"Aftersun"
La web oficial.
El argumento: Sophie reflexiona sobre la alegría compartida y la melancolía privada de unas vacaciones que hizo con su padre 20 años atrás. Los recuerdos reales e imaginarios llenan los espacios entre las imágenes mientras intenta reconciliar al padre que conoció con el hombre que no conoció.
Conviene ver: "Aftersun" es una de las revelaciones de la temporada suponiendo el debut en la dirección de la directora escocesa Charlotte Wells que, tras tres recomendables cortometrajes, ha partido de una experiencia personal, la de las vacaciones con su padre en la Turquía de los primeros 90 y la conjunción de imágenes y realidades entre recuerdos, evocaciones y el amor entre Sophie, una niña de 11 años, y Callum, su padre joven y divorciando intentando conectar desde la edad adulta lo que queda con lo que fue intentando saber si lo que uno recuerda es el momento de lo que sucedió o bien lo es la imagen que ha permanecido. Un drama ambientando con suma madurez emocional que habla de la paternidad tras un proceso de divorcio destacando el trabajo de uno de los actores jóvenes del momento, Paul Mescal, así como la que da vida a su hija en la infancia, Francesca Corio, llenando de detalle el dolor y el amor generacional. Una cinta producida por Barry Jenkins sobre esos recuerdos que se creen enterrados pero que emergen de manera reveladora en los momentos cruciales de la vida, en muchas ocasiones como tabla de salvación para poder seguir adelante o encontrar la fuerza necesaria para tomar nuevos caminos en una propuesta que reivindica la nostalgia así como el simbolismo de los silencios y las respiraciones y que nos lleva a cintas que han hablado de este tema y que nos llevan a "Matar a un ruiseñor" (1962) de Robert Mulligan, "Somewhere" (2010) de Sofia Coppola o "Cerca de ti" (2020) de Uberto Pasolini a través de un padre devoto que, a pesar de su juventud y sus escasos recursos, aprovecha al máximo el tiempo con una hija ante la presión de la finitud de las vacaciones que harán que no sólo se termine esa época del año sino que sus caminos tengan que separarse.
“Aftersun” crece por esa capacidad de conmover con la evocación pero manteniendo siempre cierto enigma y distancia sobre ese padre todavía más valorado por el peso del recuerdo a lo que contribuye el juego de las imágenes y composición de planos que, en ocasiones, emulan a la distorsión de los vídeos caseros llevándonos a la época del VHS y a una playlist impagable (con el Under pressure de Queen y David Bowie como momento cumbre y también con cintas de cassette que van desde Aqua hasta la versión en inglés de Macarena) y a un uso de la fotografía que nos lleva a esa década de los 90 cada vez más revisitada por aquellos que la vivieron de niños y adolescentes y ahora van camino de los 40. La cámara sigue en primeros planos y también fueras de campo justificados llenos de fuerza (como las lágrimas que se sienten pero no se ven mientras se llora de espaldas tras una poderosa elipsis o la tensión por mantener el equilibrio en el balcón) a ese padre y a esa hija (que son confundidos con hermanos), entre destellos de luz, que duermen en un hotel pero disfrutan en un resort, creando un oasis personal durante unos días que les unirá por siempre a pesar de la sombra del obligado salto a la madurez, la losa de la precariedad económica y la inevitabilidad del destino que hará que con el tiempo uno entienda la importancia de lo vivido y añore aquello que no se verbalizó al otro. La cuestionable fiabilidad de los recuerdos es la licencia narrativa necesaria para que Charlotte Wells muestre anécdotas de su infancia entre baños, crema solar, helados, barro, taichí, partidas de billar, revelaciones, música, bailes y conversaciones que terminan con la cabeza de uno apoyada en el hombre del otro se teje un verano que marcará para siempre y que sobre un conjunto luminoso forma el prolegómeno de una cinta que con enorme madurez aprieta y retuerce ante la irrupción de lo devastador, no sólo por lo que confluye por el recuerdo, sino por todo aquello que también pudo ser pero que nunca fue sabiendo captar tanto el dolor y el trauma como el amor y la felicidad. Una relación mantenida por un recuerdo a lo largo de tiempo (porque es eso lo que nos mantiene vivos) entre un padre y una hija en exploración de sus emociones llenas de incertidumbres ante la complejidad de una adolescente que empieza a sentir y vivir descubriendo lo que antes la inocencia lo permitía y un joven padre que, a pesar de su fachada que cubre heridas profundas porque lo primero es su hija, vive en la inseguridad de sentirse arrollado por lo que supone la vida. Una ópera prima singular, emotiva y sentida que llena de luz el poder evocador de la memoria como terapia y recuerdo y que fascina, arrebata, duele y noquea en sus últimos 10 minutos que nos hacen concluir que hay que abrazar la vida en todo momento porque a veces el pudor o el miedo nos privan de grandes momentos que hubiéramos vivido y que ya no se podrán recuperar ante una ausencia que ya sólo se puede completar por lo vivido y que reside fragmentando en el cúmulo de sensaciones de la memoria.
Conviene saber: En la Semana de la Crítica del Festival de Cannes 2022 y ganadora de 7 premios en los BIFA 2022 del cine independiente británico (película, dirección, guión, supervisión musical, fotografía, montaje y dirección revelación).
La crítica le da un OCHO
...aún sigo esperando que pase algo en la película!