"Modelo 77"
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El argumento: Cárcel Modelo. Barcelona, 1977. Manuel, un joven contable, encarcelado y pendiente de juicio por cometer un desfalco, se enfrenta a una posible pena de entre 10 y 20 años, un castigo desproporcionado para la cuantía de su delito. Pronto, junto a su compañero de celda, Pino, se une a un grupo de presos comunes que se está organizando para exigir una amnistía. Se inicia una guerra por la libertad que hará tambalearse al sistema penitenciario español. Si las cosas están cambiando fuera, dentro también tendrán que hacerlo.
Conviene ver: En “Modelo 77” el director Alberto Rodríguez (galardonado con el Goya por “La isla mínima” en 2015) rescata unos hechos reales para hablar de la Transición desde el punto de vista de los presos de la cárcel Modelo de Barcelona y narrar el nacimiento de la COPEL, la coordinadora de los presos en lucha. Su protagonista es Manuel, un joven contable, encarcelado y a la espera de juicio por cometer desfalco y que se enfrenta a una pena de entre 10 y 20 años en prisión, una condena desproporcionada al delito. Junto a su compañero de celda, Pino (un siempre brillante Javier Gutiérrez), se unirá a un grupo de presos comunes que se están organizando para exigir una amnistía. Fuera de la cárcel la sociedad española está iniciando un camino a la democracia pero eso aún no se ha reflejado en el sistema penitenciario y mucho menos en los funcionarios de prisiones tan resentidos como airados. Seguimos la evolución de Manuel, portentosamente interpretado por Miguel Herrán, que pasa a ser un preso movido por el espíritu de lucha al conocer a quienes están en su misma situación y ver las penurias y vejaciones de una cárcel entre chinches y tipos que no deberían de estar ahí al haber sido juzgados por las leyes de una Dictadora. Alberto Rodríguez es fiel a sí mismo, “Modelo 77” pretende ser un documento de su época y convierte a una prisión en un reflejo de lo que estaba sucediendo fuera, la sociedad española paulatinamente iba ganando libertad tras la muerte de Franco y la llegada de la primeras elecciones a raíz del restablecimiento democrático. Es un drama carcelario que se ajusta a los códigos del género, rodado de una manera depurada, que brilla especialmente en una primera parte mucho más humana y dominada por un Jesús Carroza magnífico, y que termina siendo la crónica política de un momento tremendamente delicado en el que se buscaba la garantía de las libertades y derechos fundamentales ejerciendo un pulso entre el sistema que defiende la prisión y unos reclusos que saben que no pueden dar ningún paso atrás. Unos años en los que se incrementaron el número de fugas al ser la opción más viable frente a unas leyes que siempre van por detrás de las reclamaciones de la sociedad. Aunque su factura es impecable y no tiene grandes cosas para ser reprochada sufre algunas elipsis demasiado bruscas (brutales palizas que desembocan en milagrosas recuperaciones) y el hecho de que el oficio y la tensión del subgénero ya no sorprenda teniendo en cuenta que puede ser comparable a cintas de similar corte como "Salvador" (2006), "Celda 211" (2009) o la adictiva serie de Netflix "La noche más larga" (2022). Aun así es una película solida, impecable y bien armada que sabe crear tensión, reflejar las intenciones de una época y que lograr que desde el primer al último intérprete, tenga frase o no, resulte convincente y auténtico. Una de esas cintas que hacen sacar músculo a la industria sin envidiar a cualquier otra cinematografía aunque su principal handicap es que sea una película que siendo notable no termine de sorprender.
Conviene saber: La nueva película de Alberto Rodríguez inauguró el Festival de San Sebastián 2022.
La crítica le da un SEIS
