"¡Shazam!"
La web oficial.
El argumento: Todos llevamos un superhéroe dentro, solo se necesita un poco de magia para sacarlo a la luz. Cuando Billy Batson, un chaval de acogida de 14 años que ha crecido en las calles, grita la palabra “¡Shazam!”, se convierte en el Superhéroe adulto Shazam, por cortesía de un antiguo mago. Dentro de un cuerpo musculoso y divino, Shazam esconde un corazón de niño. Pero lo mejor es que en esta versión de adulto consigue realizar todo lo que le gustaría hacer a cualquier adolescente con superpoderes: ¡Divertirse con ellos! ¿Volar? ¿Tener visión de rayos X? ¿Disparar un rayo con las manos? ¿Saltarse el examen de sociales? Shazam va a poner a prueba los límites de sus habilidades con la inconsciencia propia de un niño. Pero necesitará dominar rápidamente esos poderes para luchar contra las letales fuerzas del mal que controla el Dr. Thaddeus Sivana.
Conviene ver: “¡Shazam!” es una más de superhéroe desinhibido como Ant-Man, Deadpool o el joven Spider-Man pero lo peor que le puede pasar a esta cinta es verla como algo menor y sin entidad. Es verdad que el personaje que interpreta con frescura Zachary Levi se vende como la versión infantilizada y, sobre todo, menos filosófica de los otros héroes de capa que nos han llegado pero hay que destacar sus virtudes. Una cinta que sabe lo que es y no pretende perderse en densidad sino en ser un disfrute muy divertido con cierto aire jovial. Alocada, socarrona y juguetona destaca valores tan denostados como la amistad y la familia en una cinta que bebe indudablemente del espíritu de cintas como “Superman” (1978) o “Big” (1988). No rompe el género ni en originalidad ni en puesta en escena pero logra lo que muchas han intentado y no han podido, ser muy entretenida y tener cierta personalidad más allá del tono naif y ligero que podría achacársele propio de una puesta en escena tirando a cutre pero que no desmerece el conjunto. Y es que Zachary Levi y Asher Angel tienen una buena química que hace que la película gane con ellos muchos enteros más allá de cuando aparece un Mark Strong que parece encontrarse en una cinta diferente. En definitiva estamos ante una apuesta familiar, honesta, con un guión ingenioso (sin renunciar a algún resorte emocional que le da empaque dramático para dejar poso) y en el que parece que todas las piezas encajan y que les ha salido tal como querían que funcionara.
Conviene saber: David F. Sandberg dirige tras jugar con el terror en “Nunca apagues la luz” (2016) y “Annabelle: Creation” (2017).
La crítica le da un SEIS