Espresso: "Babygirl", seducción, deseo y ambición

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Querido Teo:

A24 tiene a "Babygirl" como una de sus propuestas para la temporada compitiendo en la sección oficial del Festival de Venecia 2024. Un “sexy thriller” con evocación del cine de los 80 y 90 centrado en un triángulo amoroso avivado por el deseo y el poder frente a los tabúes del sexo desde la perspectiva de una mujer que encuentra en su fantasía y en su sumisión su propio alegato feminista de liberación. Romy (Nicole Kidman) es una exitosa directiva y mujer aparentemente feliz que inicia un romance secreto con su joven becario (Harris Dickinson), a pesar del riesgo y los prejuicios, y a espaldas de un marido (Antonio Banderas), un director teatral atento y comprensivo pero que no le satisface anclado como está en definiciones sobre el sexo más tradicionales. Más detalles en Vanity Fair.

Es el nuevo trabajo de Halina Reijn en la dirección y guión (hasta ahora con más trayectoria como actriz) tras cintas como “Muerte, muerte, muerte” (2022) por la que consiguió nominación en los Independent Spirit Awards a la mejor dirección. Una cinta que con valentía, cogiendo el testigo de nombres como Paul Verhoeven o Adrian Lyne,  cambia la perspectiva de lo habitual en este tipo de historias abandonando miradas libidinosas de directores hombres en el que es un juego de seducción y sumisión salpicado por los roles de género, el capitalismo, las relaciones laborales, la insatisfacción y la aspiración a seguir siendo joven frente a los estragos del tiempo.

Todo ello reflejado en el cuerpo con una mujer de 57 años que ha decidido usar su posición para abandonar el conformismo de una vida asentada, liberarse y dar rienda suelta a sus fantasías de dominación y lujuria al margen de lo establecido. La incapacidad para hablar de sexo en la sociedad limitando incluso su práctica no sólo ante el pudor o las convenciones sociales sino ante las distintas formas de concebirlo tanto para hombres como para mujeres. Un trabajo arriesgado y valiente por parte de la directora que se ríe de ella misma, de su imagen y sus críticas, bien sea fundiendo su cuerpo con el de su amante bajo las luces de una discoteca, lamer un plato de leche o inyectándose bótox.

Nacho Gonzalo

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