"Maestro"

La web oficial.

El argumento: Biopic sobre el legendario Leonard Bernstein, compositor, pianista y director de orquesta estadounidense.

Conviene ver: "Maestro" es un proyecto muy personal levantado por Bradley Cooper suponiendo su segundo trabajo como director. Cooper se ha encargado de rodar la biografía de Leonard Bernstein, compositor, pianista y director de orquesta americano y judío que ha sido uno de los autores que han marcado la música del siglo XX, no sólo en su faceta dentro de la música culta tanto escribiendo música o sosteniendo la batuta sino ser autor, entre otras, de obras imperecederas como el musical “West Side Story”. “Maestro” más que destacar al genio se centra más bien en su vida personal, haciendo énfasis en su relación con su esposa, la actriz Felicia Montealegre (encarnada por Carey Mulligan), que estuvo marcada por las continuas infidelidades y el vacío existencial de él. Un ejercicio desaforado (como la del propio Bernstein dirigiendo en esa rotuna escena en la Catedral de Ely recreando una actuación en vivo de 1973 de la sinfonía "Resurrección" de Gustav Mahler) y deslavazado (por sus continuos saltos de tono) que bebe del melodrama clásico abigarrado sin dejarlo exento de cierta facilidad de Bradley Cooper para jugar con la cámara lo que le hace ser un cineasta con personalidad y poco funcional intentando superarse en cada toma lo que lleva a una sensación general de excesiva exhibición en un conjunto desaforado por momentos y deslavazado en otros saltando entre vida, amor y obra de manera tan enérgica como descolocante con una fotografía con muchos recursos (no todos acertados llegando a escenas saturadas y desenfocadas con subrayados cromáticos) entre travellings y decisiones musicales extradiegéticas mal hilvanadas. Bradley Cooper y Carey Mulligan son lo mejor de la película que, aún sorprendiendo en lo formal con sus elipsis y saltos de escena, no puede evitar caer en los clichés del biopic rutinario engrandecido en este caso por la veleidad de autor de un nombre que quiere gustarse mientras busca la aprobación y siendo capaz de abarcar buena parte del siglo XX, pasando del blanco y negro al color, homenajeando tanto al cine clásico de los 40 y del estilo de Douglas Sirk como la irrupción rompedora de los directores que surgieron en la década de los 70 pasando del convencionalismo de un Bernstein que quiere cumplir el guión previsto de lo que se espera de él tanto en su vida personal como dentro del mundo de la música clásica a sentirse en su madurez libre tanto en su arte como en su determinación a la hora de hablar. Un tipo complejo al que no se le saca partido no siendo capaz nunca la cinta de explicar su trascendencia en el siglo XX (que el propio Bernstein considerándose un hombre corriente no se explica) al optar la cinta por la vertiente de sus relaciones personales que por el Bernstein músicos que hubiera exigido seguramente una mayor rigurosidad y conocimiento sobre su obra. Bradley Cooper destaca no sólo como director en este trabajo, superándose en esta faceta respecto su ópera prima, más en estilo que en conjunto y resultado, sino que crea a un Leonard Bernstein insuflado por su arte y polivalencia y engullido por su ego y contradicciones sin saber lo que quiere en un mundo marcado por las apariencias pero también por un inconformismo que le hace navegar en la insatisfacción por añorar lo que no tiene en ese momento. Una figura que no se enjuicia pero que se muestra con sus virtudes y defectos destacando su narcisismo, su miedo a la soledad y su falta de compromiso personal. Frente a él una mujer tan desconcertada como resiliente que opta por abandonarlo todo para estar con él primando la llama de una complicidad inicial y el silencio en los temas más delicados mientras se mira a otro lado. Una película correcta y calculada y que es el salto de un Bradley Cooper tanto en su faceta de director como de actor pero que no puede evitar recaer en un biopic con espíritu de autor, más europeo que hollywoodiense, que entre tanta vigorosidad formal queda agotado por sus tumbos estéticos por su falta de alma e incapacidad de apasionar sin saber muy bien lo que quiere contar de verdad a pesar de su esfuerzo evidente y el intento de explorar sugerentes enfoques estando tan preocupado de cumplir con nota el reto que se olvida de sorprender, entretener y emocionar en una cinta hipertrófica y extenuante en la que hay mucho de un Bradley Cooper intentando validarse aunque sea a costa del resultado de su propia película.

Conviene saber: A competición en el Festival de Venecia 2023 y participante en el Festival de Nueva York 2023.

La crítica le da un SEIS