San Sebastián 2016: El top 10 de lo visto en el Festival
Querido Teo:
Toca hacer balance de la 64ª edición del Festival de San Sebastián y para ello que mejor que hacerlo a través de las 10 películas que más nos han gustado de las vistas aquí, sin entrar en algunas que ya tuvimos fortuna de ver en Cannes hace unos meses. Una edición con una sección oficial discreta pero digna, salvada en su mayor parte por el riesgo de sus propuestas (algunas con mejor fortuna que otras) y por la cosecha de cine español, y marcada por la sordidez y violencia propia de la maldad humana más congénita y desesperada.
10º Little men (Ira Sachs)
Perlas. Una cinta sobre la pureza de la amistad juvenil frente a las complejidades de los adultos. Todo parte de la mudanza de una familia de Manhattan a Brooklyn tras heredar el piso del abuelo, existiendo en el mismo edificio una pequeña tienda de ropa que también era de su propiedad y regentada por una cincuentona chilena que vive con su hijo. Los chicos de las dos familias (de 13 años) enseguida conectan con una tensión romántica siempre latente y subyacente entre ellos pero que, sobre todo, es la conexión de dos inadaptados con vocaciones artísticas (uno interpretativa y el otro pictórica) en esos años tan imprevisibles de la preadolescencia. Esa relación se verá afectada y condicionada con la disputa por el alquiler del local de la tienda de ropa (Greg Kinnear y Jennifer Ehle frente a Paulina García descubierta por el cine USA tras el éxito de “Gloria”). La cinta destaca por su fina sensibilidad, derivando en un final agrio pero convincente, y por el gran trabajo de los jóvenes actores Theo Taplitz y Michael Barbieri.
9º La vida de Calabacín (Claude Barras)
Perlas. Una cinta de una hora de duración a la que no le hace falta más para conmover y entretener con la historia de un niño de 9 años que se queda huérfano tras la muerte accidental de su madre, recalando en un hospicio en el que encontrara a otros inadaptados como él y que también vienen de sufrir más de lo que se merecerían por edad encontrando entre ellos una manera de lamer sus heridas y crear un grupo que pueda con sus traumas. Una modesta propuesta que recuerda en técnica al cine de Laika y que nos gana por su sensibilidad y emoción teniendo la valentía de tocar temas duros y muy reales como el desarraigo, la soledad y las heridas del pasado de una manera que no desvirtúa su mensaje optimista en una apuesta muy honesta abordando hechos importantes sin renunciar a la esperanza. Una delicia.
8º Un monstruo viene a verme (Juan Antonio Bayona)
Sección oficial (fuera de concurso). “Un monstruo viene a verme” es la nueva y ambiciosa cinta de Juan Antonio Bayona que se adentra en la historia de un niño de desbordante imaginación que escapa de su realidad ante el dolor que sufre por la enfermedad que padece su madre y que va apagándola poco a poco. Una cinta que, recordando a otros títulos como “Donde viven los monstruos” o “El laberinto del fauno”, deja a la imaginación volar con la aparición de un monstruo (en realidad un árbol) de voz atronadora que le contará tres relatos (la historia de un reino, la de un boticario y la de un hombre invisible) que supondrán una enseñanza de vida (casi como moralejas orientales) a la hora de que él cuente su historia, la de verdaderamente como se siente, así como el hecho de que ni todo es blanco ni todo es negro a la hora de tratar cualquier problema o juzgar algún hecho. Una película exquisita en la forma, especialmente en la narración de esos relatos tirando de dibujos y acuarelas, y que muestra también muy bien ese sentimiento universal ante el dolor por la posible pérdida de un ser querido demasiado pronto para ello lo que la convierte en la cinta más madura y compleja que hasta ahora ha hecho el director sobre su trilogía maternofilial. Nos fascinó el trabajo del crío, Lewis MacDougall, acompañado de Felicity Jones, Sigourney Weaver, Toby Kebbell y la voz atronadora de Liam Neeson.
7º Que Dios nos perdone (Rodrigo Sorogoyen)
Sección oficial. Rodrigo Sorogoyen sigue creciendo y en “Que Dios nos perdone” logra un policiaco castizo, sólido y con una tensión in crescendo que parte de la confrontación de caracteres y técnicas de dos detectives del cuerpo de policía (una bestia parda de rotundidad física que pone la fuerza y el carácter pagando disciplinariamente por ello y un apocado y gris oficial cuya virtud es más la sagacidad y espíritu de observación) cuando en Madrid comienzan a sucederse una serie de hechos que podrían estar hablando de la existencia de un violador y asesino de ancianas. Unos sucesos que van creando una gran consternación en la sociedad (en pleno caluroso verano madrileño de 2011 marcado por la visita del Papa y las manifestaciones del 15-M) y que servirá para poner al límite a este cuerpo de investigación, mientras ahondamos en las descorazonadoras vidas personales de cada uno de ellos y que van desde la familia desestructurada y rota hasta el aislamiento y la incapacidad de emprender una relación romántica normal. Una película con ciertos trucos en el guión (basados en un caso real ocurrido en Cantabria) pero que son salvados por el oficio de Sorogoyen en una película que no abandona cierto humor localista y una trama lo interesantemente atractiva (e in crescendo) para mantenernos pegado a la butaca. En el reparto actoral destaca especialmente un Roberto Álamo animal y magnético con un gran trabajo físico junto a un Antonio de la Torre en el personaje de tartamudo traumatizado que resuelve con esa sobriedad (“Caníbal”, “Tarde para la ira”) a la que parece estar abonando su carrera últimamente. A destacar también a José Luis García Pérez, Luis Zahera y un sorprendente Javier Pereira en este “Seven” patrio y callejero que también recuerda a “El secreto de sus ojos”.
