San Sebastián 2015: "High-rise", "El niño y la bestia", "El rey de La Habana", "Eva no duerme" y lo nuevo de Panahi y Desplechin
Querido Teo:
El Festival de San Sebastián sigue su curso, todavía sin la gran película que haya puesto la competición a su favor pero sí con títulos destacados que van entre lo fascinante y lo polémico, lo sugerente y lo discutible. Aun así, San Sebastián está virando a la variedad de géneros (sin hacerle ascos a nada) y se nutre gracias a la riqueza de unas secciones paralelas en plena forma. En esta crónica no incidiremos en películas que ya vimos en Cannes como "Irrational man" (sólo para los que le perdonan todo a Woody Allen), "Chronic" (ni Tim Roth la salva) o "Mountains may depart" (hemos vuelto a emocionarnos con este sentimental retrato familiar con la realidad de las dos vertientes de la sociedad china como telón de fondo).
"High-rise" de Ben Weatley, el transgresor director de "Turistas", ha presentado a concurso una de las cintas que desde el primer momento ya están generando encendidos debates entre los que la elevan a cinta de culto y a los que les ha parecido una patochada que se excede en regodea en su aspecto más gore. Una distopía adaptando el clásico literario de J.G. Ballard en la que un neurocirujano se muda a un rascacielos en forma de complejo de ocio, tan anodino como intrigante, que actúa como reflejo de una sociedad clasista sustentada por el arquitecto que construyó el inmueble y también por unos vecinos muy peculiares que, en función de su estrato social, viven en él como si fuera una particular selva en el que la aparente calma. Un retrato áspero y mugriento sostenido por una atmósfera preapocalíptica en un reflejo crítico de la cloaca hedonista e impersonal de nuestro tiempo al que lo que más se le puede achacar es tener un final que desbarra bastante y que se pasa de tortuoso. En la cinta nos encontramos un nuevo duelo entre Tom Hiddleston y Jeremy Irons (el doctor y el arquitecto), habiendo coincidido ya como padre e hijo en la miniserie británica shakesperiana "The hollow crown", siendo Luke Evans el que al final les acaba ganando terreno con un personaje que desata (aunque sea paradójico) la cordura a través de la rebelión. Por cierto, a los que les hace gracia ver bailar a Tom Hiddleston (confesó que su principal escuela en este campo son los pubs nocturnos en la Inglaterra de los 90) hay una escena/ensoñación en la que vuelve a demostrar sus aptitudes en este campo.
La sección oficial se ha marcado un tanto incluyendo a "El niño y la bestia" de Mamoru Hosoda como la primera película animada a competición en toda su Historia. De Japón tenía que ser ya que el cine oriental animado ya ha asomado en secciones paralelas del certamen en anteriores años. La cinta tiene todo lo que se puede esperar de ella; fábula con muchos valores de sacrificio, esfuerzo personal, trabajo en equipo, lazos que se establecen entre seres diferentes y amistad. Sin ser el mejor trabajo del reputado Hosoda, la cinta encierra una gran emoción en la historia de un chico de 9 años desarraigado y algo impertinente que queda al cuidado y mentoría de un oso; y es que la cinta imagina un mundo en el que la sociedad se divide entre las elites urbanitas con humanos y el Japón más tradicional y feudal en el que conviven animales con hábitos de comportamiento humanos. En una cinta con ecos a "Karate Kid" y "La bella y la bestia", el oso entrenará al chico y ambos desarrollarán sus habilidades en este terreno además de canalizar a través de ello su cuestionable comportamiento en las relaciones sociales, siempre con la irascibilidad por bandera. Competiciones de altos vuelos, mucha filosofía nipona y la amenaza del agujero oscuro fruto del odio y el rencor en una cinta que conmueve y entretiene a ratos pero que sufre un arranque demasiado torpe y reiterativo y una sucesión de finales demasiado alargado demostrando que no se sabía muy bien como poner el cierre a una película que, sin embargo, merecería ser una de las contendientes a la Concha de Oro. Quizás teniendo en cuenta que es un precedente histórico en la sección oficial haya guiño a su favor.
