"Tiana y el sapo", ¿el cine de animación tradicional ha vuelto para quedarse?

Querido Teo:

Es la pregunta que nos hacemos todos y que los directores John Musker y Ron Clements convierten en afirmación. Los creadores de "Tiana y el sapo" han estado en España presentando la película y sus canas y entusiasmo provoca que los veamos como unos enamorados del cine animado más clásico. Son artífices de “La sirenita” y “Aladdin” y es normal que intenten rememorar esos años dorados. Sin embargo, la historia de amor no se forja "a primera vista", el príncipe ya no es el personaje apuesto al que el espectador está acostumbrado y la protagonista, Tiana, es una mujer independiente con sus propias aspiraciones. Al contrario que otras heroínas de Disney, ella trabaja día y noche por conseguir crear el mejor restaurante de su ciudad, Nueva Orleans. Y es que “Tiana y el sapo” pretende aunar la nostalgia de lo clásico adoptando los giros de las nuevas tendencias animadas.

Musker y Clements han concebido la película como un gran musical de Broadway aupándose en un Nueva Orleáns casi mágico que es un personaje igual de importante que los demás en la película. Fue John Lasseter (que no hace ascos a nada al innovar con las 3D, apostar por el estilo clásico y situar a Miyazaki como su tótem referencial) el que llevó a los directores a Nueva Orleáns, una ciudad devastada por el Katrina y de la que fueron tomadas muchas instantáneas para ir captando la atmósfera del lugar. Por supuesto, ahí surgió la idea de que la protagonista tenía que ser negra teniendo en cuenta las raíces de la Historia.

Los que acusan a “Tiana y el sapo” de un intento baldío que queda por detrás de esos clásicos de los 90, reciben el contraataque dialéctico de Musker y Clements que consideran a esta película una de sus películas más reales por el hecho de que ni la princesa quiere casarse ni el príncipe Naveen es precisamente un ejemplo a seguir con su carácter mujeriego y chulesco. Y es que Disney cavó su tumba cuando extasiado por el éxito de “La sirenita”, “La bella y la bestia”, “Aladdin” y “El rey león” abusó del buenrollismo, las canciones forzadas, y los personajes planos. Ahora, aprendiendo del error, los directores de “Tiana y el sapo” confiesan que si el mundo debate si el futuro del cine pasa por el 3D ellos están convencidos que la animación de toda la vida va a seguir dando guerra porque existen determinadas historias, como la de su cinta, que no pueden ser concebidas en 3D sino con el trazo ágil y tradicional que ayuda a dar movilidad y expresividad a los personajes.

“Tiana y el sapo” tuvo un buen debut en USA y ha conseguido 3 nominaciones al Oscar, dos de ellas destacando su aspecto musical con las canciones compuestas por Randy Newman para el film. Si Newman fue el compositor que acompañó las imágenes del Pixar que se convirtió en imperio, quizás ahora contribuya a revalorizar la marca del cine familiar animado confundida con productos llenos de referencias para adultos. “Tiana y el sapo” nos evoca un deja vu que ni acaba de fructificar ni ayuda a que el género diga algo que todavía no haya dicho. Aunque si gente como Musker y Clements siguen en el empeño de volver a apostar por el 3D, lo próximo será "Rapunzel", no nos cabe duda de que volverán a tocar techo, aunque la empresa sea mucho más difícil ahora en un siglo XXI en el que al cine, como a casi todo, le cuesta volver sobre sus pasos.

Nacho Gonzalo (Coronado)