6º Ikari (Rage) (Lee Sang-il)
Sección oficial. Una sorpresa que llegó a última hora. Toda una joya que se mete de lleno en el melodrama con un contexto de investigación policial pero manteniendo el tono y la emoción de cuatro parejas de personajes afectados en mayor o menor medida por el asesinato de un matrimonio en su domicilio mientras en la pared aparece escrita con sangre la palabra “cólera”. Historias desoladoras sobre culpa y confianza (un padre al que no le gusta el novio de su hija, una relación gay y dos jóvenes que se hacen amigos de un okupa) en un dramón perfectamente ejecutado técnica (con montaje y fotografía) e interpretativamente (Ken Watanabe es el más popular de un reparto perfecto); mientras que el montaje y la música hacen el triple salto mortal pero llegando a buen puerto así como con la presencia de unos actores nunca paródicos a pesar de expresar el drama con desgarro y desesperanza.
5º La reconquista (Jonás Trueba)
Sección oficial. “La reconquista” de Jonás Trueba es una de las sorpresas más estimulantes de la sección oficial de este año confirmando la excelente cosecha que se ha elegido para competir en el festival. Acusado en otros trabajos de artificial, petulante y demasiado literario en sus diálogos, el director logra en su cuarta película su particular “Antes del amanecer” con la historia de dos treintañeros que se reencuentran 15 años después tras prometérselo a sí mismos en sus cartas y compartir su primer amor. Sentida, libre y autentica sobre el peso del primer amor en ese discurrir de conversaciones, secretos y las brasas de la pasión del pasado en una noche de reencuentro y liberación inolvidable a través de un Madrid melancólico y con cierto aire bohemio y de fábula. A destacar la naturalidad de una historia y de sus actores (Itsaso Sarana, el habitual de Trueba Francesco Carril o una luminosa Aura Garrido) que se divide en tres actos; el primero el reencuentro en una cafetería, el segundo en el interior de la casa de él tras esa noche de redescubrimiento y el tercero rememorando el inicio de ese amor adolescente cuya carta les revoca a ese recuerdo (el segmento más cuestionable y alargado). Con un final abierto (eso también muy Linklater) la cinta es un gozoso viaje por los sentimientos del amor más puro y con una banda sonora (las canciones del padre músico de la protagonista interpretado por Rafa Debio) que encaja en la historia como un guante recordando incluso a las que sonaban en el documental “Searching for sugar man”. Una cinta que confirma que en materia de sentimientos siempre seremos unos principiantes.
4º Lady Macbeth (William Oldroyd)
Sección oficial. Una modesta producción británica que adapta libremente la obra teatral de Nikolai Leskov centrándose en una mujer en un entorno rural en el que se ve obligada (para subir de estatus y progresar en la vida) a casarse con un hombre pusilánime y frustrado al que dobla la edad conviviendo también con el estricto y simiesco padre de él. Una vida gris y mortecina que se aviva cuando se queda sola en la casa unos días y se desata la pasión más desenfrenada con uno de los trabajadores de la finca. Una cinta que trata temas muy interesantes en lo referente al poder femenino a pesar de vivir en una sociedad patriarcal, así como el sistema clasista y de prejuicio racial, en una cinta con estética que recuerda a la seguida por Andrea Arnold o Cary Fukunaga en sus adaptaciones de clásicos de la literatura victoriana. Un ambiente lúgubre y opresivo para una pasión desenfrenada y carnal en el que los papeles de víctimas y verdugos se van intercambiando ganando por la presencia de una perversidad femenina soterrada y promovida por los más bajos instintos que llevan a la locura de unos personajes de moral mugrienta. Una subyugante propuesta que merecería presencia en el palmarés y que destaca por una notable Florence Pugh y por una atmósfera pulcra y exquisita bajo cuya alfombra hay vestido de apariencia escalofrío y horror.
