San Sebastián 2023: Polémica mirada a la figura de Ternera y la bossa nova a ojos de Fernando Trueba y Javier Mariscal
Querido Teo:
La primera jornada del Festival de San Sebastián se ha completado con el polémico documental a cargo de Jordi Évole centrado en la figura de Josu Ternera y con la nueva colaboración animada y musical de Fernando Trueba y Javier Mariscal después de "Chico & Rita" (2010).
"No me llame Ternera" (Jordi Évole y Màrius Sánchez) // Made in Spain
No recuerdo exactamente a quién leí comparando "No me llame Ternera" con "The act of killing" (2012), la película de Joshua Oppenheimer donde entrevistan directamente a unos genocidas, y donde éstos cuentan literalmente cómo cometieron todas sus atrocidades. Creo que la comparación erra de todas las maneras posibles. En "No me llame Ternera", Jordi Évole se sienta a hablar durante aproximadamente una hora con Josu Urrutikoetxea, perteneciente en su momento a la banda terrorista de ETA. Asimismo, decide comenzar y cerrar la película documental con una víctima directa de Urrutikoetxea. En el mismo, la víctima narra lo sucedido y observa un posible arrepentimiento en Urrutikoetxea. En cambio, este último narra con total libertad y sin ningún prejuicio lo que supuso una vida llena de odio y violencia. Ahora bien... ¿ya está? ¿Eso es todo?
Urrutikoetxea dice al inicio del documental que "la gente" buscaba ponerle unos cuernos y una cola y demonizarle sin escucharle. Évole (y el espectador) le escuchan, y no hay manera de justificar las decisiones del mismo. Es indefendible. ¿Pero pretende Évole algo más? Cierta polémica surgió a partir de la existencia del documental porque miembros de la derecha y la extrema derecha se quejaban de que no había que dar voz a un terrorista. La mayoría reaccionó ante la frase "dejad de infantilizarnos, dejad que tengamos criterio propio". Pero es que creo que Jordi Évole tiene claro cuál quiere que sea tu criterio y no pretende nada más allá. ¿Sugiero con estas palabras alguna posible defensa a Urrutikoetxea? En absoluto. ¿Pero por qué no existe el más mínimo esfuerzo en entender de dónde nacieron las acciones de Josu Urrutikoetxea? ¿Tanto miedo tenían de que intentando entenderle corriese el riesgo de defenderle? ¿Acaso no es eso dar por hecho e infantilizar a tu audiencia?
Hay una falta absoluta de disposición de entendimiento ante el miedo a dejar de demonizar a un "mal" que es más sencillo de juzgar, una falta de interés en entender un contexto y situación históricos que repito, no justifican en ningún modo las acciones violentas de la banda terrorista, pero que con la perspectiva del tiempo queda bastante simple y superficial seguir con el relato del bien y el mal, de no tratar entender de dónde nace ese mal y cómo debemos aprender a que éste no se repita. Tengo la sensación de que Évole no era la persona adecuada para realizar esta entrevista. Quizá de otra forma esta entrevista no se hubiese dado el caso, pero creo que donde realmente hubiese existido una reflexión y entendimiento necesarios sería si una persona vasca de la izquierda independentista que siempre estuvo en contra de la violencia se sentase a hablar con Urrutikoetxea. Sin filtros. Dejando claro que el fin es el mismo pero que la línea está en los medios que se llevaron a cabo.
Desconozco si la sensación general ha sido de que "No me llame Ternera" es una buena o mala película. Sí que creo que se está centrando demasiado la conversación en si sí documental blanqueaba o no a Urrutikoetxea. Como si aún todavía necesitasemos responder a las chiquilladas de la extrema derecha. Seamos más que eso. Reflexionemos desde otra perspectiva. No digo que la mía sea la correcta. Tampoco sé si lo es la de esta película.
"Dispararon al pianista" (Fernando Trueba y Javier Mariscal) // Sección Oficial (Proyecciones especiales)
Javier Mariscal y Fernando Trueba vuelven después de "Chico & Rita" a la animación, con un largometraje centrado en el movimiento musical bossa nova, aunque realmente como telón de fondo, porque sobre todo se centra en la desaparición y asesinato del joven virtuoso del piano Tenorio Jr. A través de diversas entrevistas, los directores van tejiendo una red para descubrir la verdad sobre lo que pasó, para también para construir y reconstruir un momento histórico fundamental para el arte en las décadas de los 60 y los 70.
El tema aquí no es la relevancia de los hechos, o el valor moral e histórico de las declaraciones o aportaciones artísticas de cada individuo, el tema es cómo está construido. Es cierto que la animación convierte en atractivo una propuesta que de otra forma hubiera sido más clásica, pero también más obvia y por lo tanto no tan estimulante. Pero la construcción de la película no termina de cuajar debido a una estructura cimentada en el interés que pueda surgir en el espectador. Los directores se tiran al vacío sin paracaídas dependiendo absolutamente que el tema enganche, ya que ni la narración visual a partir de la animación o ya puramente formal termina de ser estimulante o ya propiamente narrativa.
Y cuando dejas que todo dependa de la lírica de tus entrevistados, y además hay una cantidad inmensa de ellos, corres el riesgo de que el espectador termine desconectando, como fue mi caso. Creo que es interesante la atmósfera de cine negro que quieren plasmar, que le da una vuelta a lo que podría haber sido un documental más tedioso. Los mimbres con esto y el tema de la animación estaban ahí, pero se sigue sintiendo como un conjunto de declaraciones redundantes que nunca terminan de enganchar o emocionar del todo, ya que no abraza la estructura mejor o peor pero atractiva de un "true crime" ni tampoco el de una narración de docuficción, cimentándose únicamente en el habla.
Esto convierte "Dispararon al pianista" en un visionado algo frustrante, donde las hechuras del mismo daban para una experiencia memorable pero que cierta dejadez a la hora de la realización del mismo lo convierten en una película no precisamente atractiva para todos los espectadores.
Iker González Urresti
No hay extrema izquierda, no. Ni una "izquierda" (menuda ironía) independentista de carácter excluyente y supremacista. Ni un cierto afán por intentar que la sociedad sufra de un poco de amnesia para blanquear apoyos interesados. Quien si no mejor que Jordi Evole.