"¿Quién teme al pueblo de Hitler?"

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El argumento: ¿Por qué nunca se ha hecho una película en Austria sobre el lugar de nacimiento de Hitler? Esta fue la pregunta que se hizo el director Günter Schwaiger cuando empezó a trabajar en esta película en 2018. Poco antes, la casa había sido expropiada por la República de Austria. Durante cinco años, el director acompañó los apasionantes acontecimientos en torno a la reutilización de la casa natal de Hitler con una mirada muy personal. Desde el cuestionamiento del cliché de la “ciudad nazi” hasta sorprendentes e indignantes descubrimientos, su camino le acaba conduciendo a su propia historia familiar.

Conviene ver: “¿Quién teme al pueblo de Hitler?” es un documental que se adentra en los orígenes de Adolf Hitler a partir de la casa en la que nació en el pueblo de Braunau y en la relación que ha tenido la misma en Austria ante unas connotaciones que contrastan con su aparente calma y que hace cuestionar el papel de los símbolos en el siglo XXI a la hora de que ejerzan su representación como ecos del pasado. Una casa en la que hay, desde 1989, una piedra del campo de Matthausen y que en 2018 fue expropiada por el gobierno austriaco. Una casa normal en un pueblo normal que convierte al escenario en algo todavía más inquietante siendo algo que interesa al director para analizar el simbolismo que lleva a que esa casa se reutilizará como centro para enfermos de discapacidad mental, población a la que precisamente el nazismo persiguió por ser para ellos considerados un defecto de la naturaleza frente a la pureza de la raza que se ansiaba conseguir, hasta que después es reconvertida en comisaría de policía como si el pasado quisiera volver llamar a la puerta dando espacio a los sucesores de los que fueron colaboracionistas del régimen. Un apasionante ejercicio de memoria histórica que a raíz de esa casa analiza el devenir de Austria a la hora de enfrentarse a su pasado siendo calificada por Thomas Bernhard como una nación de teatreros. Interés y perplejidad que asume el director a la hora de sorprenderse junto al espectador con las revelaciones que suceden a su paso sobre cómo asumir las partes oscuras de la historia que siempre se prefieren ocultar fruto del estigma y la vergüenza en vez de ser depuradas más cuando la mayoría de los crímenes del nazismo quedaron impunes y los que siguen allí viviendo son descendientes de verdugos y de simpatizantes más que de víctimas que han optado bien por la vía de mirar a otro lado o de apostar por un ejercicio de hipocresía poniendo el contador a cero como si nada hubiera pasado dejándose llevar por la iconografía de la emperatriz Sissi o la música de los Strauss. Un trabajo que analiza como una generación actual que ya no es responsable de esos hechos es incapaz de enfrentarse a las partes más oscuras de la historia de su país. Una indignación que emerge en un título audaz, fascinante y doloroso que cumple más como averiguación histórica que como ejercicio cinematográfico ante su realización monocorde y propia de reportaje televisivo, centrándose en planos largos de un lugar entre lo idílico y lo inquietante, pero que encierra momentos de altura como el vecino que deja flores en la ventana para recordar el cumpleaños del dictador o el vídeo de los propios padres del director que concluye sobre la complicidad de todo un lugar que pretende curar sus heridas con el silencio.

Conviene saber: Documental dirigido por Günter Schwaiger.

La crítica le da un SEIS