In Memoriam: Val Kilmer, la personalidad de la estrella que no necesitó serlo
Querido Teo:
A los 65 años ha fallecido Val Kilmer, actor que nunca terminó de asentarse en el estrellato a pesar de que Hollywood le dio buenas oportunidades para ello durante la segunda mitad de los 80 y sobre todo en la década de los 90. Seguramente tuviera mucho que ver su personalidad independiente y con convicciones propias (muchos le tacharon de “problemático”) pero sí que se lleva el cariño de muchos compañeros y también de un gran número de espectadores saliendo siempre airoso de todos los géneros (prácticamente todos) que abordó en su carrera. Lamentablemente sus últimos años estuvieron marcados por el devastador cáncer de garganta que le mermó (siéndole diagnosticado en 2014 y anunciado por él tres años después) y que le ha llevado a la muerte por las complicaciones derivadas de una neumonía.
El documental "Val" (2021), de marcado carácter emotivo y redentor con su hijo prestándole la voz perdida a causa de la enfermedad partiendo del archivo de unas estimadas 800 horas de grabaciones del propio actor, y “Top Gun: Maverick” (2022), que nos regaló ese guiño nostálgico entre Maverick e Iceman, cerraron el círculo de una figura que mereció más suerte y cuyo nombre también queda unido a la leyenda cinematográfica de Batman siendo el que se puso el traje en la película menos mala de las dos que sobre el personaje dirigió Joel Schumacher. En 2020 publicó sus memorias "I'm your Huckleberry: A Memoir" y allí no hizo más que refrendar que frente a su apariencia rebelde se escondía alguien sensible con una gran fragilidad.
Kilmer, hijo de un promotor inmobiliario y una ama de casa, nació el 31 de diciembre de 1959 en Los Ángeles y creció filmando la vida a su alrededor en una cámara de 16 milímetros refugiándose con ello del divorcio de sus padres primero (cuando él tenía 9 años) y después por la muerte de su hermano pequeño, Wesley, de 15 años, en 1977, debido a un ataque epiléptico mientras se bañaba en un jacuzzi.
Educado en Chatsworth, en el Valle de San Fernando, al norte de Los Ángeles, y tras salir con honores con tan solo 17 años de la prestigiosa Juilliard School de Nueva York, Val Kilmer probó el teatro (debutó en Broadway con "The Slab boys" en 1983 junto a Sean Penn y Kevin Bacon llegando a interpretar a Hamlet en 1988) y debutó en el cine con “Top Secret!” (1984) de Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker, sátira llena de brío hacia el cine bélico interpretando a un cantante usamericano reconvertido en agente secreto que trabaja con la Resistencia Francesa, no tardando en opositar para nuevo galán con un punto de rebeldía.
Tras ello, y dispuesto a aprovechar su oportunidad, estuvo en “Escuela de genios” (1985) de Martha Coolidge, rivalizó con Tom Cruise tirando de soberbia y testosterona en “Top Gun” (1986) de Tony Scott y formó parte de la generacional y aventurera “Willow” (1988) de Ron Howard dando vida al guerrero Madmartigan.
"The Doors" (1991) de Oliver Stone se concibió como el trampolín definitivo encarnando al mítico Jim Morrison desde sus días como estudiante de cine del UCLA en Los Ángeles hasta su temprana muerte a sus 27 años en París en 1971. Un ejercicio de inmersión que llevó a pedir que todos lo llamaran "Jim" y que no le miraran a los ojos. No obstante su rutilante físico hizo que la industria le encasillara más para películas populares y de acción que prestigiosas u orientadas a premios. Quizá mereció más suerte por este trabajo siendo valorado en positivo con el paso del tiempo.
Más adelante llegarían “Corazón trueno” (1992), “Amor a quemarropa” (1993) o “Extremadamente peligrosa” (1993) pero hay que destacar especialmente a su cowboy romántico y con valores Doc Holliday de “Tombstone: La leyenda de Wyatt Earp” (1993). Su momento álgido se culminaría con “Batman Forever” (1995), “Heat” (1995), “La isla del Dr. Moreau” (1996), “Los demonios de la noche” (1996) o “El Santo” (1997), un nuevo intento para asentarlo en la iconografía del cine de acción de la época abordando todos ellos con precisión y frialdad no dejando nada al azar.
También puso voz en “El príncipe de Egipto” (1998) e interpretaba a un ciego entre la sensibilidad y el tormento en la romántica “A primera vista” (1999). Hollywood no sabía muy bien que hacer con alguien con una personalidad demasiado obsesiva y temperamental para ser estrella y, teniendo en cuenta que ni fue capaz ni seguramente quiso seguir la estela de nombres como Tom Cruise, Brad Pitt o Leonardo DiCaprio, su carrera fue menguando en el siglo XXI apareciendo en “Pollock” (2000), “Planeta rojo” (2000), “Dinero sucio” (2002), “Anónimos” (2003), “Wonderland” (2003), “Desapariciones” (2003), “Spartan” (2004) o “Alejandro Magno” (2004).
“Kiss Kiss Bang Bang” (2005) fue su último gran trabajo haciendo tándem con un Robert Downey Jr. en un momento de inflexión de carrera para ambos. Si bien Downey Jr. estaba a punto de resurgir definitivamente gracias a Marvel, tras años de adicciones y sus populares crónicas desde el trullo, en el caso de Kilmer no era más que el canto del cisne de lo que vendría después. Lo mejor ya quedaba atrás. En todo caso la química entre ambos y su gozoso "timing" cómico elevó a la siempre reivindicable cinta de Shane Black.
Trabajos alimenticios y menores que todavía se agudizarían más con una cruel enfermedad que, debido a la quimioterapia y a un par de traqueotomías, le hizo perder la voz pero con los que no quiso resignarse a dejar de aparecer en la pantalla lo que haría que le viéramos en “Déjà Vu” (2006), “La conspiración del silencio” (2008), “Teniente corrupto” (2009), “Twixt” (2011), “Palo Alto” (2013), “Song to song” (2017) o “El muñeco de nieve” (2017).
No obstante el gran trabajo de Val Kilmer (o por lo menos del que estaba más satisfecho) vino en “Citizen Twain”, el monólogo que él mismo escribió, dirigió y protagonizó en 2010 centrado en Mark Twain, su gran ídolo y nombre clave de la literatura estadounidense que se reflejaría en la pantalla en "Cinema Twain" (2019). Kilmer representó el monólogo por varias ciudades de Estados Unidos, recibiendo buenas críticas, y aunque estuvo relacionado con varios proyectos sobre él nunca pudo interpretarlo en el cine.
En 1992 el crítico de cine Roger Ebert señaló: "Si hay un premio para el actor más anónimo de su generación, Kilmer debería recibirlo". Quizá sea la mejor forma de definir a un nombre más reconocible y querible por el público que reverenciable por la crítica o habitual para los premios.
De profundas creencias cristianas, consideró que su mejor tratamiento contra la enfermedad fue rezar, tuvo un buen número de relaciones previas a Joanne Whalley, actriz con la que coincidió en "Willow" y estuvo casado entre 1988 y 1996 teniendo de su relación dos hijos; Mercedes en 1991 y Jack en 1995. En 2021, Val confesó debido a sus años de cerrazón religiosa a la hora de encarar su enfermedad al margen de la ciencia: “La fe me tuvo ciego, pero ellos me trajeron de vuelta”. Kilmer vivió durante muchos años en un racho de Santa Fé planteándose en más de una ocasión presentarse a Gobernador de Nueva México.
Nacho Gonzalo