"Las cuatro hijas"
La web oficial.
El argumento: La vida de Olfa, tunecina y madre de cuatro hijas, oscila entre la oscuridad y la luz. Un día, sus dos hijas mayores desaparecen.
Conviene ver: La tunecina Kaouther Ben Hania se ha erigido como una de las cineastas más interesantes de los últimos años. Seis largometrajes previos sirven de base para la trayectoria de una directora que se reveló con "Beauty and the dogs" (una de las sensaciones de Una cierta mirada en Cannes 2017) y que alcanzó reconocimiento con la candidatura al Oscar 2021 a la mejor película internacional por "El hombre que vendió su piel". En "Las cuatro hijas" vuelve a jugar con el documental y con la realidad y la ficción ya que parte del intento de la directora de recrear la vida de Olfa y sus cuatro hijas (las dos mayores desaparecidas) a través de actrices profesionales que se adentran en un viaje íntimo, revelador y doloroso no sólo por los vicisitudes de esta familia (capitaneada por una mujer fuerte pero sufriente) que es testigo y partícipe del cambio de Túnez en las tres últimas décadas, especialmente debido a la revolución árabe, y las consecuencias que ha tenido también todo ello para una familia afectada por la memoria, la rebeldía, el patriarcado, la violencia y el fanatismo.
Un trabajo híbrido en formato más experimental que cinematográfico, potente en intenciones e irregular en resultado apoyándose demasiado en la desbordante personalidad de la Olfa del título y en el diálogo como depuración de ese dolor, una de tantas mujeres tunecinas que son madres amantísimas pero que conviven en un país lleno de coartaciones en la que sólo manda la ley del hombre representados en la cinta por un mismo actor asumiendo el mismo rostro esa masculinidad que atemoriza y que no forma parte, sólo como sombra amenazante y esquiva, del mundo formado por estas mujeres. Es precisamente cuando ella habla de la relación que mantiene con los hombres (fugitiva de su primer marido y con un segundo encarcelado por criminal) cuando la cinta alcanza sus mejores momentos, los centrados en ella, derivando poco a poco el relato en una negritud que pasa de la convivencia distendida que mantienen este grupo de mujeres a que las piezas de porqué estas chicas desaparecieron a costa del radicalismo que va haciendo caldo de cultivo en mentes vulnerables. Es ahí cuando la directora pone toda la carne en el asador con imágenes documentales de los hechos que narra pero con la impresión de que estamos ante un ejercicio de estilo que pretende ser más rompedor de lo que es y también más manipulador de lo que debiera ya que la denuncia de la directora está clara pero el conjunto no termina de calar a pesar de dejar algún momento arrebatador por la emoción que aflora y por la dureza que desprende mientras asistimos a esa representación y sus preparativos en un hotel de Túnez en el que el espectador va introduciéndose en la cueva a la que se nos lleva, poco a poco rodeada de la negritud de la realidad de esas hijas que fueron “devoradas por el lobo”.
“Las cuatro hijas” es una apuesta compleja, íntima y desgarradora presentando un ejercicio de metaficción que huye del documental clásico y que desmonta la imagen de las mujeres árabes que tiene el resto del mundo, como entes sumisos y sin personalidad, y que converge como caldo de cultivo hasta que nos desvela el azote de que esas jóvenes se marcharon enroladas por el Estado Islámico. Un hecho ocurrido en 2016 en el que Olfa es la representación de tantas madres, entre la resignación, la desesperación y la culpa, partiendo de un ejercicio de recreación en el que se rompe la cuarta pared, intérpretes profesionales asumen las escenas más duras como si fuera un juego de espejos, en el que hay incluso juegos y reproches cotidianos marcados por la complicidad, accediendo a la intimidad de esas mujeres que retrata en la que confluyen las risas y las lágrimas como es propio de la sucesión de distintas sensaciones que tiene la vida, y se erige como valiente denuncia, para desvelarnos después todo lo que sólo se ha mostrado de manera tímida a lo largo de la cinta, la larga y angosta sombra de un país marcado por la represión y el fanatismo mostrándolo a través de imágenes y noticieros. Un camino fluido entre la realidad y la ficción que no subraya el dramatismo pero sí que se adentra en su complejidad y en el papel de las mujeres y las consecuencias psicológicas que derivan fruto de una guerra en una sociedad patriarcal.
Conviene saber: A competición en el Festival de Cannes 2023, nominada a mejor documental en los premios del cine europeo 2023, representante de Túnez para el Oscar 2024 a la mejor película internacional y nominada al Oscar 2024 al mejor documental.
La crítica le da un SEIS