Las cinco secuencias de... Hayao Miyazaki
Querido primo Teo:
Si Walt Disney fue quien marcó el cine de animación de la primera mitad del siglo XX, el japonés Hayao Miyazaki es quien ha definido la animación de las últimas cinco décadas. Curtido en el manga y el anime televisivo, en series tan icónicas como “Heidi” y “Marco”, fundó el Estudio Ghibli en 1985. Defensor de la animación tradicional, pese a no renunciar al uso ocasional de las imágenes generadas por ordenador, Miyazaki es poseedor de un estilo extremadamente delicado y realista y es un narrador preocupado por plasmar los grandes males que azotan el mundo en el que nos ha tocado vivir. Convertido en uno de los autores más venerados de esta era, con “El viaje de Chihiro” (2001) logró la proeza de ganar en el Festival de Berlín y convertirse en el primer animador japonés en ser reconocido con el Oscar.
A sus 82 años acaba de estrenar "El chico y la garza", todo un acontecimiento cinematográfico que en Japón ha batido el récord de recaudación, y más teniendo en cuenta que no existió ninguna campaña de marketing. También es cierto que Miyazaki, una década después de despedirse con “El viento se levanta” (2013), está muy por encima de las maniobras publicitarias. Es el momento de repasar la carrera del japonés a través de sus cinco secuencias.
“Nausicaä del Valle del Viento” (1984)
A la edad de 22 años inició su carrera como animador, pese a la reticencia familiar que veía mejor su futuro en la industria de la aviación con la que los Miyazaki hicieron fortuna especialmente durante la Segunda Guerra Mundial. Hayao Miyazaki fue uno de los artistas del Estudio Toei y su ascenso en la compañía fue inmediato, llegando a ser el jefe. La televisión para él fue fundamental en donde trabajó en las series “Heidi” (1974), "Marco" (1976) y “Ana de las tejas verdes” (1979) y se encargó de la dirección de “Conan, el niño del futuro” (1978). Su primera película como director fue “Lupin III: El castillo de Cagliostro” (1979) pero la obra que marcó un punto determinante en su carrera fue “Nausicaä del Valle del Viento” (1984), basada en su propio manga publicado con fortuna en 1982, y cuyo éxito sentó las bases para fundar junto al también animador y director Isao Takahata el Estudio Ghibli en 1985.
En “Nausicaä del Valle del Viento”, un relato distópico y en clave ecologista, nos encontramos con muchas de las claves de su obra, como la exploración de la naturaleza humana a través de la mirada de una heroína joven, inicialmente débil pero que se va curtiendo, y de paso valorándose a sí misma, conforme va superando una serie de desafíos.
“Mi vecino Totoro” (1988)
El Estudio Ghibli marcó un punto de inflexión en la industria con el estreno de “Mi vecino Totoro” (1988), una fábula creada por Miyazaki sobre la relación forjada entre Totoro, un espíritu del bosque, y las dos hijas pequeñas de un profesor universitario que deben aprender a lidiar con la enfermedad de su madre. “Mi vecino Totoro” tuvo un enorme impacto en la cultura nipona, de hecho Totoro ha pasado a ser el emblema de Ghibli, y fue la película que inició la senda internacional de Miyazaki. En Estados Unidos se estrenó en 1993 y la crítica quedó rendida ante la sensibilidad del autor para retratar la infancia.
35 años después de su estreno, “Mi vecino Totoro” sigue cautivando a la audiencia. Es de esas obras que siendo concebidas para el público infantil conectan profundamente con el espectador adulto, porque consiguen eso tan difícil de lograr que es llevarlos a la infancia.
