Healy, a quien conoce en uno de los centros de alojamiento. La creciente amistad de Aisha y Conor pronto parece ser efímera, ya que el futuro de Aisha en Irlanda se ve amenazado.

Conviene ver: “Aisha” es una modesta producción irlandesa que habla con realismo y honda emotividad sobre la relación que se establece entre una joven nigeriana que busca asilo internacional, ahogada por la burocracia del sistema llena de funcionarios insolidarios, entrevistas infructuosas y papeleos frustrantes, y un ex convicto a la deriva. Un heroísmo cotidiano que vira hacia el docudrama pero sin abandonar la empatía y que genera cierto respiro gracias a la química de sus protagonistas, unos estupendos Letitia Wright y Josh O’Connor que ponen voz y rostro a la discriminación de un sistema que expulsa y no acoge y que, a partir de los testimonios de personas reales en un país que supera el 15% de población inmigrante, construye un relato pertinente que parte de la realidad irlandesa, alejándose de la postal y creando un entorno asfixiante, para resonar en toda Europa en una cinta que por momentos evoca al cine y oficio de Ken Loach a la hora de hablar de esa marginalidad a la que la sociedad lleva a determinadas personas bien sea por su raza, origen o clase social víctimas de un sistema saturado en el que sólo son un número en el mejor de los casos y tratados como un incordio en el peor.

La nigeriana que da título a la película huyó de su país después de que su padre y su hermano fueran asesinados por unas deudas y ella agredida sexualmente y ahora está a la espera de la crucial entrevista que dirimirá su deseada situación de asilo mientras trabaja en una peluquería, mantiene videollamadas con su madre y tiene como único amigo a un ex convicto reconvertido en guardia de seguridad del centro que acoge a Aisha y que ahora intenta ir a la universidad. Son sus ojos los que nos llevan por el viaje de tantas personas representadas en ella, en busca de una oportunidad que saben que a pesar de que es muy complicada de conseguir vale más la pena por la expectativa que el decidir quedarse en un país sin futuro y en el que su integridad está en peligro. Un drama que aun así intenta dar algo de luz, no regodeándose en un sistema perverso e impersonal, ante esa imprevista historia de amistad y complicidad que surge entre dos personas muy distintas pero que comparten soledad y el abandono de las autoridades. Una relación abordada con honestidad, sutileza e inteligencia, rica por cómo se escuchan y los silencios, miradas y tímidas sonrisas que comparten entre paseos y viajes en autobús, durante el peregrinaje de Aisha en busca de su visa para conseguir la libertad, la tranquilidad, la estabilidad y el derecho a tener lo que hasta ahora se le ha negado, un futuro. Intimismo social que respira verdad y que gracias a un guión medido y nada grandilocuente y unos actores en estado de gracia (que no necesitan muchas palabras para transmitir su historia) genera empatía, complicidad en la denuncia y ternura a la hora de dar voz a los abandonados siempre con el temor de que un paso en falso pueda truncar sus incipientes sueños.

Conviene saber: La cinta está dirigida y escrita por Frank Berry ("I used to live here", "Michael inside").

La crítica le da un SIETE