"Venom: Habrá matanza"
La web oficial.
El argumento: Eddie Brock y su simbionte Venom todavía están intentando descubrir cómo vivir juntos cuando un preso que está en el corredor de la muerte se infecta con un simbionte propio.
No conviene ver: “Venom: Habrá matanza” es (al igual que la última de James Bond) una de las películas termómetro de la pandemia que llega a salas tras más de año y medio guardadas en el cajón intentando estimular ahora la cartelera otoñal. Una cinta que gana en espectacularidad respecto la anterior entrega pero que es clara muestra del cansancio de un tipo de películas que da la impresión de que están ya agotadas habiéndolas explotado hasta el exceso tanto por Marvel como por DC durante las últimas dos décadas. Hay peleas y un batiburrillo de demasiadas cosas en el que una pretendida frescura y golpes de humor da lugar a una propuesta deslavazada y que se queda en el armazón confiándolo en la acción y en el carisma de este antihéroe encarnado por Tom Hardy pero con poco a lo que agarrarse habiendo momentos reiterativos y de puro sopor por mucho que Woody Harrelson (que ya fue mostrado en la escena postcréditos de la anterior) sea abducido por esa simbionte alienígena. Una película demasiado simple que va de más a menos con más superficialidad que la épica que se había vendido. Es comprensible que se haya hecho ante lo bien que funcionó en taquilla la anterior cinta pero va a lo fácil como entretenimiento evasivo sin consistencia con argumento nimio, esquizofrénico frenesí visual que confunde ritmo con caos y un espíritu macarra que seguro que quedaba mejor en el planteamiento general que en el resultado. Consumo rápido sin alma que parece hecho a toda prisa para cumplir el contrato y pasar a lo siguiente.
Conviene saber: Andy Serkis se pone al frente de la secuela de "Venom" (2018).
La crítica le da un DOS