“La princesa Mononoke” (1997)
Hayao Miyazaki comenzó a gestar la historia de “La princesa Mononoke” (1997) a finales de la década de los 70. Al igual que hizo en “Nausicaä del Valle del Viento” (1984) quería plasmar el poder destructivo de la mano del hombre a través de un relato protagonizado por una princesa que se ayuda de los guardianes sobrenaturales de un bosque para luchar contra quienes se enriquecen a costa de los recursos naturales. Una obra puramente ecologista, la más violenta concebida por Miyazaki, y que en su empeño de ser una defensa de la animación tradicional fue una auténtica pesadilla para los animadores de Ghibli en sus tres años de producción, finalmente se tuvo que ceder ante las ventajas de lo digital. “La princesa Mononoke” dio nuevamente en la diana en la taquilla japonesa, llegando incluso a rivalizar con “Titanic” (1997) de James Cameron por ver cuál llevaba a más espectadores a las salas y la partida la ganó Miyazaki.
“La princesa Mononoke” tuvo distribución en los Estados Unidos gracias a Miramax, que la dobló al inglés y la estrenó sin apenas publicidad, lo cual afectó seriamente a su carrera comercial y llevó a Disney, propietaria de la compañía gestionada por Harvey Weinstein, a pedir disculpas y a enmendar el error.
“El viaje de Chihiro” (2001)
Para “El viaje de Chihiro” (2001) Hayao Miyazaki encontró la inspiración en una niña de diez años, hija de un amigo suyo, que visitaba su casa cada verano. Miyazaki quería hablar de la transición a la edad adulta y se imaginó a esa niña como una versión japonesa de la Alicia de Lewis Carroll, accediendo a un mundo imaginario en el que los humanos son convertidos en cerdos. Una fábula sobre la muerte de la niñez que resulta un prodigio imaginativo y también un homenaje a la cultura japonesa, nutrida por los mitos y las leyendas. “El viaje de Chihiro” se convirtió en la película más taquillera de todos los tiempos en Japón cuando se estrenó en el país del sol naciente.
En las listas habituales confeccionadas por la cinefilia “El viaje de Chihiro” encabeza el ranking de las mejores películas de animación de todos los tiempos. Exageración o no, se trata de la obra más emblemática de la filmografía de Hayao Miyazaki y la que le llevó a ser considerado un autor de referencia y no solamente en el campo de la animación, probablemente sin “El viaje de Chihiro” Miyazaki no habría recibido un Oscar honorífico en 2014. Logró la hazaña de ganar el Oso de Oro en el Festival de Berlín, en la edición del año 2002, los certámenes cinematográficos siempre han mirado por encima del hombro a las producciones de animación y realmente no se tuvo el valor de concederle el galardón en solitario ya que Miyazaki lo tuvo que compartir con “Domingo sangriento” (2002) de Paul Greengrass. El Estudio Ghibli también consiguió lo que parecía imposible, poner una pica en Flandes y ganar el Oscar a la mejor película de animación en el 2003, un galardón concebido para halagar a las principales compañías del sector que están en Hollywood, aunque a decir verdad fue Disney quien introdujo a Miyazaki en los Estados Unidos y se ha encargado de su distribución en el país.
“El viento se levanta” (2013)
Hayao Miyazaki se propuso despedirse como director con "El viento se levanta" (2013), basado en su propio manga publicado en el 2009 y a su vez en la novela de Tatsuo Hori sobre la figura de Jirô Horikoshi, el ingeniero aeronáutico que diseñó el Zero, el avión de combate utilizado en el ataque a Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial. No era una película cómoda, ni siquiera para Miyazaki que ha arrastrado la culpa de que su familia se enriqueciera a costa de su contribución a la aviación en esos años. El director fue criticado tanto por la izquierda, por el enfoque humanista al creador de una máquina de matar, como por la derecha ya que el cineasta se ha posicionado en contra de que Japón tenga un ejército.
La polémica no impidió que se convirtiera en la película más taquillera en Japón del 2013, ni que gozara del éxito en certámenes internacionales como Venecia y San Sebastián y también en el mercado estadounidense. Tal vez fuera por el hecho de que Miyazaki se retiraba pero “El viento se levanta” fue declarada por la crítica la mejor película de animación de la cosecha y fue nominada al Oscar aunque no pudiera hacer nada frente al fenómeno “Frozen, el reino del hielo” (2013).
Mary Carmen Rodríguez