"No se aceptan devoluciones"
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El argumento: Valentín, un tipo mujeriego, soltero y egoísta, de repente, tiene que hacerse cargo de una hija a la que no conocía, fruto de una aventura ocasional. Decidido a devolverle la niña a su madre, emprende un viaje con ella a Los Ángeles, pero la convivencia con la niña acaba transformándolo en lo más íntimo.
Conviene ver: “No se aceptan devoluciones” es una película que es lógico que haya gustado más en territorio USA que en territorio europeo ya que conecta mucho más con ese american dream que busca el latino y que le país de la bandera barras y estrellas mira de manera condescendiente. La cinta se mueve en el terreno de la comedia ligera en su primer acto (con un tipo vividor e irresponsable) para después desembocar en un final excesivamente sentimentaloide que puede irritar a los más escépticos. Está presente el drama social, el choque cultural e idomático genera algunos de los mejores momentos, y también la comedia familiar pasada por el tamiz de lo emocional. Conmueve de una manera tan directa e intensa con un final que eso puede echársele en su contra en función de cómo lo reciba cada espectador ya que es claramente manipulador. Pero, ¿acaso el cine no lo es? En todo caso, el gran mérito es el de un Eugenio Derbez que está en su salsa como padre latino del siglo XXI que se mueve entre lo tierno y lo bufonesco dotando a su personaje de una gran humanidad. Una sorpresa sobre todo a ojos del usamericano abierto a la comunidad latina en esta mezcla de “Kramer contra Kramer”, “La vida es bella” y “Un niño grande” al que le pesa querer abarcar tanto y desbarrar finalmente en la parte sentimental.
Conviene saber: Es el mayor éxito de la historia del cine mexicano y también la película de aquel país que más ha recaudado en Estados Unidos.
La crítica le da un SEIS