San Sebastián 2015: Activismo efectivo, esencia Lorca, síndrome de Estocolmo, naturaleza y pérdida, clan argentino y la política del hijo único
Querido Teo:
En los últimos coletazos del Festival de San Sebastián sigue el ritmo incesante de películas pero, a pesar de que se suela decir que los Festivales se reservan los platos fuertes para los primeros días, hemos tenido desde toda una sorpresa que se ha convertido en una de las favoritas del certamen para muchos (aunque no entre a competición) y alguna película más que interesante, incluso un telefilm modélico que es lo más parecido a un “Oscar friendly” que vamos a ver a concurso. Eso sí, también ha sido jornada para “El hijo de Saúl”, una de las ganadoras de Cannes.
"Freeheld" es un drama reivindicativo y de denuncia con el caso real de la agente de policía Laurel Hester que, ante el cáncer terminal que se le detecta, lucha para que su pareja (una chica más joven que ella) reciba la pensión que le corresponde como pareja de hecho, todo frente un tribunal que no se lo permite a pesar de los más de 20 años de servicio de la protagonista y que sea un derecho que ostentan las parejas de distinto sexo. La cinta es todo lo que pretendía, un telefilm muy efectivo que intenta sacar partido a todas sus teclas con una factura digna, unos actores entregados y el valor emocional de una historia real que va de menos a más y que tiene lucha hasta sesión ante un tribunal, con todo lo que eso suele dar juego. Julianne Moore vuelve a padecer una enfermedad en el cine siguiendo la estela de su oscarizado papel en “Siempre Alice” volcándose en el deterioro físico que le provoca la misma y que le lleva de ser una mujer muy atractiva y echada para adelante a nada más que una triste sombra de lo que fue. Aunque no destaque la cinta por una química brutal entre ambas, sí que es cierto que tanto Moore como Ellen Page (a la postre productora de la cinta) realizan unos trabajos muy intensos en el que han puesto todo el talento que tienen como actrices bien secundados por un estupendo Michael Shannon, un activista judío a favor del matrimonio gay (y revulsivo cómico) interpretado por Steve Carell, Josh Charles como uno de los miembros del cómite menos reaccionarios que tiene que decidir sobre esa pensión y Luke Grimes como policía “armarizado”. En definitiva, una propuesta más que digna que entra con otras películas recientes de similar corte como “Dallas Buyers Club”.
La sorpresa vino en la sección Zabaltegi con la proyección de "La novia", segundo largometraje de la directora Paula Ortiz, una realizadora que ya demostró intensidad y mimo a la hora de manejar a sus actores en el drama coral “De tu ventana a la mía”. Ahora lleva a cabo una adaptación sucia, intensa, pasional, racial y llena de simbología de “Bodas de sangre” de Lorca estando el espíritu del artista granadino bien presente en cada diálogo o piedra del árido paisaje de una cinta rodada en Aragón. Un triángulo amoroso y dos familias enfrentadas por los instintos más salvajes y difíciles de canalizar; los del corazón y las enjundias más carnales. Ortiz logra una cinta plásticamente bellísima, en el que la luz, el polvo y las sombras van dándose paso en una boda visceral en el que la pasión y la atracción acaba dinamitando toda convención o compromiso. Una película salvaje, gustosa y rica, tanto en su plasmación simbólica como en una adaptación que cala sin ser pretenciosa o acartonada acompañada de la música de Shigeru Umebayashi. Un referente y un proyecto valiente y arriesgado al que ha dado voz propia pero respetando las raíces más lorquianas. La cinta, además, cuenta con un reparto en estado de gracia del que hay que destacar el lado femenino con Inma Cuesta, una sensacional y matriarcal Luisa Gavasa y Leticia Dolera, acompañadas por Asier Etxeandía, Álex García y Carlos Álvarez-Nóvoa (el actor ganador del Goya por “Solas” y fallecido el mismo día de la proyección y que recibió un sentido aplauso en su primer plano en la película). Ahora sólo queda ver como es tratada en los Goya una de las obras de artes capitales en nuestro cine contemporáneo.
