Kristin Scott Thomas, el toque de distinción
Querido primo Teo:
Kristin Scott Thomas es una de esas actrices que dan empaque a un proyecto, aunque su presencia en él sea testimonial, como sucede en la francesa "Las Cícladas. Escapada de amigas", o la calidad de éste no sea la esperada. La Scott Thomas es un sello de garantía y su contribución será buena aunque sea lo único. Esta actriz británica de nacimiento y francesa de adopción se ha convertido en una de las grandes damas de la interpretación pese a que nadie daba un duro por ella y que en realidad no se ajusta a los cánones de la actual industria, limitada a muy pocos nombres en comparación con el Hollywood que llevó a la cima a actrices tan portentosas como Norma Shearer, Greer Garson, Joan Crawford, Carole Lombard o Lauren Bacall, un grupo en el que Kristin Scott Thomas no desentonaría en absoluto.
Su carrera se ha desarrollado con comodidad en Europa, indistintamente en inglés o en francés, y Hollywood y fue nominada al Oscar por “El paciente inglés” (1996). El suyo es un toque de distinción, incluso cuando ha encarnado a la lideresa de una organización criminal con un aspecto más propio de las implicadas en la marbellí Operación Malaya que en la alta burguesía europea.
Nacida en Cornualles en 1960, su infancia y adolescencia estuvo marcada por la tragedia de perder a su padre, militar, en un accidente de aviación, y a su padrastro en las mismas circunstancias, algo que le llevó a someterse a terapia a una edad muy temprana. No tardó en decir que quería ser actriz y nadie le apoyó en su decisión, ni siquiera quiénes le impartían clases de interpretación que le dijeron que no tenía talento.
Con 19 años Kristin Scott Thomas dejó Inglaterra y se mudó a Francia para ver si ahí conseguía una oportunidad como actriz. Trabajó como dependienta, niñera y modelo antes de conseguir sus primeros trabajos como intérprete en la televisión. Fue fichada por Prince para su debut en la dirección, “Under the Cherry Moon” (1986), que fue un batacazo monumental. En aquel momento Kristin Scott Thomas pensó que su carrera había muerto antes de empezar pero se equivocó.
Encontró refugio en la televisión francesa hasta que intervino en “Agent trouble” (1987) junto a Catherine Deneuve, película con la que demostró que era alguien a quien poder extraer petróleo. Su carrera comenzó a ascender interviniendo en películas tanto francesas como británicas y en producciones televisivas con cierto caché como “El décimo hombre” (1988).
1992 marcó un punto determinante en su trayectoria ya que trabajó en “Lunas de hiel” de Roman Polanski, encarnando a la esposa insatisfecha del personaje encarnado por Hugh Grant. La polvareda levantada por este "sexy thriller", que jugaba a explotar el morbo de Emmanuelle Seigner bajo la salaz batuta de Roman Polanski, no se tradujo en un éxito de taquilla ni de crítica pero la película hizo que Hollywood se fijara en la presencia de Scott Thomas.
Lo mejor estaba por llegar. Después de de “Lunas de hiel” (1992) volvió a coincidir con su compañero de reparto Hugh Grant en “Cuatro bodas y un funeral” (1994), una comedia romántica que terminó convirtiéndose en un gran éxito mundial.
Kristin Scott Thomas, con esa presencia tan sofisticada y arrolladora, estuvo deslumbrante con una interpretación repleta de ironía y digna del mejor humor inglés, encarnando a la estirada Fiona que busca a un hombre a su altura aunque desgraciadamente no va a ser otro que su mejor amigo; que no es para ella porque está hasta las trancas por otra mujer. Scott Thomas se hizo con el Bafta a la mejor actriz de reparto por su actuación.
La actriz demostró que no era flor de un día y, a partir del éxito cosechado por “Cuatro bodas y un funeral”, fue a más paulatinamente. Trabajó en “Ricardo III” (1995), la taquillera “Misión imposible” (1996) y en ese momento llegó “El paciente inglés (1996).
Scott Thomas se hizo con el papel de Katharine Clifton, en lugar de Demi Moore que era la opción querida por Miramax, cumpliendo el deseo del director Anthony Minghella. Cuesta imaginarse a la Moore encarnando a una mujer de la alta sociedad británica cuya presencia recuerda a las estrellas más míticas y estilosas del cine clásico.
Kristin Scott Thomas resultó perfecta como esa adinerada dama que, junto a su marido, financia una expedición realizada en el norte de África, antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, y que termina enamorándose del conde que lidera el proyecto. “El paciente inglés” resultó ser una digna sucesora de las grandes producciones románticas y exóticas del cine clásico, es una lástima que eso ya se haya perdido, y fue un éxito incontestable, el caballo ganador de 1996.
