Sitges 2017: De Annabelle a Terminator pasando por Browning, Friedkin y un ciervo sagrado
Querido primo Teo:
Como marca la tradición mañanera, lío con las entradas, se ha colgado unos segundo la web y al volver ya no quedaba nada de los esperado. Ha tocado plan modificar la lista sobre la marcha para mañana.
Con ese leve cabreo, ya habitual, tocaba la primera película del día, “Annabelle: Creation”, que es la precuela de la precuela de “Expediente Warren: The conjuring”, la que para mí es una de las mejores películas de terror de todos los tiempos. Y esta me iba a decepcionar, más teniendo en cuenta que las críticas de su predecesora eran demoledoras (preguntadle a Imogen).
No aporta nada nuevo y se me ha hecho aburrida en algunas partes, no te atrapa en una aurea de terror, más bien se dedica a dar golpes de efecto y sonido exageradísimo. Todo esto mientras no te enseñan la verdad de la muñeca, que ahí ya me he desmoronado, mientras seguía con la misma tónica de sustos. Lo que ha podido conmigo es que la historia es totalmente inverosímil en todos los aspectos, sé que hablo de una peli de terror y fantasmas o demonios o lo se quiera, y eso da mucha libertad, pero no. Si el asesino es humano se agota y ha de descansar y se ha de esconder para que no le atrapen. Si el malo es un ente demoníaco (como el de la película), no se agota ni se cansa ni le puedes golpear con una linterna, y si abre puertas, siempre puede abrir puertas y no como aquí. Vamos, que en una noche (tras escaparse de un lugar que no se puede escapar) se lo podía ventilar todo, y no estar una semana dando guerra.
Tras esta media decepción esperada le ha tocado el turno a Yorgos Lanthimos y su maravillosa y controvertida “El sacrificio de un ciervo sagrado”, de no ser así no sería de él. Por las reacciones de la gente, es película que te gusta u odias de por vida, básicamente por la forma de narrar las cosas. Lanthimos a unos nos encanta y a otros les puede parecer un snob. La gran parte de la peli son planos largos, con mucho travelling, con mucha cámara elevada sobre los personajes y mucho gran angular, recordando muchas veces a Kubrick, cosa todo ello que puede ser totalmente superfluo e innecesario para contar la misma historia, según a quien le preguntes, pero que a mí me gusta.
La trama gira sobre una historia de obsesiones, de obsesiones entre los personajes, entre unos y otros y las consecuencias tan irreales que pueden llegar suceder a partir de un hecho puntual. Los actores están muy acertados, los cinco, a cada cual con su papel, por absurdo que lo represente en cierto momento, Nicole Kidman y Barry Keoghan (uno de los dos chicos que iba en la barquita de “Dunkerque”) lo bordan y el que me ha sorprendido es Colin Farrell, no esperaba verlo tan bien. Por cierto, se me ha pasado completamente la madre del chico, con las veces que he visto actuar y ni la he reconocido, se ve que me quedé en los 90.
Al terminar ha tocado correr para llegar al Retiro y visto el resultado me hace replantear un poco los cuadrantes para los próximos días. Ya no tengo 20 años, y no estoy para carreras. Pero ha merecido la pena, era para ver (por enésima vez pero la primera en cine) “Drácula” de Tod Browning, la primera con ese nombre (la versión húngara y muda de 1921 no se cuenta). Y a destacar que ha sido presentada por David J. Skal, uno de los mayores Estudios del mundo sobre Drácula y el cine de terror.
Y por la tarde otro gozo, ver en pantalla grande por primera vez "El exorcista" en la versión del director (12 minutos más que la original) y presentada por el propio William Friedkin. Una gozada. El director ha hecho con nosotros lo que ha querido, se nos ha metido en el bolsillo a todos rápidamente, llegando al punto de decirle al presentador, en el turno posterior de preguntas, que se callara que quería seguir allí con nosotros, ya que éste quería que nos fuéramos para que empezara el siguiente pase. Y nos hemos quedado un poco más.
Y el siguiente pase en esa sala era “The battleship island: Director’s cut” (dentro de la sección Orbita) del director coreano, habitual del Festival, Ryoo Seung-wan, presentada por él mismo. Al entrar en la sala le hemos recibido con aplausos, como es normal, cosa que nos ha agradecido mucho ya que se había pasado 14 horas en avión para venir aquí sólo por eso, por las reacciones que tenemos aquí el público, es de agradecer que te digan algo así. Tanto él como su productor nos han repetido varias veces que se trataba de una historia real, muy dura y dramática, y así lo fue pero termina de hacer que sufras eso mientras las ves, una lástima.
Se centra en la isla/mina de carbón Hashima, que fue un campo de concentración que tenían los japoneses para los coreanos durante la Segunda Guerra Mundial y todo lo allí acontecido. La película está muy bien pero es cine asiático y sus interpretaciones hacen que te cuesta más de creer e involucrarte en lo que allí paso, lástima. Además, no explora nada no visto y sufrido ya, si quieres campos de concentración y sufrir ves "La lista de Schindler", y si quieres lo mismo pero con comedia y una relación paternofilial (como hay en este film) ves "La vida es bella". A destacar, y mucho, su tramo final, a partir de cuándo empieza a sonar The ecstasy of gold de Ennio Morricone (la canción del final de “El bueno, el feo y el malo”), sólo por esa parte vale la pena verla y compensa todo lo otro.
Y para rematar el día, en lugar de dormir, he llevado a cabo uno de esas cosas que tanto tiempo he deseado y que aún no lo había podido conseguir, ver "Terminator 2" en un cine. Además era en V.O., versión del director, remasterizada y en un brutal 3D para agradable sorpresa. En ciertos momentos se iban los subtítulos pero no nadie protestaba, todos nos la sabíamos de memoria.
La parte mala ha sido que ha terminado pasadas las 3 de la mañana, que me quedaban 20 minutos a pie hasta el hotel, que estaba lloviendo (no llevaba paraguas) y que antes de las 7 tenía que estar en pie. Pero no importaba.
Tu primo.
Spooky