3º La llegada (Denis Villeneuve)
Perlas. La película de Denis Villeneuve adapta el relato corto de Ted Chaung pretendiendo ser un thriller íntimo sobre una amenaza alienígena que puede destruir a la raza humana cuando unas enigmáticas vainas se quedan a pocos metros del suelo suspendidas en el aire. Eso sí, Villeneuve apuesta más por un estilo tipo Kubrick, Malick o Spielberg como se presuponía en el avance, aunque eso no sería justo para Villeneuve ya que sobre todo lo que prevalece es su sello en un proyecto muy arriesgado, no sólo por su honda sensibilidad y sentido críptico sobre nuestro tiempo, sino también por manejar bien sin que quede forzado ni gratuito diversas líneas temporales que ayudan a comprender la personalidad y vivencias de la protagonista, una descifradora del lenguaje de signos que establecen estos invasores gigantes y con tentáculos a los que el personaje de Jeremy Renner no duda en rebautizar como un clásico dúo cómico. “La llegada” deja noqueado y fascinado por su gran carga sensorial respetando la sci-fi más atemporal en una película sobre los nexos de comunicación y emocionales así como la aleatoriedad del tiempo y nuestra incapacidad humana de no verlo más como una sucesión lineal de acontecimientos. Villeneuve crea su película más ambiciosa, compleja y redonda hasta la fecha, así como aportando un mensaje antibelicista que tendrían que adoptar todos los gobiernos, siendo esta la prueba de fuego definitiva de que la secuela de “Blade Runner” no podía estar en mejores manos. Amy Adams más estrella que nunca y la composición clasicista de Jóhann Jóhannsson son sus mejores aliados para contribuir a hacer una experiencia totalmente inmersiva que te deja noquedado y temblando en la butaca ante la experiencia que supone ver una de las mejores películas de ciencia ficción que nos ha dado el cine.
2º Neruda (Pablo Larraín)
Perlas. Pablo Larraín sigue ganando peso como director con una película que desmonta los convencionalismos del biopic apostando por la anécdota histórica jugando con la realidad y ficción en la propia trama de la película, en la fusión entre la vida y la obra del escritor (con los personajes que le conocieron y las mujeres que le amaron de trasfondo) y la figura de un policía fascinado por la influencia de su progenitor (más fantaseado que real) no sabiendo ni él mismo ni su origen, ni sus motivaciones y si en realidad no es más que un personaje secundario dentro de la amplia figura de un artista apasionado por la escritura, sus ideas comunistas y los placeres de la vida. La cinta rebosa originalidad y deconstrucción por parte de un Larraín que no va a lo obvio y que construye una portentosa historia de cine negro sustentada en el juego del ratón y el gato de los dos protagonistas, la rendición a la desbordante personalidad del poeta y senador y en un lirismo lleno de carga dramática que explota en emoción en unos últimos 20 minutos realmente prodigiosos y bellísimos. Son los que acreditan el talento y la maestría de un nombre cada vez con más prestigio internacional y que arriesga saliendo siempre cada vez más y más airoso tras las nada convencionales y complacientes cintas que llenan su filmografía.
1º Frantz (François Ozon)
Perlas. François Ozon se ha atrevido con un remake de la película “Remordimiento” que Ernst Lubitsch dirigió en 1932. Con un impecable blanco y negro (que vira al color en las sucesivas ensoñaciones que recuerdan algunos momentos del pasado) y una puesta en escena exquisita nos adentramos en una pequeña ciudad alemana que sufre las consecuencias psicológicas del fin de la I Guerra Mundial. Allí una joven pone todos los días flores en la tumba de su prometido, que murió en batalla, viendo como también esa tumba es visitada por un joven francés que parece también conocer a Frantz. Un pulcro, elegante y sensible retrato de traumas, apariencias, mentiras reparadoras y sentimientos de culpa tras la guerra en ese camino de ida y vuelta franco-alemán que emprenden ambos personajes con el fin de conseguir la expiación del dolor que les atormenta y de conocer mejor al otro averiguando realmente cuáles son sus motivaciones y sufriendo el rechazo al desconocido que viene del país que tantas pérdidas humanas y familiares ha ocasionado para el otro aunque, como bien se dice en la película, es posible que realmente a quien haya que achacar la culpa no sea al bando enemigo sino a los propios padres que enviaron con orgullo a sus hijos al destino incierto de la guerra. La cinta, además, se mueve en un aire de tristeza en el que se maneja bien los giros de una historia nada previsible en el que los personajes nunca son lo que parecen; haciéndonos creer lo que no es y ofreciendo distintos prismas en el momento más insospechado descolocando al espectador sobre la personalidad o destino de los personajes pero sin que esto chirríe en ningún momento. Una película magnífica con la que Ozon sigue demostrando su versatilidad sin perder su sello de manejar una intriga en el que la ambigüedad moral y de identidades es un hecho; ahora desarrollando una particular y orgánica historia de amor sobre el trazado histórico de dos frentes heridos por la guerra. Magníficos los actores Pierre Niney y Paula Beer, en la melancolía de una pasión y un enigma constante.
Nacho Gonzalo