“Mi crimen”
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La web oficial.
El argumento: Francia, 1935. Un investigador deberá resolver el asesinato de un banquero parisino. De entre una serie de pintorescos sospechosos destaca Madeleine, cuyos deseos de fama y fortuna se pondrán en el camino de la investigación.
Conviene ver: “Mi crimen” supone el nuevo trabajo del prolífico director François Ozon. En esta ocasión el cineasta francés se basa en una pieza teatral de 1934, escrita por Georges Berr y Louis Verneuil, y regresa a la comedia protagonizada por mujeres. La acción transcurre en el París de los años 30 y gira en torno a dos jóvenes que tratan de labrarse un futuro. Madeleine es una aspirante a actriz que posee la frescura y la belleza pero que carece de talento para hacerse un hueco en el mundo de la actuación y ha sido acusada de matar a un famoso productor muy dado a abusar de su situación de superioridad. Con la ayuda de su mejor amiga, una abogada sin trabajo, y la mentira como arma, logrará salir absuelta en legítima defensa convirtiéndose en toda una celebridad. El caso se convierte en una causa feminista y resulta tan mediático que despierta la envidia de la auténtica asesina. “Mi crimen” es una comedia disfrutona y retorcida, en la que Ozon realiza un homenaje a las clásicas "screwballs" de Hollywood, se notan las influencias de Preston Sturges, Ernst Lubitsch y Billy Wilder, y tampoco renuncia a conectarla con el lenguaje del siglo XXI. En la película se habla de la misoginia, la lucha contra el patriarcado, la cultura de la fama e incluso de la fabricación de las "fake news", todo ello sin tomarse nada en serio, ni siquiera a sus protagonistas que utilizan un asesinato y la defensa de los derechos de las mujeres para ascender socialmente. Destaca además a nivel interpretativo, en donde sobresalen Nadia Tereszkiewicz y Rebecca Marder, muy bien acompañadas por Isabelle Huppert como robaescenas estupenda dando vida a una veterana actriz víctima del paso del mudo al sonoro, al igual que su cuidada puesta en escena. “Mi crimen” es un divertimento que puede servir como una mordaz reflexión sobre los peligros de utilizar el #MeToo como un ascensor social en forma de comedia negra con tono de vodevil que destaca por su tono ligero alejándose de intensidades pretenciosas y que encierra un gran espíritu de sororidad juguetona como ya lo tenían otras obras del director como "8 mujeres" (2002) y "Potiche, mujeres al poder" (2010).
Conviene saber: Nuevo trabajo de François Ozon en el que se reencuentra con Isabelle Huppert 21 años después.
La crítica le da un SEIS
