"La última reina (Firebrand)"
La web oficial.
El argumento: Ambientada en la sangrienta corte Tudor del infame rey Enrique VIII de Inglaterra y contada desde el punto de vista de la reina Catalina Parr, la sexta y última esposa de Enrique y la única que evitó el destierro o la muerte.
Conviene ver: “La última reina (Firebrand)” es una resultona y convincente adaptación histórica centrada en la sangrienta corte de los Tudor centrándose en la única de las esposas que sobrevivió al rey Enrique VIII. Catalina Parr está interpretada por Alicia Vikander que interpreta a una mujer adelantada a su tiempo que supo driblar a las intrigas de la corte y a la personalidad excesiva y abusiva del megalómano y desquiciado monarca evitando tanto la muerte como el destierro. Es Jude Law el que se lo pasa pipa, y que se dice que se perfumó en heces, sudor y sangre, para hacer más detestable la aparición en escena del orondo rey en sus últimos coletazos de vida afectado por unas piernas llenas de úlceras. El actor británico recoge el testigo de los grandes a la hora de encarnar a un rey de personalidad mezquina, excesivo y con sed de venganza, y propio de tragedia shakesperiana rendido a la megalomanía y al exceso incluso inventando una nueva religión, el anglicismo, para así poder divorciarse cuantas veces quisiera ante un historial de mujeres en el que hubo divorciadas, fallecidas o decapitadas. Un monarca victima de su propio carácter, uso del poder y declive físico y psicológico siendo el trabajo de Jude Law uno de los grandes alicientes de la cinta como un rey enfermo que, a pesar de los estragos que provoca su monstruosa personalidad, ve minadas sus fuerzas mientras su mujer intenta escapar de sus redes y su reino se encuentra en jaque por parte de los opositores y radicales.
Sin duda los actores son lo mejor de la película, destacando también secundarios como Eddie Marsan, Simon Russell Beale o Sam Riley, apoyándose en esa ambientación histórica propiamente británica que juega con la estética y la lucha de poder de producciones como "Juego de tronos" pero sin abandonar cierto intimismo característico del director Karim Aïnouz, a pesar de ser una producción de altura, centrándose más en la disección de la psicología de esos personajes en la diatriba por intentar mantener el estatus ante lo imprevisible de contar con un rey torturado y excesivo que libra sus guerras personales y políticas como si estuviera jugando al ajedrez y que sólo se relaja o en el lecho conyugal, bebiendo o cantando. Una interpretación de Jude Law en la que lo da todo y que supone uno de sus mejores trabajos (de herencia puramente teatral) y que recuerda al hacer de nombres como Oliver Reed ante el devenir de un hombre que está lleno de alcohol en sus venas y que no muestra afecto por nadie ridiculizando incluso a sus rivales; contando con un loro al que bautiza como Carlos en referencia al emperador español.
La historia de la sexta mujer de Enrique VIII, arrinconada por la Historia pero que fue regente y que se quedó a cargo de los hijos del monarca y del trono cuando éste llevó a cabo la guerra con Francia, es una adaptación de la novela de Elizabeth Fremantle que nos muestra a una mujer que es un ejemplo de resistencia y dignidad sufriendo las zancadillas de la corte debido a una personalidad inquieta alejada de la sumisión y de los dogmas reinantes de la fe que hará que cuando tenga un aborto (ante su misión de contribuir a dar un heredero) pierda todo su crédito en una corte absolutista y en el que las conspiraciones y las luchas de poder campan a sus anchas frente al intento de estabilidad que intentan imprimir los Tudor de manera casi mesiánica.
Una propuesta que está bien llevada y que se ve bien aunque rezume poso de producción histórica de la BBC. El director vuelve a retratar el machismo de la época y el conjunto es más digno y funcional que brillante y perdurable pero, sin ir más allá, lo que más se le puede achacar es el el hecho de adoptar cierta libertad sobre los hechos reales que dan más dramatismo cinematográfico al final de la historia. Un film sobre la resistencia frente al sometimiento y sobre cómo la Historia ha silenciado a las mujeres y que, a pesar de que entretiene, no termina de destacar sobre la media de este tipo de producciones a pesar de su solvencia en la puesta en escena y el empeño de Vikander y Law por sacar todo el partido posible a unos personajes de enorme potencial que no pueden evitar quedar diluidos entre los fanatismos de poder y las intrigas palaciegas que no sorprenden a un espectador acostumbrado a este tipo de tramas narradas de manera más contundente en un buen número de producciones.
Conviene saber: A competición en el Festival de Cannes 2023 y mejor vestuario en los BIFA 2024 del cine independiente británico.
La crítica le da un SEIS