Vittorio Gassman, emblema europeo

Querido Teo:

El pasado 1 de septiembre de 2022 se cumplió el centenario de uno de esos actores que casi son el rostro de una cinematografía, en este caso la italiana. Vittorio Gassman, apodado “Il mattatore”, estuvo en algunos de los mejores títulos del cine de país y también logró traspasar con su trabajo las fronteras destacándose su polivalencia tanto para el drama como para el divertimento.

Perfeccionista y amante de la dicción perfecta, este modo de trabajar y de pulir su personaje proviene de su querencia teatral donde brilló formando parte de la compañía de Luchino Visconti. Destacó su Kowalski de “Un tranvía llamado Deseo” de Tennessee Williams, el Ganímedes de “Como gustéis” de William Shakespeare o estrenando en su país “Muerte de un viajante” de Arthur Miller. También formó parte del Teatro Nacional donde protagonizó “Peer Gynt” de Henrik Ibsen y en 1952 cofundó y codirigió el Teatro de Arte Italiano produciendo la primera versión completa de “Hamlet”.

A pesar de que ya había debutado en el cine a mediados de los 40 seguía siendo considerado un actor de teatro, aunque no hay que olvidar su trabajo en “Arroz amargo” (1949), que fue uno de los trabajos en los que comenzó a llamar la atención en la pantalla. Eso sí, el éxito seguía reservado al teatro y a la televisión. En 1956 tocó el cielo en ambos campos alternándose los papeles del moro celoso y de Yago en “Otelo” de Shakespeare, junto a Salvatore Randone, protagonizando también una serie de televisión que le acuñaría para siempre su papado, “Il mattatore”.

Era una época de imparable y definitivo estrellato contribuyendo a ello la escapista “Rufufú” (1958), todo un hito de la comedia “allá italiana” que supuso el mayor éxito para la habitual pareja artística formada por él y el director Mario Monicelli. Lo mismo se puede decir de Dino Risi con el que rodó un buen número de títulos en el que sobresale “La escapada” (1962) dando vida a un juerguista que llevaba en un viaje en coche a Jean-Louis Trintignant por la cultura del hedonismo. También probó la dirección, debutando en ello con “Kean” (1957), conformando una filmografía de cuatro largometrajes y dos telefilms en este campo.

Mientras brillaba en la comedia en su país era reclamado también para el cine internacional formando parte de los repartos de “Sombrero” (1953) de Norman Foster, “Mambo” (1954) de Robert Rossen, “Rapsodia” (1954) de Charles Vidor o “Guerra y paz” (1956) de King Vidor. Brillaba en la comedia pero conforme iba madurando exploraba matices en otros papeles, tal fue el caso de “Brancaleone alle crociate” (1971) y “Perfume de mujer” (1974), con los que ganó respectivamente en San Sebastián y Cannes.

Respetado en su país ganó 7 David di Donatello al mejor actor (“La gran guerra” en 1960, “La escapada” en 1963, “El millón de dólares” en 1965, “Un tigre en la red” en 1967, “Perfume de mujer” en 1975, “Querido papá” en 1982 y “La familia” en 1987) además de cuatro premios especiales más.

Una vida prestigiosa en lo profesional pero también, y dentro del rol de gran estrella, muy habitual en los ecos de sociedad por sus cuatro matrimonios, divorcios sonados, su particular ironía y un ateísmo declarado que levantaba ampollas para la moral de la época.

En España rodó “La corona negra” (1951) y “El largo camino” (1992) y aquejado de depresión en los últimos años, además de potenciar su habilidad para la declamación en espacios televisivos en los que enunciaba textos con la misma pasión como si fuera en “La divina comedia”, fue homenajeado por nuestro país con el premio Donostia del Festival de San Sebastián en 1988 y con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1997.

Vittorio Gassman murió de un ataque al corazón en su casa en Roma, el 29 de junio de 2000, a la edad de 77 años.

Nacho Gonzalo