San Sebastián 2016: Emoción ante la pérdida con el monstruo de Bayona y el exquisito viaje de identidad de "Frantz" de Ozon
Querido Teo:
La quinta jornada del Festival de San Sebastián iba directamente al lagrimal con la proyección fuera de concurso de "Un monstruo viene a verme" de Juan Antonio Bayona, el presumible taquillazo de una muy buena cosecha que se presenta para el cine español como están siendo testigos las rías donostiarras. Además también hemos podido ver “As you are” de Miles Joris-Peyrafitte en la sección oficial y "Frantz" de François Ozon en la sección Perlas.
“Un monstruo viene a verme” es la nueva y ambiciosa cinta de Juan Antonio Bayona que se adentra en la historia de un niño de desbordante imaginación que escapa de su realidad ante el dolor que sufre por la enfermedad que padece su madre y que va apagándola poco a poco. Una cinta que, recordando a otros títulos como “Donde viven los monstruos” o “El laberinto del fauno”, deja a la imaginación volar con la aparición de un monstruo (en realidad un árbol) de voz atronadora que le contará tres relatos (la historia de un reino, la de un boticario y la de un hombre invisible) que supondrán una enseñanza de vida (casi como moralejas orientales) a la hora de que él cuente su historia, la de verdaderamente como se siente, así como el hecho de que ni todo es blanco ni todo es negro a la hora de tratar cualquier problema o juzgar algún hecho. Una película exquisita en la forma, especialmente en la narración de esos relatos tirando de dibujos y acuarelas, y que muestra también muy bien ese sentimiento universal ante el dolor por la posible pérdida de un ser querido demasiado pronto para ello lo que la convierte en la cinta más madura y compleja que hasta ahora ha hecho el director sobre su trilogía maternofilial. Felicity Jones es la madre enferma llenando de dulzura a su personaje mientras que Sigourney Weaver es la abuela del crío, con el que siempre ha mantenido una relación distante. Toby Kebbell es el padre y Liam Neeson la voz del monstruo pero la gran estrella es el crío Lewis MacDougall que llena de ternura, rabia, inocencia y vulnerabilidad a un personaje que se da de golpes en la pared ante el trance que le hace pasar la vida contando con la fantasía como enseñanza y con el apoyo de los que le rodean. Bayona sigue dirigiendo niños como nadie. La cinta tiene su baza en narrar un dolor que se siente como propio y juega con la imaginación como escape a un dolor identificable. Eso sí, quizás no termine siendo tal fenómeno como lo fue “Lo imposible” por el hecho de que el drama sea aquí universal pero también más crudo, no como aquella que basaba su emoción en la épica y la esperanza a pesar de la tragedia que vivía una familia cuyo transcurrir tenía también de fondo (como es el caso) las notas de Fernando Velázquez.
En sección oficial hemos podido ver “As you are” de Miles Joris-Peyrafitte. Una cinta que, sin llegar al punto de “Nocturama” o de “Playground”, también ha bordeado la polémica presentando a dos estudiantes de instituto que acaban conectando cuando el padre de uno y la madre de otro comiencen una relación. Entre ellos se establece una atracción y adicción que irá a más cuando entre en juego otra compañera de estudios. Sordidez para un drama de jóvenes a la deriva que son tristes sombras de lo que se creen que son. Además, desde el primer minuto (a través de una serie de grabaciones a cada uno de los personajes) ya descubrimos por donde va a ir la cinta lo que potencia toda su previsibilidad. Una cinta de fórmula "indie" pero desde un punto de vista autodestructivo.
En la sección de Perlas hemos podido disfrutar de “Frantz”, lo nuevo del habitual por estos lares donostiarras François Ozon que es un remake de la película “Remordimiento” que Ernst Lubitsch dirigió en 1932. Con un impecable blanco y negro (que vira al color en las sucesivas ensoñaciones que recuerdan algunos momentos del pasado) y una puesta en escena exquisita nos adentramos en una pequeña ciudad alemana que sufre las consecuencias psicológicas del fin de la I Guerra Mundial. Allí una joven pone todos los días flores en la tumba de su prometido, que murió en batalla, viendo como también esa tumba es visitada por un joven francés que parece también conocer a Frantz. Un pulcro, elegante y sensible retrato de traumas, apariencias, mentiras reparadoras y sentimientos de culpa tras la guerra en ese camino de ida y vuelta franco-alemán que emprenden ambos personajes con el fin de conseguir la expiación del dolor que les atormenta y de conocer mejor al otro averiguando realmente cuáles son sus motivaciones y sufriendo el rechazo al desconocido que viene del país que tantas pérdidas humanas y familiares ha ocasionado para el otro aunque, como bien se dice en la película, es posible que realmente a quien haya que achacar la culpa no sea al bando enemigo sino a los propios padres que enviaron con orgullo a sus hijos al destino incierto de la guerra. La cinta, además, se mueve en un aire de tristeza en el que se maneja bien los giros de una historia nada previsible en el que los personajes nunca son lo que parecen; haciéndonos creer lo que no es y ofreciendo distintos prismas en el momento más insospechado descolocando al espectador sobre la personalidad o destino de los personajes pero sin que esto chirríe en ningún momento. Una película magnífica con la que Ozon sigue demostrando su versatilidad sin perder su sello de tejer una intriga en el que la ambigüedad moral y de identidades es un hecho; ahora desarrollando una particular y orgánica historia de amor sobre el trazado histórico de dos frentes heridos por la guerra. Magníficos los actores Pierre Niney y Paula Beer, en la melancolía de una pasión y un enigma intermitente, premiada ella en Venecia este año como mejor intérprete revelación.
Nacho Gonzalo