"La guerra de las corrientes"
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El argumento: A finales del siglo XIX dos genios, Thomas Edison y George Westinghouse, compiten, éste último junto a Nikolai Tesla, para crear un sistema sustentable de electricidad y poder comercializarlo a todos los Estados Unidos en lo que se conoce como la “guerra de las corrientes”, una rivalidad entre ambos en la década de 1880 por el control del incipiente mercado de la generación y distribución de energía eléctrica.
No conviene ver: “La guerra de las corrientes” es lo nuevo de Alfonso Gómez-Rejón que tras la indie y refrescante “Yo, él y Raquel” se pasa al biopic más academicista con una cinta que fue uno de los últimos proyectos supervisados por Weinstein antes del escándalo y que finalmente llega a las salas con el montaje del propio director disconforme ante los tijeretazos que hizo el megalómano y lascivo magnate de Hollywood. En la ocasión asistimos al talento y rivalidad de dos genios como Thomas Edison (Benedict Cumberbatch) y George Westinghouse (Michael Shannon) con el fin de crear una red eléctrica eficiente y rentable a finales del siglo XIX en un momento en el que el fuego y el vapor eran las vías de combustión. Edison defendió el empleo de una corriente continua para la distribución de energía eléctrica sobre una corriente alterna, que fue apoyada por Westinghouse Electric y una multitud de empresas europeas. La película explora la realidad de la época, la personalidad de ambos y ese duelo que en el fondo les hacía estar en el mismo barco en pro de los avances técnicos. Una película hecha de carril, convencional y con esos momentos accesibles por un lado y emotivos por otro que en este caso se centran sobre todo en la vertiente personal del personaje de Edison. El problema es que queda todo demasiado confuso sin lograr transmitir al espectador la importancia de esas ideas que fueron germen de progreso. El oficio de Cumberbatch y Shannon hacen que la cinta se vea con interés pero ellos han estado mucho más brillantes en otras ocasiones y sufren tener que levantar un guión tan convencional como atropellado en la narración, así como melifluo en su vertiente más personal, que no logra de transmitir la pasión e importancia de este hecho histórico.
Conviene saber: La película fue presentada en el Festival de Toronto de 2017 pero ante las malas críticas, dos montajes posteriores a cargo de Weinstein, y la disolución en 2018 de The Weinstein Company, los derechos pasaron a la distribuidora 101 Studios que posibilitó que el director realizara una nueva versión de la película regrabando cinco escenas adicionales (entre ellas el despido de Tesla), eliminando 10 minutos de metraje total y creando una nueva banda sonora.
La crítica le da un CUATRO