"Sudores fríos"
Hitchcock era partidario de emplear literatura popular en la inspiración de sus guiones. Para algunos “Vértigo” es su mejor película y se basaba en esta novela, obra de una pareja francesa que, entre otros reconocimientos, asumió oficialmente las secuelas de Arsenio Lupin.
Título: “Sudores fríos”
Autor: Pierre Boileau y Thomas Narcejac
Editorial: RBA
Hitchcock tardaría en enterarse de que Pierre Boileau y Thomas Narcejac habían escrito “Sueurs froides (Entre les mortes)” pensando en él, al saber que le había impresionado la historia de “Las diabólicas”. Eligieron los elementos que mejor podían seducir al inglés: Confusión de identidades, misterio, romanticismo, envuelto todo en obsesión y muerte.
A Hitchcock le convenía rodar en Estados Unidos y cambió las localizaciones originales de París y Marsella por la ciudad de San Francisco, eliminando dos aspectos esenciales de la novela original, el ambiente de París y de Francia en los primeros meses de la II Guerra Mundial, así como los sentimientos de su protagonista, dolorido por haber sido rechazado por el ejército y no poder contribuir en la lucha.
“Fingía jugar distraídamente con los pequeños gemelos de nácar e intentaba parecer importante y displicente, pero no se atrevía a acercarse los gemelos a los ojos para mirar a Madeleine. Había muchos uniformes a su alrededor. Las mujeres que acompañaban a los oficiales adoptaban un mismo semblante de satisfacción altiva, y Flaviéres las aborrecía, empezaba a detestar en conjunto al ejército, la guerra, a ese teatro demasiado lujoso, invadido por un rumor marcial y frívolo”.
Dividida en dos partes, la del enamoramiento convertido en obsesión y la de la obsesión convertida en enamoramiento, se cierra la primera con una muerte y una incierta sensación de inquietud inconcreta en el lector. La segunda concretará esa inquietud en la constatación de un plan diabólico que usa a las personas como marionetas.
El estilo y la traducción quedan reflejadas en este fragmento (TirarsealSena.txt) que empleó Hitchcock para “torturar” a Kim Novak en la escena en la que la protagonista salta al agua en un intento de suicidio. Fue repetida más de diez veces, sólo porque a Hitchcock le divertía el pequeño suplicio de la actriz, obligada a arrojarse al agua, ponerse ropa seca y volverse a tirar de nuevo. No le había gustado que la actriz intentara decidir sobre su propio vestuario.
Una novela breve, interesante y con aroma clásico aportado por el tiempo.
Carlos López-Tapia