Desde luego todas estas opiniones no son las recibidas por lo nuevo de Imanol Uribe, “Lejos del mar” en la que vuelve a indagar en el conflicto vasco de una manera torpe y excesiva al contar un síndrome de Estocolmo extremo cuando la hija de un asesinado de ETA, que fue testigo a los 8 años de cómo mataban a su padre de un tiro en la nuca, 27 años después vuelve a encontrarse con el asesino de su padre con el que empieza a establecer una relación enfermiza. La cinta intenta plantear el debate suscitado tras la aplicación de la doctrina Parot que provocó la excarcelación de muchos presos de ETA a través del personaje interpretado por Eduard Fernández, acompañado por la enfermera a la que encarna Elena Anaya y el marido de ésta, un periodista interpretado por José Luis García-Pérez. Rocambolesca, poco afortunada y provocando algunas risas de comedia involuntaria. Desde luego el cine de Uribe está lejos de sus mejores momentos.
Más cine español, este a concurso, es “Un día perfecto para volar”, trabajo de Marc Recha interpretado por su hijo Roc y un entregado Sergi López. Los dos en plena naturaleza en un trabajo de 70 minutos que, aunque no tiene mucho más para durar más allá de un corto, es una rareza algo endogámica pero sugerente por el bonito canto de iniciación y pérdida que se cuenta y que se mantiene gracias a la química de los dos personajes, especialmente la naturalidad sincera de ese crío y de un Sergi López que es un guía, mentor y cuentacuentos tanto para el niño como para el espectador. Merece ser vista para tener opinión sobre el giro final y quedarse atrapado por la capacidad que tiene de contar la sencilla pero psicológicamente intensa historia.
“El clan” de Pablo Trapero (premio al mejor director en el Festival de Venecia) es una potente historia argentina a través de una familia que se pervierte para no perder estatus tras caída de la dictadura. Guillermo Francella está impecable en un papel sobrio y maquiavélico como el patriarca de los Puccio, mascarón de proa de una familia aparentemente modélica que (conocedores de la barbaridad de la que son testigos en su casa) son el perfecto ejemplo de lo que supone mirar hacia otro lado para que su tren de vida permanezca intacto. Francella, lanzado al estrellato con “El secreto de sus ojos” y destacado sobre todo en la comedia, hiela la sangre con un personaje bien dibujado del que se comprenden sus motivaciones y el porqué de sus actos, por muy reprobables que sean. Le ayuda que cada frase o mirada suya interese, algo sólo destinado para los más grandes y que convierte a este actor en el heredero más directo de Héctor Alterio. En su deconstrucción "El clan" es muy cine de los 70 tanto en estética y banda sonora con la sombra de Scorsese o Lumet pululando y con un ritmo y una realización vigorosa desde el minuto uno, manteniendo la intensidad y la intriga, hasta los créditos finales en los que conocemos el destino que corrieron cada uno de los personajes de la película.
Para terminar el repaso volvemos a la sección oficial con “Back to the North”, una cinta que acerca la problemática en China del “hijo único” lo que lleva a la posibilidad de que muchas familias queden perdidas y sin continuación generación tras generación. Un matrimonio que no pasa por su mejor momento tiene a una hija preadolescente que teme, ante la enfermedad que padece, que no pueda cuidar a sus padres en un futuro instándoles a que tengan otro hijo. Una cinta que, a pesar de contar con una interesante premisa, se hace plúmbea y reiterativa con una envolvente pero también asfixiante fotografía en blanco y negro que se excede en los subrayados y en una machacona canción que termina siendo casi una tortura para el espectador llegando al punto de provocar alguna risa por su sutilidad tan impostada y por su carga argumental naif, convirtiendo la idea de tener otro hijo en un machacón tonteo y renacer conyugal.
Nacho Gonzalo