Kristin Scott Thomas (que volvería a ser candidata al Bafta) lograría la candidatura al Oscar a la mejor actriz cuando salía menos minutos en pantalla que su compañera en el film, Juliette Binoche, que resultó ganadora como mejor actriz de reparto. Scott Thomas no ganó, no tenía opciones frente a la Frances McDormand de “Fargo”, y “El paciente inglés” terminó la noche de los Oscar con 9 estatuillas.
Hollywood le abrió la puerta a Scott Thomas ofreciéndole “El hombre que susurraba a los caballos” (1998), dirigida y protagonizada por Robert Redford, y “Caprichos del destino” (1999) de Sydney Pollack junto a Harrison Ford. Ambas no funcionaron de la manera esperada y ella vio que lo mejor estaba en Europa.
De todas formas hay que destacar que la actriz formó parte del espectacular reparto de “Gosford Park” (2001) de Robert Altman que se llevó todos los premios de la crítica de ese año y que es uno de esos trabajos que deberían justificar la creación de un Oscar a la mejor labor de casting.
En este siglo XXI la presencia de Kristin Scott Thomas ha estado fuera de discusión. Especialmente en el cine europeo que le ha permitido brillar e incluso alejarse de los papeles de mujer estirada y distante de la alta sociedad. Eso lo pudo demostrar con la francesa “Hace mucho que te quiero” (2008) de Philippe Claudel, metiéndose en la piel de una mujer que ha permanecido 15 años en prisión por haber cometido un asesinato y que quiere recuperar a su familia y reinsertarse en la sociedad.
Scott Thomas consiguió algunas de las mejores críticas de su carrera pero lamentablemente no encontró hueco en los Oscar celebrados en el 2009, sí que se llevó el premio de la Academia del cine europeo y fue nominada por tercera vez al Bafta.
Su trabajo en “Hace mucho que te quiero” hizo que se ganara a pulso el estatus de gran dama de la actuación, se convirtió en una de esas presencias que dan prestigio, a ello ha contribuido su faceta teatral con la que ha conseguido el éxito tanto en los Estados Unidos como en Inglaterra y Francia. Ganó el Olivier Award en 2008 por “La gaviota” y ha sido candidata al galardón del teatro británico en otras cuatro ocasiones ("Three sisters" en 2004, "Betrayal" en 2012, "Old times" en 2013 y "Electra" en 2015).
En los últimos años ha interpretado a la estirada tía del joven John Lennon en "Nowhere boy" (2009), nominada por ello de nuevo al Bafta, la periodista que se adentra en la memoria histórica en "La llave de Sarah" (2010), la malhumorada jefa de prensa del primer ministro británico en “La pesca del salmón en Yemen” (2011), a la mujer que es seducida tanto por Ethan Hawke en "La mujer del quinto" (2011), Robert Pattinson en Bel Ami, historia de un seductor" (2012) o el alumno de su marido en “En la casa” (2012), película por la que François Ozon se llevó la Concha de Oro del Festival de San Sebastián, o a la despampanante jefa de una organización criminal en “Sólo Dios perdona” (2013), y ha robado las películas sólo con su aparición.
Dio vida a Clementine Churchill en “El instante más oscuro” (2017), formando una excelente pareja con Gary Oldman, hay química y se nota la complicidad entre ambos algo que también se puede comprobar en la serie “Slow horses” de Apple TV+. Por “El instante más oscuro” se vio arrastrada por el efecto Gary Oldman, que se llevó el Oscar al mejor actor, y la actriz fue nominada por quinta (y hasta ahora última vez) al Bafta.
En los últimos tiempos también se le ha podido ver en la teatral "The party" (2017), el drama de superación artística "La clase de piano" (2018) o como una esposa de militar reconvertida en directora de coro en "¡Qué suene la música!" (2019). También se ha atrevido a ser la temible señora Danvers en una nueva y desastrosa adaptación de “Rebeca” (2020).
Tampoco le ha hecho ascos a la televisión, además de la mencionada “Slow horses” intervino en la exitosa y premiada “Fleabag” por la que fue nominada al Emmy 2019 como actriz invitada. En 2023 ha debutado en la dirección con "North Star", la cual protagoniza junto a Scarlett Johansson, Sienna Miller, Emily Beecham y Freida Pinto y en la que encarna a una viuda que reúne a sus tres hijas para su boda.
Mary Carmen Rodríguez