"El rey de La Habana" es lo nuevo de Agustí Villaronga tras "Pa negre", la cinta por la que pasó de ser una rareza en nuestro cine a un nombre respetado y conocido por buena parte del público. Villaronga sigue esa senda con un retrato de desarraigo y podredrumbe en La Habana previa al arrase del ciclón de El Niño. Tras un principio que deja una sonrisa amarga, pero que también es un ejemplo de poner las cosas en su sitio de una manera ágil y rápida mostrando un trauma que marca la primaria psicología de un protagonista que sólo busca práctica sexo dándose golpes con la vida mientras sentimientos como la amistad y el amor intentan abrirse paso. Lo mejor de la cinta es que tiene una gran frescura y naturalidad, respirando y oliendo esa La Habana sucia, desfavorecida y sudorosa. Todo gracias al trabajo de Maikol David como ese Reynaldo rebautizado como "rey de La Habana", Yordanka Ariosa como la salerosa y algo desquiciada Magda y el tierno personaje Héctor Medina como Yunisleidi. Por el camino mucho sexo y un tono de tragedia griega que arrasa con todo lo que hay a su paso, como ese ciclón, debido a los débiles cimientos en los que se sustenta Aunque se deja llevar por el trazo grueso en algunas ocasiones, con un final que no necesitaba regodearse de manera tan evidente y sórdida en la fragilidad de la relación protagonista, la cinta es honesta y un buen retazo social de un lugar poliédrico y en el que el colorido y la alegría con el que se suele promocionar da paso a otro tipo de realidad mucho más auténtica y menos superficial.
Por lo menos estas tres películas no han sido la decepción evidente de "Eva no duerme" de Pablo Agüero en el que la sombra de la figura de Evita Perón tras su muerte, representado en el misterio que rodeó al lugar exacto en el que descansaban sus restos durante 25 años, sirve para ofrecer un pedazo de Historia de la Argentina más represiva, violenta y desnortada así como la aparente "reconciliación" con esa época con Isabel Perón al frente del gobierno. Un buen reparto pero cuya presencia es bastante coral ya que encontramos a nombres que no hacen más que cameos como Gael García Bernal o Imanol Arias, el primero como un oficial que inicia y cierra la historia dejando patente la honda huella dejada por esa "yegua" y el segundo como el embalsamador del cuerpo. Finalmente, los capítulos más interesantes son el protagonizado por Denis Lavant (con una escena de pelea cuerpo a cuerpo realmente brutal) y Daniel Fanego (como un alto mando de la dictadura que cae en desgracia siendo capturado para pagar por sus cruentos actos). Una cinta que tiene una premisa interesante pero que se hace tosca e irregular pasándose de demasiado concreta y, en ocasiones, de metafórica y discursiva.
Pasando a Perlas íbamos entregados a que nos gustara "Trois souvenirs de ma jeunesse" de Arnaud Desplechin, un retrato iniciático sobre un tipo (interpretado por el actor fetiche del director, Mathieu Amalric) que recuerda sus años de juventud marcados por sus padres, sus profesores, su familia, sus amigos y sobre todo esa Esther que le hace perder la cabeza. Un "Jules et Jim" que intenta abarcar demasiado y que es una mirada nostálgica a una generación que no logra transmitir lo que pretende debido a la intensidad con la que se cuenta todo; lo que acaba provocando el desinterés por esa relación de amor intermitente. Y es que el mito de la mujer que volvió loco en la juventud ya está demasiado trillado y, aunque Desplechin intenta hacer su particular clásico de este subgénero, se queda a medio camino.
Mucho más lograda es "Taxi Teherán", el más reciente Oso de Oro de la Berlinale que le concedió el premio a un recluido Jafar Panahi. Un viaje de denuncia y compromiso con un Pahahi que se pasa al gremio del taxi para que sus pasajeros de despojen ante él y vaya aflorando la realidad del país mostrando como ante el mundo civilizado que reflejan también hay todavía mucha incomprensión, fanatismo y censura. Algo que vemos en una escena final escalofriante pero redonda a la par que sencilla o en como la sobrina del director (personaje revelación entre adorable devota de su tío y marisabidilla) enumera los puntos que tiene que seguir para que su trabajo fílmico para el colegio no reciba la catalogación de "indistribuible". Una película sencilla que no necesita de ningún alarde para entretener, concienciar y golpear sin cargar tintas y con un tono amable, desenfadado y efectivo que hace que se mantenga el interés en la película en todo momento uniéndose a "Esto no es una película" y "Pardé" como su particular "trilogía del censurado".
Terminamos el repaso con nuestra experiencia con "600 millas" en Horizontes Latinos, la representante mexicana al Oscar. Una seca historia sobre el tráfico de armas que tendrá dos inconvenientes en la carrera de premios. El primero es que hay mucho diálogo en inglés (concesión para Tim Roth, el agente secuestrado por un joven delincuente y que protagoniza con él una road movie hacia ninguna parte) y el segundo es el escaso ritmo que convierte a la cinta en un producto tedioso y poco afortunado.
Nacho Gonzalo