"No mires arriba"
La web oficial.
El argumento: Kate Dibiasky, estudiante de posgrado de Astronomía, y su profesor, el doctor Randall Mindy hacen un descubrimiento asombroso: hay un cometa en órbita en el sistema solar. ¿El problema? Que lleva un rumbo de colisión directa con la Tierra. ¿El otro problema? Que a nadie le importa. Al parecer, advertir a la humanidad sobre un mata planetas del tamaño del Everest resulta incómodo. Con la ayuda del doctor Oglethorpe, Kate y Randall emprenden una gira mediática que los lleva desde el despacho de la indiferente presidenta Orlean y su servil hijo y jefe de gabinete, Jason, a la emisión de The Daily Rip, un animado programa matinal presentado por Brie y Jack. Solo quedan seis meses para el impacto del cometa, pero gestionar el flujo de noticias y ganarse la atención de un público obsesionado con las redes sociales antes de que sea demasiado tarde resulta sorprendentemente cómico. ¡¿Pero qué es lo que hay que hacer para que el mundo mire hacia arriba?!
Conviene ver: "No mires arriba" es una sátira para cerrar el año y que hace cuestionarnos sobre nuestro tiempo en el que nos preocupa más nuestras rutinas y hedonismos del día a día más que la colectividad global, incluso cuando la existencia del planeta en el que todos convivimos está en juego estando más preocupados por las pantallas y las redes sociales de moda. Adam McKay se ha hecho con un reparto espectacular y variopinto, con estrellas como Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Jonah Hill, Cate Blanchett, Tyler Perry, Mark Rylance, Timothée Chalamet o Ariana Grande puliendo un estilo (del que es representante junto a David O. Russell) que se basa en la coralidad, algunos con más presencia que otros, y en cierto esperpento crítico sin abandonar la comedia gamberra de sus inicios. Una cinta que capta también ese descontento social y la desconfianza general hacia los que nos gobiernan, en tiempos de “sálvese quién pueda” y negacionismos varios en los que la razón, el sentido común y la ciencia están en declive frente al ruido mediático, lo viral y los discursos buenistas. Aunque un enorme cometa esté a punto de chocar contra la Tierra la población está más a sus cosas en un mundo en el que se habla de dicotomías como comunismo o libertad o se es presa del “click bait” y de líderes populistas e incompetentes que lo que quieren es sacar rédito electoral. Políticos que atienden a sus intereses empresariales mientras los ojos les hacen chiribitas con el símbolo de los dólares, presentadores cínicos en programas televisivos masivos que manejan discursos peligrosos y que proliferan como la pólvora o científicos que, ante su falta de carisma y siendo vistos por los demás como bichos raros y aburridos, son tratados con desdén ante la superioridad moral de la población que quiere dulcificar el jarabe y no quieren oír hablar de problemas, incluso coartándoles y tratándoles como elementos desestabilizadores que llenan de dudas y discursos cenizos al mundo. Y es que sobre todo es una interpelación que nos empuja a reaccionar frente a los que nos tienen en sus manos y que camuflan su ineptitud en el aborregamiento ciudadano y en unas prioridades informativas más enfocadas en la última ruptura sentimental de la estrella de moda que en los temas con los que verdaderamente nos la jugamos. En definitiva, una propuesta de humor entretenida (que no disimula su homenaje a “Mars Attacks!”, “Armageddon”, el final de la serie "Dinosaurios" o la británica y en su día distópica "Years and years") y vistosa pero deslavazada y que deja un mensaje desolador sobre el hecho de que, incluso ante la desgracia, hay gente que intentará sacar provecho de ello en la que sobre todo destaca Leonardo DiCaprio, camuflando toda su aura de estrella como un creíble hombre corriente que se siente impotente y que ve que la ciencia no puede hacer nada frente a la cerrazón y la idiotez de una sociedad superficial e infantil que se mueve a golpe de saturación informativa a través de aplicaciones, tweets y memes teniendo un momento de rabia durante una entrevista televisiva digna de "Network, un mundo implacable", así como reencontrarnos con una Jennifer Lawrence a la que se echaba de menos y que representa el hastío y la razón de muchos asistiendo de manera atónita al esperpento de los que nos mandan o como un alto mando de inteligencia osa haberle cobrado por algo que es gratis, o una Meryl Streep como presidenta de los Estados Unidos que es réplica de ese tipo de político populista, neoliberal y caricaturesco tipo Donald Trump o Sarah Palin que tiene como principal consejero a su inefable retoño mimado. Un entretenimiento efectivo, reflexivo y acuciante sobre nuestro tiempo que cuenta con una buena partitura de Nicholas Britell, así como la fotografía de Linus Sandgren y el montaje de Hank Corwin que dan empaque y consistencia a la cinta, sufriendo una duración desmedida (supera ampliamente las dos horas) y que a veces no encuentre el tono entre la burda parodia (la misión espacial en la que envían a Ron Perlman) o las consecuencias que subyacen en todo eso (la cena final en la que la charla intrascendente intenta esquivar lo inevitable) que hace pasar un buen rato (a pesar del reverso de puro terror que hay detrás de la sátira) denunciando lo que no hace mucho era una irrealidad y que ahora es una situación demasiado reconocible y apremiante con la que hay que lidiar mientras se brinda un mensaje para navegantes aunque sea a través de momentos más lucidos que otros en los que, de manera recurrente, se abraza más el sketch de Nochevieja que un ingenio trabajado fruto de ser deudor de los grandes lo que se acrecienta con dos escenas postcréditos resultonas y con intención de crítica pero a la par que olvidables.
Conviene saber: La cinta está dirigida por Adam McKay ("La gran apuesta", "El vicio del poder").
La crítica le da un SEIS